Las legislativas en Estados Unidos han dejado un Congreso dividido y un reto para el presidente del país, Joe Biden: sacar adelante la agenda de sus dos últimos años de mandato con una Cámara de Representantes en manos de los republicanos.
De los comicios del pasado 8 de noviembre ha salido una mayoría conservadora en la Cámara Baja y los demócratas mantienen el control del Senado, con lo que a partir del 3 de enero se abrirá una nueva legislatura que se prevé agitada.
Ante estas perspectivas, nada más conocerse el miércoles los resultados en la Cámara de Representantes, Biden tendió la mano a los republicanos para colaborar: "El futuro es demasiado prometedor como para estar atrapados en una guerra política", afirmó en un comunicado.
A la espera de cómo se desarrolle el futuro ciclo legislativo, los conservadores han nominado ya a Kevin McCarthy, el actual líder de la minoría en la Cámara Baja, como posible sucesor de la demócrata Nancy Pelosi en la Presidencia del hemiciclo.
El llamado "speaker" marca el calendario legislativo, al gestionar qué proyectos de ley van a ser debatidos y cuándo.
Esto da a los republicanos mayor poder y visibilidad que si se hubieran hecho con el liderazgo del Senado, explica a EFE Paul Beck, profesor emérito de Ciencias Políticas en la Universidad de Ohio, que anticipa un bloqueo sistemático de cualquier normativa demócrata por parte de los conversadores.
A los progresistas les quedará a su vez con su control del Senado la exclusividad de confirmar las nominaciones presidenciales de cargos en la Administración, los jueces federales y los embajadores, y de celebrar los juicios políticos de funcionarios federales.
El actual clima de polarización en el país hace muy probable, en opinión del politólogo, que cualquier nueva normativa se vea frenada en una u otra cámara y que Biden se vea obligado a recurrir a decretos ejecutivos para sacar adelante sus propuestas.
El giro no será solo legislativo: los republicanos adelantaron a principios de mes que en caso de recuperar la Cámara de Representantes preveían investigar la "politización" del FBI o las razones que llevaron a registrar la mansión del expresidente Donald Trump (2017-2021) en agosto.
También tienen en su punto de mira por qué se decidió crear una nueva oficina de Terrorismo Nacional en la Sección Antiterrorista de la División de Seguridad Nacional y la investigación a Hunter Biden, hijo del actual inquilino de la Casa Blanca, por presuntos delitos fiscales y una declaración falsa relacionada con la compra de un arma.
El primer ejemplo de cómo puede desarrollarse ese equilibrio de fuerzas puede llegar en breve, en la negociación sobre el techo de la deuda. Los republicanos amenazan con supeditar el aumento de ese límite de endeudamiento a que los demócratas apliquen recortes en la Seguridad Social y en el plan sanitario para mayores de 65 años Medicare.
"Va a haber un juego interesante en los próximos dos meses", anticipa Beck sobre el fin de la actual legislatura, en la que los demócratas dominan las dos cámaras.
Los llamamientos públicos de miembros destacados de ambos partidos coinciden de momento con la necesidad de tender puentes.
"Actuamos siempre que podemos desde una perspectiva bipartidista. Damos la bienvenida a los republicanos para trabajar juntos y sacar cosas adelante", dijo este martes el líder de la mayoría demócrata en el Senado, Chuck Schumer.
Desde el bando contrario también se apostó por acercar posturas: "Hay mucho trabajo por delante. Si queremos soluciones para los estadounidenses deberemos encontrar un terreno común de entendimiento", sostuvo a su vez el senador John Thune.
Está por ver sin embargo la influencia que pueda jugar Trump en los dos próximos años antes de las presidenciales de 2024, a las que confirmó esta semana que se presentará como candidato.
Pese a que han crecido las voces de quienes opinan en el seno del Partido Republicano que ha dejado de ser una baza, el apoyo que sigue recibiendo por parte de la militancia puede llevar a que, según el profesor de la Universidad de Ohio, los representantes de esa formación política opten por dejarse llevar por sus postulados para no perder a esas bases.