La publicidad está en todas partes: en la vía pública, en el transporte, en los centros comerciales y hasta al interior de universidades.
El consumo de bebidas energéticas e isotónicas se ha masificado a la población general, a pesar de que la ley establece que son productos dirigidos exclusivamente a deportistas.
Según la empresa de investigación de mercados Euromonitor, solamente durante el 2018 en Chile se consumieron 41.9 millones de litros de bebidas energéticas, lo que equivale a 2,3 litros por persona.
Actualmente, este tipo de productos son regulados por el Reglamento Sanitario de Alimentos y la Ley de Etiquetado de Alimentos.
La Corporación Nacional de Consumidores y Usuarios (Conadecus) realizó un estudio con el objetivo de conocer los hábitos de consumo de este tipo de bebidas, especialmente en menores de edad.
Para ello se realizaron grupos focales con personas de entre 14 y 30 años, consumidores habituales de estos productos, además de un análisis de la publicidad de seis marcas: Red Bull, Monster, Mr. Big, Score, Gatorade y Powerade.
“El estudio nos arrojó resultados sorprendentes, especialmente vulneraciones a la Ley de Etiquetado. Lo más preocupante es que algunas de estas empresas están promoviendo eventos para menores de 14 años y la publicidad incita a esos menores a consumirlas lo cual está prohibido”, aseguró Hernán Calderón, presidente de Conadecus.
Bebidas mal rotuladas
Según establece la Ley de Etiquetado de Alimentos, los envases deben indicar a través de sellos de color negro si un producto es “Alto en” calorías, azúcar o sodio. El sello debe estar en la cara frontal del envase donde puede ser claramente visualizado por el consumidor.
Sin embargo, esto no ocurre en las seis marcas investigadas. Sus etiquetas están en los costados, por lo que, si se apilan una al lado de otra, se pierde la visión de la advertencia.
Además, algunas latas presentan poca legibilidad sobre la seguridad de su consumo. En el caso de las bebidas isotónicas, sus niveles de azúcar y sodio no son lo suficientemente altos como para poner sellos, pero no deberían ser consumidos por menores de edad.
Otro de los problemas que detectó la investigación son las porciones versus la cantidad de azúcar. Solo una de las marcas contenía una porción por lata, mientras que las otras cinco tenían dos, tres y hasta cinco porciones por lata.
En el grupo focal, los jóvenes entrevistados reconocieron haber sufrido malestares físicos como taquicardias y mareos. Y ellos dicen consumir entre dos o tres latas de bebida energética al día.
“Lo dramático de este estudio es que el consumo parte a los 14 años, donde se los motiva a beberlas entre pares, con latas de colores y diferentes sabores y donde se ofrece esta promesa de energía superlativa, que podemos hacer todo lo que queramos en el día con este consumo de bebidas”, explica Nataly Gutiérrez, presidenta del Colegio de Nutricionistas de Chile y quien participó también en el proyecto.
Publicidad para menores de edad
Otra irregularidad detectada por el estudio fue hacia dónde va dirigida la publicidad de algunas marcas. En el caso de Monster, se descubrió que estaría infringiendo el Reglamento Sanitario de Alimentos al auspiciar actividades deportivas para niños y niñas desde los 10 años.
La bebida Monster Energy tiene más de 11 gramos de azúcar por 100 ml., cuando la ley establece que la publicidad de productos para menores de esa edad no debería sobrepasar los 5 gramos por cada 100 ml.
“La recomendación que damos es revisar la ley y volver a reglamentarlas para poder rayar la cancha o quitarle los suplementos vitamínicos y dejarlos en la misma categoría que las bebidas gaseosas”, dice Gutiérrez.
Actualmente existe un proyecto de ley para prohibir el consumo de bebidas energéticas en menores de 15 años, pero su tramitación no ha avanzado en el Senado.