Lanzado decididamente a la arena política como el fenómeno de la alt-right en la Argentina, el economista Javier Milei escala en la consideración pública y mediática como una salida a desgastadas estructuras partidarias. Explotando e interpretando ese cansancio, sobre todo del sector juvenil que tiene otra percepción de la política del pasado, el libertario se abre paso como el símbolo de la rebeldía que viene a devorarse de un bocado a la “casta política”.

Ese es el norte trazado y el enemigo puesto por “el León”, un outsider -como él mismo se denominó- en el que conviven un fanático de Milton Friedman y un ex arquero de las inferiores de Chacarita, es decir, un espíritu capaz de acomodarse a los tiempos y a las circunstancias.

Pero más allá del contexto, hay algo en lo que Milei es coherente desde siempre, y es su odio hacia el populismo. Como imagen de ese desprecio, contó que dejó de ser hincha de Boca cuando el ídolo Juan Román Riquelme volvió de la mano de Daniel Angelici, gesto que el despeinado economista consideró un “acto populista” por parte del entonces presidente del club de la ribera.

Ahora, luego de consolidar un digno 13% en las Paso en la Capital Federal, y a punto de convertirse, junto a Victoria Villarruel, en el primer diputado libertario del país, se muestra dispuesto a tender puentes con la tradición política que vino a destruir y a la cual asegura no pertenecer, a pesar de sus probadas relaciones con el establishment empresarial y su pasado como asesor gubernamental.

Lo cierto es que sus recientes coqueteos con el ala dura del macrismo genera incomodidades al interior de la principal fuerza opositora, porque el excéntrico personaje marcó una clara línea entre los “amantes de la libertad” y lo que desde ese círculo dan en llamar “la socialdemocracia”: un amplio abanico de significado que va desde la izquierda más dura, pasando por el kirchnerismo, hasta el ala blanda de Juntos por el Cambio, representada por Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.

En ese escenario, Javier Milei opera como un salvoconducto discursivo por su “afinidad ideológica” con los Halcones comandados por Patricia Bullrich y, a la vez, como una amenaza latente de ruptura que apuntala el peso de las palabras a la hora de dirimir las candidaturas hacia 2023.

Al mismo tiempo, la apertura de la esfera de sentido por parte del profesor universitario puede ser un arma de doble filo, porque podría incluir -como los últimos actos ilocucionarios lo demuestran- a personajes relacionados con las viejas formas de la política y, de esa forma, terminar fagocitado por la disputa que mantienen entre sí “los dos modelos”.

El patio de Milei

En octubre de 2020, el candidato de Avanza Libertad Javier Gerardo Milei y la ex ministra de Seguridad Patricia Bullrich Luro Pueyrredón se encontraron en la mesa de Mirtha Legrand, donde protagonizaron un duro cruce.

En ese encuentro, la ex ministra de Trabajo del gobierno de la Alianza llegó a calificar de “fuego amigo” los ataques del ex panelista de TV hacia el diputado Fernando Iglesias. Mientras la jefa de los Halcones buscaba posicionar al macrismo como el “espejo del kirchnerismo” y meter al libertario en su jardín, su contrincante del otro lado de la mesa aseguró que “no hay liberales en Juntos por el Cambio” y marcó una clara diferencia, al descartar sintonías ideológicas con un espacio al que consideró, directamente, dentro de la centroizquierda: “Cuando tuvieron que subir impuestos, votaron igual”, arremetió.

A un año de aquel encuentro, las diferencias se fueron achicando, sobre todo tras el resultado en las primarias que colocan a Javier Milei como un potencial aliado del ala dura en la Cámara de Diputados, en el marco de la disputa por la candidatura presidencial que mantienen ambas facciones en el Operativo Volver.

Tras el acto eleccionario del 12 de septiembre, el asesor de la Corporación América -la concesionaria de aeropuertos de Eduardo Eurnekián- y la ex militante de Montoneros se volvieron a encontrar, esta vez, en el canal La Nación+, donde protagonizaron un simbólico abrazo.

Pero el coqueteo llegó a su punto cúlmine cuando Milei aseguró que cuando “trazo la línea de los socialdemócratas, la veo en mi patio”, dijo sobre Bullrich, con quien no descartó compartir una fórmula presidencial por la “afinidad ideológica” que comparten.

No obstante, esa no era la primera vez que se veían desde el incidente en el programa conducido por Juanita Viale, ya que compartieron una “cena secreta” en marzo pasado, según reveló Perfil, reunión orquestada por Marcelo Peretta, un amigo en común, dirigente del sindicato de farmacéuticos y bioquímicos y señalado como “la pata sindical del PRO”.

El giro de 180 grados en su relación con la ex ministra se arraigó con la arremetida del economista hacia Rodríguez Larreta, a quien directamente insultó llamándolo “zurdo de mierda”, todo un mensaje y un llamado de atención hacia los sectores más puristas de la coalición opositora.

Mauricio Macri se anotició de los acercamientos y, si bien expresó una coincidencia parcial con sus ideas, tomó distancia del discurso abolicionista del Estado que expresa el candidato a diputado de La Libertad Avanza: “Soy creyente de la libertad, pero llegan a niveles de anarquismo, dicen que no tiene que haber sistema, y ahí estamos en un borde en el cual no me siento identificado. La democracia es el peor de los sistemas pero es el único posible", dijo el ex presidente, actualmente más preocupado por el terreno judicial que por el político.

Al referirse a la posibilidad de aliarse a otros sectores de Juntos por el Cambio, Milei fue claro y aseguró que no puede "tener nada con las palomas porque son socialdemócratas, no puedo tener nada con la UCR porque son la Internacional Socialista, no puedo tener nada con la Coalición Cívica porque son más socialistas que los radicales y no puedo tener nada con el Frente de Todos porque son de izquierda".

Seductor, seguidor y firmante

Las melodías del flautista Milei se extienden en su búsqueda por encantar a los desencantados y, frente a esa realidad, apuesta ahora a capitalizar el voto de aquellos que se reconocen como liberales y que apoyaron a otras fuerzas y, para ello, se ve obligado a ampliar el jardín de la libertad.

Es el caso de otro representante de la vieja política, el economista Ricardo López Murphy, que obtuvo el 10% de los votos en las últimas Paso en la ciudad de Buenos Aires. Luego de conocerse los resultados, el seguidor de la escuela austríaca señaló que “el liberalismo se llevó el 25%”, en un guiño a quienes apoyaron al ex ministro de Fernando de la Rúa.

En la misma línea, el autodefinido anarcocapitalista se alineó con otro peso pesado de la derecha latinoamericana, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, cuya gestión fue "la mejor de toda la historia", según palabras del propio Milei.

Además, en declaraciones radiales, confirmó que mantiene "frecuentes diálogos" con el ex funcionario menemista y de la Alianza, así como también con otro ex titular del Palacio de Hacienda, Roque Fernández, vasos comunicantes que deberían tener presentes quienes votan con la esperanza de golpear a la “casta política”.

Otra de las apostillas que relacionan al liberal con la dirigencia más arraigada de los últimos años en el país es la Carta de Madrid, un documento que impulsa el partido de extrema derecha español VOX que Javier Milei firmó junto a varios diputados del PRO, incluido Waldo Wolff, y más de 8.000 "defensores de la libertad y la democracia en Iberoamérica".

Peronismo por la libertad

Entre los dirigentes políticos que podrían ingresar al patio de Javier Milei también se encuentran aquellos nucleados en el “peronismo no colectivista”, con quienes dijo estar dispuestos a “tender lazos”.

Un dato que sorprendió a la arena política fue, justamente, saber que Marcos Urtubey, hijo del ex gobernador de Salta, referente del peronismo no K, trabaja como asesor de campaña de la candidatura del León del liberalismo e, incluso, es parte de su mesa chica.

"El peronismo viene fracasando desde hace 20 años", le dijo el primogénito de Juan Manuel Urtubey a la prensa, y no escatimó en críticas hacia el espacio del que proviene su propio padre: “Termina siendo siempre lo mismo, se quedó en el tiempo con un montón de definiciones”, sostuvo en referencia al movimiento justicialista.

Por el contrario, el joven Urtubey apreció que el libertario "tiene un gran sentido de sensibilidad y la capacidad política de abarcar distintos espacios".

Marcos comenzó en la política “acompañando a mi padre en Salta”. Militó en Alternativa Federal y, desde el año pasado, comenzó a trabajar con José Luis Espert en la provincia de Buenos Aires, aunque reveló que su vínculo con el liberalismo no es nuevo, ya que su abuelo materno "fundó la UCeDé (el partido de Álvaro Alsogaray) en Salta".

Preguntado al respecto, el ex mandatario salteño coincidió con su hijo en que “hay un quilombo en el peronismo”, con lo cual justificó que “un chico de menos de 30 años tiene un registro del justicialismo diferente al que tenemos los mayores”.

A su vez, reconoció que su hijo “está súper entusiasmado trabajando con Milei, hay muchos chicos que se engancharon”, y confesó: “Soy un defensor absoluto de la libertad en serio”.

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Al economista liberal, que además ya arroja líneas hacia fuera de las fronteras argentinas, con sus consecuentes alineamientos con Donald Trump y Jair Bolsonaro, se le presenta un desafío que constituye una trampa discursiva impuesta por él mismo: “Nos metimos en el barro para barrer con el statu quo”.

La confianza que tiene en la mano invisible es tal que, de esa forma, espera torcer el designio histórico de la política argentina como devoradora de terceridades.