El desarrollo de software es una de las actividades económicas que más ha crecido en Argentina durante la última década. Si se toma el conjunto de las ramas, la economía del conocimiento en los últimos años ha equiparado el total en dólares que genera la industria automotriz y, con 6 millones de ingreso de divisas al año, se exporta más software que carne.
Aunque no todos los sectores donde interviene el desarrollo tecnológico mantuvieron el mismo comportamiento durante la pandemia, las perspectivas respecto a actividad, generación de empleo y nivel de salario son positivas. "La existencia de una entidad, con 30 años de antigüedad, ha sido fundamental en el crecimiento exponencial de la actividad", dijo en diálogo con N&P, Alejandro Peña, Responsable de Mercados Externos de la Cámara de Empresas de Software y Servicios informáticos (CESSI).
Además de los grandes desarrollos para la aplicación de teletrabajo, clases virtuales, logística y finanzas, con la pandemia no sólo las jóvenes generaciones se volcaron a las nuevas tecnologías, distintas plataformas desarrolladas en tiempo récord sirvieron para resolver necesidades cotidianas como comprar, pagar servicios, sacar turnos médicos, hacer envíos o entretenerse.
La cuarta revolución que anticipaba la digitalización de industrias globales se consolidó, en muchos casos, en menos de 5 meses. Un ejemplo de la respuesta dinámica y transversal a toda la población que mostró la industria ante los desafíos que puso la crisis sanitaria es el desarrollo de CuidAR Covid-19 y sus constantes actualizaciones.
Así, el software “made in Argentina” que es reconocido en América latina y llega a una inmensa cantidad de países del continente, tuvo que dar respuesta a la demanda de grandes, pequeñas y medianas organizaciones.
—El desarrollo de software, apps, plataformas, interfaces, fue clave a partir de la reconversión que impulsó la pandemia en distintos sectores ¿Qué balance hacen del 2020?
—Pasado el impacto inicial, las empresas comenzaron a reaccionar. La actividad fluctuó por mercados, pero el ebanking, el ecommerce y la industria del software nunca frenaron. En cambio, otras tuvieron que adaptarse. Así, podemos analizar que el éxito de nuestras empresas estuvo atado a la situación de los clientes. Por ejemplo, quienes trabajan para el turismo, hotelería, gastronomía y demás, debieron readaptarse forzosamente.
Como contexto, los datos tanto del mercado interno como externo a nivel nacional aún no están disponibles, pero podemos analizar un primer panorama con la imagen que nos entrega el registro del primer trimestre, donde se registró un aumento del empleo, mientras que caían ligeramente las exportaciones.
—¿Cómo evalúan los efectos que produjo la pandemia en la industria?
—El cambio para la industria del software fue importante. Quedó evidenciado en cómo se aceleró la transformación digital a niveles que se pronosticaban para dentro de cinco años. Todas las empresas y gobiernos, de cualquier tamaño, están cruzados por las necesidades de transformación digital. Hoy el que vende en la calle necesita estar digitalizado, por lo que queda demostrada la necesidad que tienen las empresas de cambiar sus procesos. Sin lugar a dudas, hoy hay que vender con e-commerce. Y esto no sólo se trata de software, sino también de transformar los negocios en gestión de stock, logística, medios de pago, bancos, billeteras electrónicas, cloud, entre otros. Además, es necesaria una mayor digitalización del Estado, ya sea en trámites, turnos, por mencionar algunos ejemplos.
Por supuesto, esto también acarrea sus problemas. En un mundo donde el contacto humano y la relación son cruciales, tenemos un gran obstáculo: los jóvenes no están preparados y no tienen estructura para desarrollar la jornada laboral en sus hogares. Para dar respuesta a esta necesidad, continuarán surgiendo modelos híbridos que llegaron para quedarse.
—¿Qué perspectivas tienen para 2021? ¿Qué necesita el sector para exportar más?
—Aún continuamos en un contexto pandémico, así que se dificulta hacer metas a largo plazo, cómo lo son las previsiones para un año entero. Parte sustancial del trabajo exportador implica viajes, ferias y eventos, con lo cual aumenta la dificultad de establecer estrategias concretas. Sin embargo, sí tenemos claro qué necesitamos para mejorar el potencial exportador:
Mejorar las políticas educativas sustentables para aumentar la cantidad de estudiantes de tecnología. Mayor cantidad de profesionales con manejo del idioma inglés. Capacidad de contratación de recursos fuera de Argentina. Adecuar la ley del teletrabajo a la industria del software.
Mejorar la logística comercial a partir de una presencia público/privada integrada y única. Eliminación de retenciones de exportación e importación de insumos críticos (notebooks/desktops/software base) con gravamen cero. Disponer de aportes económicos en dólares para la presencia física y digital de las PyMEs. Análisis de temas tributarios en los mercados objetivos y capacidad para adaptarnos.
Mejorar el conocimiento de la competencia de acuerdo con nuestros mercados objetivos. Modelos laborales flexibles y acordes con la moneda de pago internacional. Tipo de cambio unificado. Retenciones impositivas de los países contratantes. Firma de acuerdos de doble imposición focalizados en los mercados objetivos. Adecuación y mejora de los existentes. Leyes de promoción estables. Apoyar la transformación de Pymes de 25 a 100 empleados.
—¿Qué beneficios trae la Ley de Economía del Conocimiento?
—Desde la Industria del Software celebramos la reglamentación de la Ley que impulsa y fomenta la competitividad, exportaciones, apertura de nuevos mercados y generación de empleo de todas las empresas del sector: startups, PyMEs y grandes compañías. Más allá de esto, el trabajo desarrollado en el Plan Estratégico, con proyecciones basadas en la existencia de políticas tributarias similares a las de la Ley de Promoción de la Industria del Software y la actual Ley 27.506, estima que el número de la exportación se acercaría a los US$10.000 millones para 2030.
Según el Observatorio Permanente de Software y Servicios Informáticos (OPSSI) perteneciente a la Cámara de Empresas de Software (CESSI), este sector logró exportaciones por más de 2.000 millones de dólares en 2017 pero los valores cayeron en 2018, cuando el Gobierno de Mauricio Macri le aplicó retenciones.
En 2019 se logró una leve recuperación al ingresar 1.787 millones de dólares, pero en 2020 el contexto de crisis económica que provocó la peor catástrofe sanitaria global, volverá a caer en torno a los 1.600 millones de dólares. |