Es la historia de una Heidi: llegó de la montaña de Ushuaia al empedrado de Buenos Aires. Santiago Artemis (29), es un diseñador que cuando estudiaba Diseño de Indumentaria, atraía miradas en los pasillos de la UBA porque iba vestido con pollera.
"Yo era consciente de que, si provocaba y llamaba la atención, me iba a destacar, porque confiaba en mi conocimiento. Me lookeaba, entraba a los lugares del ambiente y todos se quedaban petrificados: ` ¿Quién es ese chico?´. Llamaba la atención, generaba controversia, pero no me peleaba con nadie. Podía quedar ridículo, pero era un loco con causa, había una idea. Una vez que me entendieron, adoptaron mi estilo. Claro, diseñaba ochentoso cuando todo era moderno, usaba tacos siendo hombre, me ponía una pollera sin ser mujer, rozaba con los géneros, rompía las estructuras heteronormativas y proponía cosas disruptivas, porque me vestía como mujer siendo varón. Avancé en contra de todo, y funcionó", arranca narrando parte de su historia.
Por otra parte, resalta que nuestro país se destaca porque es “abierto”: “Yo no hubiese llegado donde estoy si no hubiera sido por Argentina. Si la gente de mi país no me aceptaba, no hubiese llegado a ningún lado. Argentina es muy tolerante, muy. Y es curiosa. La gente en general siempre fue muy copada conmigo, fue un soporte. En otros países no sé si me hubiesen dado tal apertura”. Pero, por otro lado, destacó el morbo, la envidia de los argentinos de ver caer al otro: “Somos resentidos. Hay que vencer eso. Menos crítica, más amor”.
“Ver gente en la calle me pone muy mal. También me gustaría que hubiera más oportunidades para los jóvenes. Aunque, si no aparecen, tenemos que crearlas nosotros. Cuando empecé mi carrera no había un gay en la moda que llamara la atención. Me dije: “Si no está, yo lo creo”. Los jóvenes pueden hacer del mundo un mejor lugar, y de hecho está sucediendo. Lo notamos con temas como la inclusión y el veganismo”, destaca.
En cuanto a la homosexualidad, deja entrever un problema social: “muchos chicos me dicen que se inspiran en mi ropa, en mi imagen. Padres que me cuentan que sus hijos son gays y salieron del closet después de ver mi serie (No hay tiempo para la vergüenza, de Netflix). La alegría que transmito para mí también es una inspiración. Sólo hay una cosa más linda para el ser humano que vivir de su vocación, ser uno, vivir con la verdad, caminar, en mi caso, con tacos por la calle, sabiendo que no le debo nada a nadie. Si vivís feliz así con tu verdad, te respetás y respetás, no te puede ir mal. Ahí también me siento una inspiración”.
Compartiendo la visión de Artemis de poder crecer en nuestra propia verdad y buscar oportunidades que nos ayuden a crecer, te invitamos a quedarte prendido a la campaña y nos cuentes qué es lo que te inspira. Acompañanos en las redes sociales usando los hashtags #Principios2021 e #Inspiración2021 y descubrí los cambios que querés hacer.|