Ocupate de tener los materiales que necesites con anticipación. Si empezás a juntar el material cuando deberías empezar a estudiar, te va a faltar tiempo para preparar tus materias. El éxito en tus exámenes depende mucho de tu capacidad de planificación.
Administrá el tiempo con realismo. Normalmente, uno piensa que puede hacer mucho más de lo que en realidad puede. Tiende a sobreestimar la propia capacidad y a subestimar la dificultad de lo que hay que estudiar. Empezá a leer, fíjate cuánto podés leer o estudiar y medí el tiempo que tardás. Planificá cuántos días de estudio necesitás en base a la realidad. Esto va a disminuir la presión y tu capacidad de estudio va a ser mayor.
Empezá a estudiar anticipadamente. Esto es difícil porque seguramente, tenés cosas más atractivas que hacer. Pero si lo hacés, tendrás tiempo de repasar y tu cerebro tendrá el tiempo que necesita para procesar la información. Repasar a las 24 horas, te garantiza un 80% de retención. Si repasás a la semana de haber estudiado, tu retención será del 100%.
Planificá objetivos claros para cada día y la recompensa que tendrás por haberlos cumplido. Tratá de que no sean objetivos excesivamente ambiciosos. Por ejemplo, por cada hora de concentración en el estudio, podés otorgarte 10 minutos de videojuegos. Si estudiás durante seis horas al día, podés contar con una hora de diversión sin culpas.
Fragmentá los tiempos de estudio. Tu atención necesita que hagas recreos para poder volver a concentrarte. Por eso, no te exijas durante muchas horas de corrido. El sistema Pomodoro es ideal para esto. Consiste en descansar durante 5 minutos después de 25 de concentración. Lo mejor es que te levantes, te prepares algo para tomar, estires las piernas y recién después retomes el estudio. Una pausa activa también es una buena opción. Eso sí: los 25 minutos de concentración deben ser reales. Por eso, no te olvides de poner en silencio tu celular y evitar las distracciones.
No te relajes en subrayar tus textos. Hacé notas, escribí, dibujá cuadros. La idea es que reelabores lo que leíste. Tu cerebro va a memorizar mucho más los contenidos y tu mente será más hábil para recuperarlos de la memoria. Esta estrategia, también mejora tu nivel de comprensión.
Es ideal estudiar con otras personas y explicarse mutuamente los mismos contenidos. La elaboración del otro te otorga una perspectiva y forma de transmitir distinta a la tuya a la vez que te permite incorporar los contenidos también por el sentido de la audición. Cuando sos el que transmite la información, tenés que reelaborarla mentalmente de manera que el otro la comprenda. Te va a ayudar a fijar contenidos y a prepararte para el examen si es oral.
Empezá por lo más difícil. Es mejor que te ocupes de esos contenidos cuando tenés más tiempo y no sentís la presión de la fecha de examen. Los contenidos fáciles no serán un problema cuando tu mente se sienta bajo presión por la cercanía del examen.
Contemplá al ocio en la organización de tu día. No permitas que el día se convierta en estudiar, comer y dormir. Se ha comprobado que si desconectás tu mente de los contenidos de estudio, la mente los consolida con mayor eficacia. La falta de descanso se conoce como “sobreaprendizaje” y lo único que puede generarte es estrés.
La música mejora la atención. Pero no cualquier tipo de música. Podés estudiar con música tranquila y que sea instrumental. Investigaciones de la Universidad de Stanford avalan la utilidad de la música clásica como potenciador de la atención.
Aprendé a respirar para controlar la ansiedad. La respiración es una herramienta infalible para esto. De hecho, es una de las formas comprobadas de tratamiento para los trastornos de ansiedad. Si tenés pensamientos negativos respecto a tu capacidad o a los exámenes, podés usar la respiración también para controlar estos pensamientos que pueden conspirar contra tu capacidad de estudio.
Antes de rendir, escribí en un papel todas las preocupaciones que tenés respecto del examen. Sacalas de tu mente para que no ocupen espacio ni entorpezcan tu pensamiento a la hora de rendir. |
(*) Dra. Gabriela González Alemán, Dra. en Genética del Comportamiento y fundadora de Brainpoints (MN 33343) Instagram: @brainpoints