Los Oscar 2021 han dado una de las entregas más dinámicas, ágiles, sobrias y emotivas de los últimos años. Chloé Zhao se convierte en la segunda mujer en conseguir un Oscar a la Mejor Dirección y como mejor película, Nomadland supera las expectativas. Los mejores momentos de una fiesta que hacía falta.
Después de posponerse dos meses por el impacto de la pandemia, este domingo se celebró la 93 edición de los Oscar con bastante “normalidad”. El formato no fue ni en remoto ni híbrido, como ha sucedido con las galas de otros premios durante el último año, por ejemplo, los Globos de Oro.
En esta ocasión, tuvo lugar en dos espacios de Los Ángeles: el famoso Dolby Theater, sede desde 2002, y, como novedad, en la Union Station, una estación de tren convertida en un plató espectacular. Además, todos los invitados se hicieron varias PCR los días previos y les tomaban la temperatura antes de entrar en ambas sedes. Gracias a esas medidas, pudimos ver una alfombra roja llena de caras conocidas sin mascarilla y disfrutar de momentazos durante la fiesta de Hollywood.
Sabíamos que iban a ser unos Oscar atípicos y lo han sido hasta en su previsibilidad. Se preveían hitos, como que una mujer se alzara por segunda vez con el Oscar a mejor directora. Nomadland, de Chloé Zhao, ha ganado el Oscar a mejor película, mejor dirección y mejor actriz para Frances McDormand, su tercera estatuilla.
La principal sorpresa de la noche ha llegado al final, con el Oscar de Anthony Hopkins por El padre, que ha roto las quinielas que se lo daban, post mortem, a Chadwick Boseman. Lo demás, entraba dentro de las posibilidades de una noche, por lo demás, atípica.
Los ganadores
Mejor película
Mejor director
Mejor actor protagonista
Mejor actriz protagonista
Mejor actor de reparto
Mejor actriz de reparto
Mejor diseño de vestuario
Mejor banda sonora
Mejor sonido
Mejor guion adaptado
Mejor guion original
Mejor película de animación
Mejor fotografía
Mejor documental
Mejor montaje
Mejor película internacional
Maquillaje y peluquería
Mejor canción original
Diseño de producción:
Efectos especiales
Una hora antes de que comenzara la ceremonia de los Oscar más atípica desde que la Academia de Hollywood entrega los galardones, la doctora Anne Rimoin se presentaba, como si se tratara de un anuncio promocional –“Hola, soy la doctora Anne Rimoin, profesora de epidemiología en la UCLA y también una gran fan del cine”– porque se trataba un anuncio promocional, para contarle al público que expertos como ella han colaborado para conseguir que la seguridad de todos los asistentes y trabajadores de y a la ceremonia frente al Covid sea total. Nos hemos enfrentado a una gala fina y segura.
En primer lugar, han intentado que nos olvidemos del Covid. Se han evitado las videollamadas a casa y las mascarillas, y para ello, la ceremonia ha sido abordada como si se tratara de un rodaje. Los productores de la gala, entre los que se encuentra Steven Soderbergh, enviaron una carta a todos los nominados para avisarles de ello: “Estamos tratando el evento como un set de rodaje, con cadencias especialmente diseñadas para ello, incluyendo un equipo de seguridad con capacidad para hacer test pcr”.
Para ello, la ceremonia ha tenido lugar en dos ubicaciones diferentes: la estación central de Los Ángeles, como sede principal, y el tradicional Dolby theatre, donde se celebran los Oscar desde 2002, y que ahora ha servido para conexiones puntuales. Y también ha ahorrado no solo en presentadores (la ceremonia no tiene desde 2018), sino también en entregadores: muchos de los nominados han ejercido esa doble función.
Por eso la gala la abrió Regina King, presente por las nominaciones de su película, Una noche en Miami. La actriz y directora hizo una introducción tan correcta y sencilla como ágil: “ha sido un año muy duro, pero nuestro amor por el cine nos ha ayudado a sobrellevarlo”.
Los Oscar han sabido hacer de la necesidad una virtud. El recogimiento del espacio y el menor número de invitados podría dado lugar a una ceremonia pequeña y/o escasa. Pero el guión de la gala, la iluminación, la puesta en escena, la realización, han encajado para conformar una ceremonia íntima, sobria, emotiva y con personalidad.
Emotivo ha sido también el discurso de Thomas Vinterberg al recoger el Oscar a mejor película internacional que se ha llevado su película Otra ronda. El director danés ha recordado la muerte de su hija, fallecida a los cuatro días de que él empezara el rodaje de la película.
El discurso de Chloé Zhao también se emocionó al conseguir el Oscar a la mejor dirección –segunda mujer en conseguirlo después de Kathryn Bigelow–, cuando cualquier otro año sus palabras podrían haber sonado cursis: “Para cualquiera que haya tenido la fe y el valor para aferrarse a la bondad que llevan dentro y a la bondad de los demás”. Parte de su discurso ha sido en chino, igual que su entregador, Bong Joon Ho, el director de Parásitos y ganador del galardón del año pasado, lo ha hecho en coreano y desde Seúl.
E incluso una salida de tono tan simplona como la de Daniel Kaluuya cuando, al recoger su Oscar a mejor actor secundario por Judas y el mesías negro, ha acabado explicándonos que él existe porque sus padres tuvieron sexo, este año solo ha pasado como una gracieta sin importancia.
Los tres hitos cómicos de la noche han corrido a cargo de tres señoras, que se han ganado el apelativo por su edad y por su carisma. La primera, Yuh Jung Youn, ganadora del Oscar a mejor actriz secundaria por Minari, que ha hecho gala del mismo humor que su personaje desprende en la película para recriminarle a Brad Pitt, productor de Minari, al mismo tiempo que ligaba con él, su ausencia durante el rodaje: “Señor Pitt, encantada de saludarle, ¿dónde estaba usted cuando estábamos rodando?”.
La segunda, Glenn Close, que se puede permitir el lujo de perrear después de acertar que la canción que le habían puesto para que adivinara, en un concurso sobre canciones que ganaron el Oscar (el único momento de digresión de toda la gala), era Da butt. Daniel Kaluuya, minutos antes, no había sido capaz de acertar que Last dance es de Donna Summer. La edad es un grado no solo para el humor.
Y, después de un in memoriam más rápido que nunca ha llegado la tercera, Rita Moreno. Antes de entregar el Oscar a la mejor película a Nomadland ha recordado que hace cincuenta años del estreno de West side story y que el Oscar más importante de los 10 que se llevó el musical de Robert Wise es el de actriz secundaria.
“Id al cine, ved las películas en la pantalla más grande que podáis”, ha dicho Frances McDormand como productora de Nomadland, al recibir el galardón de mejor película junto a Chloé Zhao. Luego ha aullado, algo que probablemente solo pueden hacer ella, Meryl Streep y Glenn Close, sin que queramos taparnos la cara de la vergüenza.
La gala ha tomado decisiones audaces, pero útiles para aligerar la ceremonia como sacar la interpretación canciones nominadas al previo y que las actuaciones convivieran con una alfombra roja menor que otros años.|