El divorcio más caro de la historia sigue su curso. Tras cuatro años de disputas legales en cinco países diferentes, todo ello después de que el Tribunal Supremo del Reino Unido fijase en 500 millones de euros la cifra que debía recibir Tatiana Akhmedova de su ex marido, el oligarca ruso Farkhad Akhmedov, ahora es el hijo de ambos, Temur, de 27 años, quien se ve arrastrado a un proceso judicial sin precedentes. Su madre, que le acusa de estar confabulando con su padre para evitar que reciba todo lo que se merece por la ruptura del matrimonio, ha decidido demandarle por ayudar supuestamente a su progenitor a ocultar bienes valorados en varios millones de euros.
"Imagínate lo que se siente al ser demandado por tu propia madre. Es una sensación horrible, no deberíamos haber llegado nunca a esto porque yo no he hecho nada malo", asegura el joven en una entrevista para el Mail on Sunday. "Mi madre me dijo que, como me había parido, le debía lealtad, pero yo le dije que mi lealtad estaba de parte de lo que yo considerase que era lo correcto. Lo que hice fue preguntarle por qué me estaba haciendo pasar por todo esto".
Sin embargo, su padre, un magnate millonario del sector petrolífero y aliado de Vladimir Putin, decidió, por ejemplo, comprarle una casa valorada en 35 millones de euros en el centro de Londres cuando apenas tenía 19 años, lo que habla de la relación tan distinta que mantiene con ambos.
Lo que está en juego, sin embargo, es un patrimonio mucho más jugoso. A los 500 millones de euros que le corresponderían a Tatiana, de 52 años, habría que sumarle, por ejemplo, un avión privado, un Aston Martin, unas escopetas Holland & Holland de coleccionista y una pinacoteca valorada en 125 millones de euros. En ella, se incluyen pinturas de artistas como Andy Warhol, Mark Rothko y Damien Hirst.
Ahí, sin embargo, no se acaba la cosa, pues la pieza más preciada de este proceso de divorcio es nada más y nada menos que un súper yate de lujo valorado en 400 millones de euros.
La embarcación, que fue propiedad del ex propietario del Chelsea, Roman Abrámovich, tiene dos helipuertos, un spa, un mini submarino e incluso un sistema de detección de misiles. Todo ello, además, seguramente sea solo la punta del iceberg en cuanto a las propiedades del ya ex millonario matrimonio.