Reforzar la vertiente cultural e impulsar la internacionalización de la Feria del Libro de Buenos Aires serán los principales objetivos de la nueva dirección de la Fundación El Libro, entidad que organiza el mayor evento literario de Suramérica desde hace casi cincuenta años.
La reciente designación de Ignacio Iraola, exdirector editorial del Grupo Planeta para el Cono Sur, como responsable de la comisión de Cultura, consolida esta "orientación" de la Fundación para los próximos años, asegura su presidente Alejandro Vaccaro.
"Esto habla a las claras de que nosotros le damos mucha importancia a la parte cultural, sin descuidar cuestiones de índole profesional y comercial que son muy importantes. Más que un cambio de rumbo, sería ratificar un rumbo y profundizarlo", afirma Vaccaro, quien asumió las riendas del organismo el pasado 20 de septiembre.
Más actividades culturales
Después de treinta años en el Grupo Planeta, dieciséis de ellos como director editorial, Iraola será el encargado de dinamizar todavía más el aspecto cultural de la Feria del Libro de Buenos Aires, que celebró en su última edición más de 1.500 actividades entre conferencias, mesas de debate, presentaciones de libros y talleres.
La propuesta de Iraola, en este sentido, consiste en "agarrarse de la palabra cultura y tomarla por completo", aprovechando para ello la amplísima oferta cultural de Argentina.
"La cabeza que tengo como editor, que va desde la literatura hasta un libro de camisetas de fútbol, por ejemplo, es algo que quiero llevar también a la Feria: no olvidarse de la alta cultura, pero hacerla un poco más popular", asevera Iraola, que compaginará su labor al frente de la comisión de Cultura con trabajos de asesoría para el Grupo Planeta.
Otro de sus propósitos será rescatar una "vieja idea" de la Fundación y de un grupo de sellos independientes: implementar una campaña vinculada no solo a la promoción de la lectura, "sino al hecho de imponer al libro como un producto" al que reivindicar.
"Me parece que falta una política más ambiciosa de acercamiento de la gente al libro. Creo que los libros han tenido mala prensa durante toda la vida, porque la gente no tiene incorporado el consumo del libro y por eso la maldita muletilla de que es caro, cuando tenés libros para todos los públicos", sostiene Iraola.
"Hay una campaña que se debe el sector, que es acercar la persona común al libro y que no esté tan lejos. Tengo la sensación de que es una deuda que estamos abocados a solucionar con campañas dirigidas a trabajar sobre ese punto específico", agrega el editor.
Consolidación e internacionalización
La pasada Feria del Libro de Buenos Aires, una de las primeras del mundo en abrir sin protocolos y sin limitaciones de aforo tras la pandemia, superó todas las expectativas de la Fundación: más de 1,3 millones de personas visitaron el recinto porteño de La Rural entre el 28 de abril y el 16 de mayo, batiendo récords de público y de ventas.
Un éxito que pretenden replicar en la siguiente edición, prevista para el próximo 25 de abril y que contará con la Región Metropolitana de Santiago de Chile como invitada de honor.
"Se da la coincidencia de que se cumplen 50 años del golpe de Estado en Chile y 40 años de la recuperación democrática en la Argentina, así que los derechos humanos, la memoria y la democracia van a estar muy presentes en la edición del año que viene", apunta, por su parte, Ezequiel Martínez, director general de la Fundación El Libro.
Más allá del impacto local y nacional de la Feria, sus nuevos responsables también buscan ampliar su proyección exterior y construir alianzas con otros eventos literarios, como la Feria del Libro de Fráncfort (Alemania) o la de Guadalajara (México).
"Ahí se establecen relaciones, propuestas e intercambios que después repercuten en la Feria del Libro de Buenos Aires, donde están presentes la Feria de Bolonia, de Madrid, de Bogotá... Estamos poniendo mucho acento en tener una presencia internacional importante", expone Martínez.
Crisis del mundo editorial
Como epicentro del sector, la Fundación El Libro no permanece ajena a la crisis económica que sacude Argentina, con precios exorbitantes del papel y una caída sostenida en el número de ejemplares: según Vaccaro, el país suramericano produjo 129 millones de libros en 2014; en 2018, la cifra se desplomó hasta los 26 millones.
"Son 100 millones de libros menos por año que la gente se privó de leer. Si pensamos que el 10 % de esos libros pudieron haberse leído, la cifra es escandalosa", lamenta el presidente de la Fundación, quien aspira a que se "profundicen" las políticas públicas en favor de la industria del libro.