Después de varios meses de cuarentena obligada por el Coronavirus, donde el Gobierno nacional decidió priorizar la salud por sobre la economía, a pesar de sus constantes asistencias mediante el ATP y el IFE; aquellos sectores afectados por la pandemia fueron volviendo al ruedo de poco con las diferentes aperturas que se plantearon desde marzo del año pasado en adelante, sobre todo en la región del AMBA.
Bajo estrictos protocolos fueron reabriendo primero los comercios barriales, luego los restaurantes, los bares, los clubes, las canchas de tenis y de fútbol, los gimnasios y hasta incluso algunos teatros.
Pero lo que nunca más regresó fue el cine, que además de ser un plan cumplidor para parejas y amigos es una industria que cuenta con miles de trabajadores detrás: desde lo que venden las entradas en las boleterías hasta los camarógrafos, productores y los propios actores. Todos, de alguna forma u otra, pertenecen a esta gran industria.
Lo cierto es que el último día que hubo funciones de cine en la Argentina fue el 16 de marzo, cuatro días antes de que Alberto Fernández anunciara el ASPO en una conferencia de prensa. Desde ese entonces, todas las salas y los complejos cinematográficos del país permanecen cerrados. Incluso, en varios de ellos se pueden ver los afiches de las películas que se estrenaban en ese momento.
Algunos representantes de la industria tenían la esperanza de volver a la actividad en enero. De hecho, se habían consensuado con las autoridades de Cultura y Salud exigentes protocolos sanitarios, se tomaron medidas para reacondicionar las salas y cumplir con los requisitos y hasta se llegó a capacitar a buena parte del personal del sector; pero la última publicación del Boletín Oficial respecto al DISPO echó por el aire cualquier ilusión, ya que el Gobierno nacional extendió la prohibición de los complejos cinematográficos hasta el 31 de este mes.
En diálogo con La Nación, Vanessa Ragones, la productora y presidenta de la Cámara Argentina de la Industria Cinematográfica sostuvo que “no hay un solo caso comprobado en el mundo de contagio de Covid-19 dentro de un cine. Ver una película allí es seguro, lo dice la evidencia científica”.
Además, remarcaba que, a diferencia de otras actividades, en el cine “nadie habla, porque está mal visto y porque la atención está puesta en la pantalla. Y al haber silencio no hay microgotas en el aire que abran el riesgo al contagio”.
Oscar García, director de la cadena Showcase, en una entrevista con el diario El Cronista reconoció estar “bastante desesperado con el tema”. Allí explicaba que el cine tiene particularidades más favorables que el teatro - haciendo una comparativa-, ya que no tienen “actores, iluminadores, vestuaristas y toda la parafarnalia de gente que puede llegar a haber detrás de escena, que es mucha”.
“Lo único que tenemos de parecido es el público, y en ese sentido la idea es hacer más o menos lo mismo, que son las limitaciones de capacidad para que cada grupo este distanciado y todas las precauciones de higiene en cuanto a lo que es la limpieza”, añadía.
Gabriel Feldman, CEO de la cadena Mutiplex, dijo en una entrevista radial que los propietarios de los cines argentinos se sienten “discriminados”, añadiendo que no entienden “cuáles son los criterios que manejan las autoridades. Hay actividades bastante similares o incluso más riesgosas, como los casinos o los bingos”.
“Las empresas van a entrar en una crisis terminal, están en una situación muy crítica. No tenemos novedades sobre la continuidad del ATP y se haba de un Repro de $9.000 por empleado, que no es suficiente”, decía Rolando Bevilacqua, Gerente General de la cadena de cines Atlas, en una charla con Infobae.
Según fuentes cercanas, la mayoría de los distritos exigirían que, para la reapertura, las salas funcionen con una capacidad de entre 30% y 40%. Mientras tanto, el protocolo en el que trabajan las salas de cine incluiría los siguientes ítems:
- Estaciones de sanitización distribuidas en las salas;
- Distanciamiento entre “burbujas” de espectadores, entre los empleados y entre los empleados y los espectadores.
- Fomentar la venta online y por máquinas de autoservicio tanto de entradas como productos de candy bar.
- Sanitizar las salas antes y después de cada función.
- Usar barbijo en todo momento. Solo se podrán quitar para consumir algún alimento o bebida y luego se deberá volver a colocar.
- En las salas, cada burbuja de espectadores tendrá dos butacas vacías a la derecha e izquierda y no tendrá nadie sentado adelante ni atrás.
- Las burbujas tendrán un máximo de seis espectadores.
- Las funciones de las distintas salas se diagramarán de forma que no coincidan en el hall muchos espectadores.
En lo que respecta a la Ciudad de Buenos Aires, uno de los temas que más se discute es el de la ventilación; según informaba La Nación. Las autoridades porteñas estarían exigiendo a los cines algún sistema que asegure el ingreso constante de aire desde el exterior. Eso, implicaría la obligación de instalar filtros en algunos sistemas de aire acondicionado o cambiar en algunos casos los equipos actuales por otros nuevos y más costosos.
¿Se reactivarán los cines en febrero? Difícil...