Sabes que has dejado huella en la industria cuando has sido capaz de crear un estilo tan propio como identificable. Y él lo hizo. La particular filosofía vital de Prince podría ser resumida de la siguiente manera: una mezcla perfecta de peligro y honestidad. "Lo más importante es ser tú mismo, pero también me gusta mucho el peligro. Eso es lo que le falta a la música pop en la actualidad. No hay emoción ni misterio", comentó el icónico cantante –que falleció a los 57 años– en las páginas de Los Ángeles Times allá por 1982.
Y lo mejor de esta teoría es que al analizar algunos de sus estilismos más icónicos, descubrimos que esa chispa de peligro reside en todos y cada uno de los mismos; motivo fundamental por el que la huella que Prince ha dejado en la industria de la moda no puede ser borrada ni copiada, sólo analizada con el objetivo de disfrutar de sus detalles más bellos.
La bandana no es patrimonio exclusivo de los rockabillies, sino que puede ser introducida en cualquier look. Prince siempre supo mezclar y coger de aquí y de allá accesorios y prendas que le gustaban especialmente. Luego él agitaba la coctelera y configuraba un estilo inimitable, el suyo.
Las chorreras de Luis XVI tienen una segunda vida sobre el escenario. Sólo él podría haber combinado este detalle lleno de barroquismo y encanto clásico con unos pantalones de cuero (por ejemplo).
La moda es riesgo y más cuando eres una estrella. Dejemos los trajes de oficina para la oficina, y los vestidos de cóctel para los cócteles. Prince era muy consciente de la grandeza de su propia figura, así que nunca tuvo miedo de arriesgar.
La estética latina es sexy; y si es sexy es roquera. Puede que Mayte García, la segunda mujer de Prince, tuviera algo que ver o puede que no, pero Prince no dudó a la hora de lucir trajes de corto –calcados a los que llevan los rejoneadores–, flores en la solapa, toreras y demás elementos relacionados con nuestro folclore.
Larga vida al traje multicolor. Porque cuando Prince se atrevía con una prenda clásica, siempre tenía que darle una vuelta e incorporar cierta excentricidad.
La chilaba también le venía bien. Bueno, en realidad a Prince todo le venía bien, porque cualquier elemento del planeta Tierra podía convertirse en algo "muy Prince" tras pasar por el filtro del icónico cantante.
Más bondage. Y aquí nada de literalidad, hablamos de una estética que en manos de Prince adquirió un nuevo y sensual significado. Pantalones de cuero, arneses, cadenas... Todo vale sobre el escenario.
Y desnudos. ¿Recuerdas a esos modelos que Hedi Slimane sacó en sus primeros días en Dior Homme que sólo llevaban encima un pantalón skinny? Pues eso. Poco más que añadir.
En el neogótico y el neoclásico encontraremos la perfección. ¿Una súper estrella pop que mide sólo un metro cincuenta y siete, y que luce un bigote de Little Richard puede plantarse un traje que podría haber llevado Napoleón? Prince puede.
Sí, él nos enseñó que tu estilo debe ser tuyo y de nadie más.|