Quien se encargó de aclarar los tantos fue Omid Scobie, periodista y coautor de Finding Freedom (Encontrando la libertad), el libro en el que se relataron los pormenores silenciados de la no tan sorpresiva renuncia de Meghan y Harry a "La Firma", como se autodenomina la familia real británica.
Todo se desencadenó en octubre del 2019 cuando, con un Archie de pocos meses, los duques de Sussex realizaron su primera gira oficial por África. Fue el tour elegido por Harry para revelar en primera persona no sólo sus sentimientos encontrados con la Corona, sino que además confirmó que su relación con William no atravesaba un buen momento.
Días después de que se emitiera el documental que mostró el minuto a minuto del tour (y que también expuso a Meghan llorando por el estrés de haberse sumado a una familia que en ningún momento la apoyó, según sus propias palabras), los medios ingleses afines al futuro rey comenzaron a cuestionar la salud mental del príncipe Harry.
"No fue una coincidencia", aseguró Scobie, quien sostuvo que fueron los propios ayudantes de William quienes "alimentaron a los tabloides" con los rumores y comenzaron ya una abierta campaña en contra de su propio hermano. Hasta ese entonces, la receptora de las críticas y las fake news orquestadas por la Corona había sido la propia Meghan.
Los titulares de los principales tabloides respondieron a las graves acusaciones de los duques de Sussex con fuertes tapas en las que aseguraban que el hijo mayor de Lady Di estaba "preocupado por la salud mental de Harry", quien tardó veinte años en reconocer públicamente que había recibido asistencia psicológica para poder sobrellevar la traumática muerte de su madre.
"Si William dirigió eso o no, nadie lo sabrá. Pero provino de la oficina de la que él es jefe", sostuvo Scobie. "Meghan llegó motivada y lista para trabajar y eso inmediatamente los puso nerviosos. Ciertamente no era alguien que se iba a cambiar a sí misma sólo para complacer a las personas que la rodeaban. Sentí que también le recordaron: 'Ustedes no son estrellas del espectáculo acá. Hay una jerarquía y no llegas muy algo en ella".
Robert Lacey, autor del libro Batalla de hermanos, sumó: "Alguien cercano a William me dijo que William sintió desde una etapa temprana que Meghan tenía una agenda". Por su parte, la biógrafa real Penny Junor, quien supo trabajar codo a codo con Harry pero se desmarcó tras su boda con Markle, aportó: "Escuché muy malas historias desde el principio sobre que Meghan estaba molestando a la gente (que trabaja en el Palacio). No era tan encantadora como parecía".
Las revelaciones de los distintos biógrafos reales coinciden con las denuncias que realizaron tanto Meghan, como Harry, luego de abandonar la Corona: primero hubo una campaña en contra de Markle, a quien se la intentó presentar ante la opinión pública como maltratadora y controladora. Luego, se filtraron historias en las que sólo quedaban bien parados William y su mujer, Kate Middleton; quienes inevitablemente asumirán el rol de rey y reina del Reino Unido.
Por último, cuando la figura de Meghan ya había sido lo suficientemente desgastada, se introdujo la variable de "desorden mental" del hijo menor de Lady Di.
"Es la misma estrategia que implementaron desde la oficina de prensa del príncipe Carlos cuando la relación con Diana se desmoronó. Procuraron presentarla como una persona emocionalmente inestable, explotaron sus desórdenes alimenticios y durante décadas aseguraron que sus dudas en torno a las infidelidades de su marido eran producto de su 'psiquis dañada', reconocen desde el entorno de los duques de Sussex. "Eso es lo que Harry no le perdonará jamás a William: que le haya hecho lo mismo que sufrió su madre durante los años de mayor conflicto con la Familia Real".
De acuerdo al entorno de los duques, quienes rehicieron su vida en Estados Unidos y hace pocas semanas recibieron a su segunda hija, Lilibet Diana; Harry increpó a su hermano por esta situación. "¿Cómo me podés hacer lo mismo que le hicieron a mamá? ¿No aprendiste nada? ¡Me estás haciendo lo mismo que destruyó a mamá!", le habría espetado.
La reacción de William fue fría y distante: le dijo que él no podía controlar todos los rumores que circulaban y que los medios publicaban, negó que su oficina de prensa haya participado y le recriminó que si había tanta "cobertura" era por el elevado perfil que empezó a mantener desde que Meghan llegó a su vida.|