La fiebre de las NFT que mueve a las celebridades – Negocios & Política
 

Atraídos por el mundo digital |La fiebre de las NFT que mueve a las celebridades

El mercado de las criptomonedas no para de crecer más allá de los rumores de que se utilizan para blanqueos de dinero o de que son susceptibles a una estafa piramidal. Los famosos poseídos por la nueva fiebre del oro digital.
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Lo de las celebridades engoriladas con los NFT ya es un fenómeno que ha trascendido los rincones oscuros de Internet para ser objeto de debate abierto. Sobre la mesa, las muchas e inquietantes incógnitas que aún suscita este negocio, una fiebre del oro digital espoleada por startups dedicadas a las transacciones con criptomonedas.

Los caricaturescos chimpancés que pueblan el metaverso Bored Ape Yacht Club, son el genuino plantel virtual, surgido en abril del año pasado por obra y gracia del colectivo estadounidense Yuga Labs. Ya ha generado más de 700 millones de euros mercadeando con sus creaciones: monos de tebeo, con chiflantes características antropomorfas y gesto abúlico, en formato NFT. De momento hay 10.000, cada cual único en su especie —los diseña un algoritmo, no existen dos iguales—, y como tokens no fungibles sirven de avatares a quienes los adquieren para sus interacciones sociales virtuales.

Twitter Blue, versión premium de la red del pajaro, acaba de admitirlos como imagen de perfil. Alojados en Ethereum, plataforma de tecnología blockchain —la que avala las criptomonedas y certifica la autenticidad y propiedad de los NFT—, no salen baratos: alrededor de 180.000 euros el simio aburrido, a pagar con la criptodivisa de la casa, la ETH. En septiembre de 2021, un lote de 101 Bored Apes se adjudicó en Sotheby’s por 22 millones de euros. Entonces se supo que Adidas había comprado uno, y la estrella de la NBA Stephen Curry, otro. Y Eminem. Y Gwyneth Paltrow. Y Jimmy Fallon. Y Neymar. Madonna ha sido la última en subirse al carro.

Hay sospechas de blanqueo de capital, pago de favores, estafas piramidales y motivaciones cuestionables, también por parte de los famosos que están entrado al trapo. Las causas benéficas a través de subastas públicas sirvieron en principio de excusa, como el proyecto Cryptograph of Munchkin con el que Paris Hilton saltó a tamaña arena en 2020. Un año después, la “influencer original, DJ de éxito salvaje y empresaria innovadora” lanzaba una serie de tokens no fungibles propia, Planet Paris, creada en colaboración con la diseñadora gráfica Blake Kathryn y por cuya venta sacó un millón de euros. “Es un nuevo medio para contar tus historias.

Con esta tecnología, puedo elevar mis experiencias y relatarlas de una forma más auténtica”, concedía por su parte Lindsay Lohan al presentar su primer token, en febrero de 2021. Y a continuación tuiteó: “El bitcoin es el futuro”. Luego apareció promocionando plataformas de criptocapitalización tipo All Coins Yield Capital o DeFi y saltaron las alarmas: he aquí el nuevo product placement favorito de las estrellas de Hollywood, que podrían estar embolsándose criptomonedas a mansalva.

Que se lo digan a Matt Damon, imagen de la inversora Crypto.com. La burla de la que fue objeto en un episodio de South Park seguro que todavía le escuece: “Mi padre dice que hizo caso al anuncio de Matt Damon y perdió todo su dinero”, le espeta Clyde a Cartman. Que la cuestión está que arde lo revela igualmente el volumen de operaciones registradas en la cuenta llamada JustinBieberNFTS abierta en OpenSea, plataforma de compra y reventa de estos activos digitales, hace apenas dos meses. De que pertenece al cantante canadiense, no hay duda; de que está especulando con los más de 1.300 tokens que lleva acumulados, tampoco.

Más promocionales resultan los fines de otros ídolos musicales, como el rapero Snoop Dogg, que en diciembre debutaba como creador digital con un token subastado por cerca de 700.000 euros; la cantante Katy Perry, que vende NFT en los que aparece preparándose para actuar a poco más de 200 euros cada uno, o incluso Dolly Parton, más generosa con sus fans: regaló tokens a quienes compraron una entrada para su Dollyverse, el concierto virtual que ofreció como experiencia web 3.0 en el festival South by Southwest en marzo. Sellos discográficos del alcance de Universal también están maniobrando para llevar los avatares de sus artistas superventas en formato NFT al metaverso. Ahí anda ya Shawn Mendes y, pronto, Rihanna, Migos y J. Balvin. 

Mayor enjundia tiene la acción emprendida por Emily Ratajkowski con Buying Myself Back: A Model for Redistribution, pieza conceptual con la que quiso denunciar la explotación que suele hacerse de la imagen de mujeres como ella: en 2014, el artista Richard Price utilizó una fotografía del Instagram de la modelo y actriz para pintar un retrato que expuso en la galería Gagosian de Nueva York sin su permiso. “Espero sentar un precedente simbólico que respete la autoridad sobre el control de nuestra imagen y así recibir una correcta compensación en términos de uso y distribución”, alegó Ratajkowski al subastar su token no fungible en Christie’s, en mayo de 2021. Se despachó por 160.000 euros.

En la misma onda vibran las intenciones de la actriz Reese Whiterspoon, dispuesta a crear oportunidades para las féminas en un negocio de claro dominio masculino. Su idea: desarrollar películas y series de televisión con su productora, Hello Sunshine, basados en los NFT de World of Women, popular colección de avatares femeninos para fotos de perfiles sociales (igual que Bored Ape) creada por la ilustradora Yam Karkai. El caso es que, dicen los estudios, las mujeres apenas representan un 5% del mercado de los intangibles virtuales. Ejemplos como los de Ratajkowski, Witherspoon o, por lo que nos toca, las nunca bien ponderadas hermanas Teresa y Fernanda Hurtado —convertidas al videoarte digital bajo el nombre de Hurtado Gemelas— alumbran por fin el camino. |

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