Si algo ha demostrado la Familia Real británica es su capacidad para abrazar sin complejos su estatus de icono pop y convertirlo en un lucrativo negocio. ¿O cuántas monarquías europeas han logrado que los turistas compren merchandising protagonizado por sus reyes y príncipes cuando visitan los países en los que reinan?
Porque a Isabel II no le molesta nada que se vendan camisetas, tazas, figuritas e incluso patos de goma con su cara. Al contrario: más que una falta de respeto, lo ve como una manera más de hacer publicidad a su labor como reina.
Tanto es así que la monarca acaba de dar luz verde a un nuevo e inesperado producto oficial que añadir a esta lista de productos con sello real: Sandringham, una cerveza elaborada con hierbas que crecen en los aledaños a su residencia oficial navideña y que ya ha comenzado a venderse en la tienda de souvenirs cercana a esos terrenos.
Ya sea para degustarla o para coleccionar, esta bebida destilada por una empresa local se ofrecerá en dos variedades: cerveza tradicional inglesa amarga filtrada en frío, con una liebre en la etiqueta del botellín; y la clásica Golden IPA, representada por un faisán. La elección de estos animales no es casual: se trata de dos especies también muy abundantes en los campos de Sandringham.
Por cierto, no es la primera vez que la Familia Real pone a la venta sus propias bebidas alcohólicas cuyos beneficios dedican a materias tan esenciales como la de conservar su colección de arte particular. Justamente el año pasado anunciaron el lanzamiento de dos ginebras elaboradas con ingredientes recolectados en los jardines de Buckingham y Gloucestershire respectivamente.|