El futuro llegó hace rato. Y tiene costado pintoresco. El embajador argentino ante el Reino Unido, Javier Figueroa, presentó este miércoles sus cartas credenciales ante la Reina Isabel, con una ceremonia inédita y en algún punto insólita, acorde a la pandemia.
A Figueroa lo llevaron en carroza, como manda el protocolo, hasta el Palacio de Buckingham. Caminó hasta a un salón donde se hacen las entregas de cartas credenciales que lo habilitan por completo como jefe de la misión argentina en Londres. Pero la reina le habló desde una pantalla, remoto.
En vivo y en directo apareció Isabel por un monitor de discreto tamaño apoyado sobre un mueble. Habló desde el castillo de Windsor, adonde la mantienen bajo estrictos cuidados físicos desde el estallido del coronavirus. La monarca tiene 95 años y enviudó hace poco más de un mes tras morir el duque Felipe de Edimburgo.
Figueroa es embajador de carrera y debió presentar sus documentos a la reina el año pasado. Pero la ceremonia fue pospuesta por las restricciones sanitarias en un país que cerró por completo, aunque por pocos meses, de manera muy estricta mientras que el gobierno lanzaba un plan de vacunación masiva a su población, lo que mejoró su situación. Ahora entró en una normalización paulatina de la vida cotidiana.
El Marshall de la reina, Alistair Harrison, jefe del cuerpo diplomático, fue a buscar a Figueroa, a su esposa y su hija a la residencia argentina en Londres. Y fueron llevados en carroza hasta Buckingham, en un traslado que el propio diplomático se encargó de editar después en video y subió a sus redes sociales musicalizado con “Bittersweet Symphony “ de The Verve.
El sitio The Royal Family publicó las primeras fotos y comunicó que este miércoles "la Reina tuvo dos audiencias vía video desde el castillo de Windsor" y con dos banderitas, una de Argentina y otra de Canadá, informó que eran el embajador Javier Figueroa y el alto comisionado de Canadá, Ralph Goodale.
Esta semana Vladimir Putin recibió las cartas credenciales de una decena de embajadores, entre ellos el argentino Eduardo Zuaín. Para cuidarse del COVID 19, el mandatario ruso estuvo a unos 30 metros de los diplomáticos.
"Fue una charla muy protocolar y le comenté (a la reina) que tenía instrucciones para trabajar en todos los aspectos de la compleja relación bilateral que tiene el Reino Unido y nuestro país", dijo.
La reina estaba del otro lado de la pantalla. Y la frase cobra importancia si se tiene en cuenta que al asumir Alberto Fernández, puso por delante el conflicto de Malvinas en la relación con el Reino Unido, y desde la Cancillería les pidió a los otros ministros que se le diera frío trato al ahora saliente embajador Mark Kent.
Sin embargo, con el tiempo, el vínculo se fue relajando. Argentina precisa al Reino Unido en cuestiones como el G20 o en las negociaciones con el FMI. Recientemente la ministra de Salud Carla Vizzotti le pidió a Kent que mediara con su gobierno y con la empresa AstraZeneca para que se pudiera fabricar en la Argentina el fármaco contra el coronavirus diseñado por la Universidad de Oxford.
Por otra parte, los dos gobiernos se están entendiendo en lo que hace al Plan Proyecto Humanitario de identificación de tumbas en Malvinas. Y en lo comercial, Argentina registró superávit con el Reino Unido con un máximo de U$S 556 millones en 2020, fruto igual del cierre de las importaciones aquí.
Figueroa contó a la agencia del Estado que durante la charla, la monarca se interesó por la situación sanitaria que está viviendo la Argentina con la pandemia. Y dijo también que la reina conversó con su esposa, que es diplomática y trabaja en la sección cultural de la embajada.
Figueroa estudió en Colegio Cardenal Copello de Villa Devoto, es abogado de la UBA y se recibió del Instituto del Servicio Exterior de la Nación en 1995. Identificado con los diplomáticos peronistas, durante el gobierno de Cristina Kirchner trabajó como segundo del entonces secretario de Malvinas, Daniel Filmus -hoy en el mismo tiempo- mientras que la administración de Mauricio Macri lo envió primero de embajador a Sudáfrica, y después a Cuba, tal como él había pedido. En ese tiempo coincidió con tratamiento médico de Florencia Kirchner en La Habana, y con los reiterados viajes a la isla de la hoy vicepresidenta para ver a su hija.|