Jeff Bezos y Elon Musk, los dos hombres más ricos del planeta, llevan tiempo compitiendo en una carrera espacial muy alejada de la que enfrentaba al Ingeniero Jefe Koroliev y al exnazi convertido en NASA Werner Von Braun. Aquella Guerra Fría, decidida del lado occidental en la inyección translunar de la misión Apolo, ha dado paso ahora a la de dos milmillonarios (tres, con el permiso de Richard Branson y su más modesto Virgin Galactic) peleándose por llevar a otros millonarios al espacio.
Al príncipe Guillermo de Inglaterra la idea le parece como mínimo censurable. En una entrevista con la BBC, el nieto de la reina afirmó en varias ocasiones que “arreglar el planeta” tenía que ser una prioridad frente al turismo espacial. “Necesitamos que varios de nuestros mejores cerebros se dediquen a intentar reparar este planeta, no en intentar encontrar el próximo lugar donde vivir”.
La entrevista llegaba justo cuando otro William, Shatner (el capitán Kirk original de Star Trek), se convertía en el hombre de mayor edad en viajar al espacio en un golpe de efecto de Jeff Bezos, que lanzó al comandante de la Enterprise más allá de la última frontera terrestre (la línea de Karman, a 100 kilómetros de altura, donde más o menos empieza el espacio).
El príncipe expresó su “total y absoluto desinterés” en embarcarse en uno de esos vuelos, recordando la huella de carbono que tienen en un momento crítico: “Lo verdaderamente crucial es que nos centremos [en la Tierra] en vez de rendirnos y salir al espacio para intentar encontrar soluciones para el futuro”.
Guillermo recordó que en este aspecto sigue los pasos de su padre, el príncipe Carlos, que durante años “lo ha pasado mal” intentando advertir y concienciar sobre los efectos de la emergencia climática y medioambiental, algo que “hizo antes que nadie”. Añadió que el actual estado del planeta causa “ansiedad” a toda una generación, y que ya “no podemos seguir sólo con palabras, sin suficientes hechos”. “Para mí", añadió, recordando a su hijo mayor, “sería un completo desastre que George se sentase aquí mismo en 30 años o así, todavía repitiendo esto mismo, porque para entonces ya sería demasiado tarde”.|