Después de 63 años, una amante de J. F. Kennedy rompe el silencio: “solo quería que me amara” – Negocios & Política
 

Un amor no correspondido |Después de 63 años, una amante de J. F. Kennedy rompe el silencio: “solo quería que me amara”

La joven muchacha, Diana de Vegh, tenía 20 años cuando el entonces senador se fijó en ella. Ahora ha hablado para lanzar una advertencia a las mujeres jóvenes que, como ella, acaban enredándose en romances tóxicos con hombres poderosos. “Cuando perdió el interés en mí, yo también perdí interés en mí", dijo acongojada. Los detalles de un romance prohibido.
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Era 22 de noviembre de 1963. Una estudiante estadounidense llamada Diana de Vegh está cenando sola en un restaurante de París cuando, de pronto, ve que en el pequeño televisor que hay sobre la barra del bar la programación se interrumpe para dar la que será la gran noticia del día, del mes y del año: el presidente John F. Kennedy ha sido asesinado. La joven abre los ojos de par en par. Luego, abandona el restaurante y se marcha a casa, deambulando meditabunda por las calles de la capital francesa.

Hasta hace un año, la joven ha mantenido un affaire con el presidente de los Estados Unidos. Un romance secreto del que no le ha dicho nada a nadie, y que hoy una psicoterapeuta ciega de 83 años, no ha querido revelar en público hasta este fin de semana, cuando al cabo de 63 años ha encontrado un motivo para ello. Según explicaba este sábado a la revista New York Post, Diana de Vegh quiere que su historia con Kennedy sirva de ejemplo y advertencia a las mujeres jóvenes que, como ella, acaban enredándose en romances tóxicos con hombres poderosos. “Esa idea de que ‘si te vas a la conmigo te haré especial’ es lo que subyace en casos como el de Harvey Weinstein o Roger Ailes”, asegura De Vegh, quien explica que al idolatrar a una figura como Kennedy acabó enamorándose de un hombre que en realidad no la quería. “Nunca esperé que se prometiera conmigo, pero sí que me amara”.

Su aventura con el presidente empezó en 1958, cuando Diana era una estudiante de 20 años y Kennedy aún era senador del estado de Massachusetts. Según relata en un artículo publicado el pasado sábado en la revista AirMail, JFK estaba haciendo campaña en Boston para su reelección y, al finalizar su discurso, se dirigió a su mesa. “Dame tu silla para que este viejo cansado pueda sentarse al lado de un chica guapa”, le dijo al acompañante de Diana de Vegh. El futuro presidente de Estados Unidos la invitó a asistir a un evento que iba a celebrarse una semana después, comenzando a partir de entonces la pareja a frecuentarse. “Tenía 20 años, estaba llena de hormonas y me había enamorado profundamente de ese atractivo hombre”, escribe en su artículo.

John F. Kennedy solía mandar un coche para recoger a su amante en el campus donde estudiaba. De allí el chofer la llevaba a la pequeña ciudad en la que Kennedy estuviera haciendo campaña, a su apartamento de Boston o al hotel Carlyle de Nueva York. Según De Vegh, esa rutina era la más práctica y conveniente, porque Jackie Kennedy no participaba en ese tipo de actos de campaña de poca escala. El círculo de JFK contribuía a mantener oculto el affaire y se deshacía en atenciones con la joven, dándole conversación o llevándole tazas de café. “Espero grandes cosas de ti, ya lo sabes”, recuerda Diana de Vegh que le decía Kennedy para que se sintiera especial.

Su affaire continuó en Washington, a donde De Vegh se mudó para estar más cerca de su amante. Un día, poco después de la victoria de Kennedy en las elecciones presidenciales, el ya presidente de Estados Unidos la invitó a su casa de Georgetown. Kennedy se había enterado de que el padre de Diana de Vegh era el mismo economista que recientemente había estado asesorándole, una coincidencia que distanció a los amantes. “No tenía nada en contra de mí, pero se dio cuenta de que podía ser un problema porque mucha gente conocía a mi padre. Sin embargo, no podía deshacerse de mí de golpe. Así que lo nuestro empezó a menguar”.

Diana de Vegh recuerda que el presidente empezó a echarle en cara que la notaba distante, cuando él distante era él. En 1962, su aventura con el presidente de Estados Unidos terminó y Diana de Vegh se fue con el corazón roto a vivir a París. “Cuando Kennedy perdió el interés en mí, yo también perdí interés en mí. Tenía tan poca experiencia en el terreno de las relaciones adultas que no se me ocurrió pensar que una mujer pudiera enfadarse con un hombre, así que en lugar de eso la tomé contra mí misma”, asegura.

De su relación con el legendario presidente, dice no arrepentirse, pero asegura que si en aquella época hubiera sabido cómo era realmente una relación sentimental sana, no se hubiera dejado engatusar por un hombre que la apartó de su lado cuando le convino. Es lo que Diana de Vegh aconseja a las mujeres jóvenes de hoy en día que no hagan: dejarse seducir por un Kennedy.|

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