Según el director de investigación del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas: "Nuestra mayor preocupación en este momento es quizás la estabilidad financiera", afirmó en una entrevista.
No solo por lo sucedido en marzo con "algunos bancos regionales en los EE. UU." (Silicon Valley Bank y Signature), sino también por lo sucedido en el otoño pasado "con algunas instituciones financieras no bancarias" de Reino Unido, con los fondos de pensiones y los "gilts" (los bonos del gobierno o valores del Tesoro de la Commonwealth), explicó.
Por ahora, afirmó, "se han contenido los riesgos y se ha mantenido la estabilidad financiera". Pero, "de cara al futuro, ¿sabemos realmente dónde podrían estar los focos de inestabilidad? ¿Tenemos realmente una perspectiva de confianza en el sector financiero? No creo que estemos allí todavía", añadió.
El FMI publicó el martes, en el marco de sus reuniones de primavera que se celebran esta semana en Washignton, su último informe de previsiones macroeconómicas en el que recalca que la incertidumbre sigue reinando en el panorama global y advierte que la economía continuará frenándose en 2023 y solo crecerá un 2,8 % este año.
Todo ello en un marco con países aún absorbiendo los efectos de la pandemia o de la invasión rusa de Ucrania, de una inflación aún muy elevada y de unas condiciones financieras más restrictivas que dificultan la recuperación.
En el escenario más probable proyecta un crecimiento del 3 % para el año que viene, unas cifras históricamente muy bajas, aunque lejos de la recesión.
Pero como acostumbra a hacer en cada informe semestral, el FMI dibuja posibles escenarios alternativos, uno malo y otro peor, en los que la evolución de la guerra de Ucrania ya no es protagonista de los riesgos. Ahora la situación bancaria es el tema que más podría afectar al crecimiento en los próximos meses.
Todo ello viene derivado del "aumento muy rápido de las tasas de interés" que viene produciéndose desde el año pasado para controlar la inflación, y que "está creando algunos efectos secundarios en el sector financiero".
"Está generando pérdidas para algunas instituciones financieras, las está volviendo más vulnerables, y está aumentando sus costos de financiación", afirmó Gourinchas.
El director de investigación también explicó que todavía "hay riesgos asociados con la invasión rusa de Ucrania" pero es cierto "que las preocupaciones que teníamos, se están alejando un poco".
Entre ellas "el impacto de la guerra en las economías europeas", ya que se ha visto que "son más resistentes a la crisis energética" y se han adaptado a los altos precios de la energía en 2022 "mejor de lo esperado".
Los riesgos colaterales de la subida de tipos
Con el objetivo de bajar la inflación, la Reserva Federal estadounidense ha llevado a cabo desde marzo de 2022 una serie de subidas en los tipos de interés. Un total de nueve alzas hasta situarse en una horquilla de entre el 4,75 % y el 5 %, la tasa más alta en los últimos 16 años.
Por su parte, el Banco Central Europeo ha subido los tipos en seis ocasiones desde julio de 2022 y hoy se sitúan en el 3,5 %, la tasa más alta desde 2008.
Según recomienda el Fondo, estas subidas deben continuar hasta que la inflación esté controlada, por lo que se espera que generen un endurecimiento de las condiciones financieras que pesará en la actividad de los países, entre ellos España, afirmó Gourinchas.
De hecho, aunque el FMI aumentó en cuatro décimas sus perspectivas de crecimiento para el país europeo, con respecto a las anunciadas en enero pasado, y situó la cifra en el 1,5 % (por encima de la media de la zona euro), para el año que viene las bajó en cuatro décimas y sólo crecerá el 2 %.
"Es probable que los bancos reduzcan sus préstamos, tratando de ser un poco conservadores en cuanto a la exposición que tienen, y eso pesará mucho sobre la actividad en el futuro. Vemos algo de eso, no solo en España, sino también en varias economías europeas", añadió Gourinchas.
Los bancos, agregó, "van a ser un poco prudentes", en un entorno "que es muy incierto y donde hay mucho nerviosismo sobre los mercados financieros".
Es tiempo, por tanto, "para estar preocupados" por los riesgos financieros y también por el crecimiento a medio plazo estimado, el 3 % en los próximos 5 años, una cifra baja que podría pesar sobre las economías en desarrollo, especialmente.