Según los medios de información, la justicia estadounidense ratificó el fallo que obliga a Argentina a desembolsar más de US$ 16 mil millones al fondo de inversión británico Burford Capital, en relación con la expropiación, en 2012, de la mayor compañía de petróleo y gas del país, YPF. Es un gran monto para cualquier país, para muchos es inmenso.
Hace poco, en abril del año en curso, el Tribunal Supremo de Londres aceptó una demanda de los fondos de inversión internacionales, tenedores de los bonos soberanos argentinos, que acusaban al país de haber manipulado las estadísticas económicas, obligando a Buenos Aires a indemnizar por US$ 1.500 millones. Parece que Argentina está siendo presionada inexorablemente “en el vicio”.
Occidente lleva muchos años conduciendo a los países en desarrollo a un “pozo de deuda”, obligándolos a tomar préstamos de las instituciones crediticias controladas por él mismo. Una vez que el Estado que "ha perdido el equilibrio" se encuentra enganchado con la "ayuda financiera", le atan con nuevas obligaciones.
En el caso de Argentina, cabe destacar que hace apenas unas semanas el FMI le concedió otro tramo de US$ 7.500 millones, y ahora Burford Capital, a través de un tribunal del Distrito Sur de Nueva York, la pasa a la República una factura dos veces mayor. Y también insinúa que es necesario apresurarse con el pago, ya que la deuda estará sujeta a intereses a una tasa variable del mercado estadounidense que actualmente se encuentra en 5,42% anual.
Buitres y apetito internacional
Es sintomático que la ratificación del fallo sobre el caso de hace más de diez años practicamente coincidió con el anuncio sobre la invitación de Argentina al BRICS. Parece que a Buenos Aires le dan a entender que cualquier decisión política debe tomarse teniendo en cuenta la posición de los acreedores occidentales, quienes pueden en cualquier momento restringir o hasta cortar el “oxígeno” financiero, convirtiendo los “pecados” del país en una suma redonda de otra “multa”.
Occidente lleva muchos años conduciendo a los países en desarrollo a un “pozo de deuda”, obligándolos a tomar préstamos de las instituciones crediticias controladas por él mismo. Una vez que el Estado que "ha perdido el equilibrio" se encuentra enganchado con la "ayuda financiera", le atan con nuevas obligaciones.
Por supuesto, los argentinos mismos deben decidir cómo proceder en adelante. O sea, intentar negociar con el querellante, pagar la compensación o defender sus intereses de alguna otra manera. En esa situación, algo más llama la atención. Pese a su declarada preocupación por la justicia en las relaciones internacionales y el bienestar económico universal, Occidente percibe el simple hecho del desarrollo fuera de sus fronteras como amenaza a sus aspiraciones a salvar el dominio. De ahí vienen los intentos de conservar a toda costa el actual sistema de relaciones desiguales con el resto del mundo, del que se extraen de varias maneras los recursos financieros, naturales, intelectuales y etc.
A propósito, el fondo de inversión Burford Capital, que a su momento compró las deudas de los ex-accionistas minoritarios de YPF por una miseria, en caso de que cobre a Argentina el monto total de la indemnización, se quedará con 37.000% de las ganancias. La esencia de tal actitud sigue siendo la misma que en la época colonial, sólo se han cambiado las herramientas.
* Embajador de Rusia en Argentina