La presencia de una máquina retroexcavadora resultó la señal más contundente de que la autoridad municipal estaba dispuesta a hacer cumplir su decisión. Y así fue como comenzó la demolición de seis cabañas de lujo en la playa de Pupuya, ubicada en la comuna de Navidad, región de O’ Higgins, a unos 150 km de Santiago.
Esto sucedió luego de notificarle a su propietario, Julio Munizaga, que el lugar donde estaba asentado el complejo turístico está dentro de una zona de protección y, por lo tanto, no se pueden instalar edificaciones.
La situación había causado gran indignación en las redes sociales, donde criticaron este tipo de edificaciones, sin tener en cuenta el ecosistema y el acceso a la playa, que en Chile debe ser espacio público, tanto en el mar como en otros cuerpos de agua.
Pupuya es un paraíso para quienes practican deportes acuáticos como el surf y el windsurf. Además, cuenta con un humedal que en noviembre del 2021 fue protegido mediante decreto de ley por el Ministerio del Medio Ambiente.
A pocos metros está el restaurante y las cabañas Márola, que según su página web, cuentan con equipamiento completo, Wifi y una de ellas con un Hot Tub. La noche se paga a un valor de desde 150 mil hasta 190 mil pesos chilenos (unos 220 dólares).
Flojos de papeles
El propietario asegura que consiguió un permiso para construir el año 2013, pero era solo para una bodega de 40 m2. No tenía permisos para seguir construyendo, pese a lo cual decidió seguir: instaló las seis cabañas y un restaurante.
Cuando llegó el nuevo alcalde se le explicó que ese lugar pertenece a una zona de protección y, por lo tanto, debía demoler las construcciones.
“Me dieron un permiso de construcción y el actual director de Obras me dijo que los dos directores anteriores se habían equivocado y que ahora mis propiedades no valen nada”, se defiende Munizaga.
Ante su negativa de salir, autoridades municipales tuvieron que llegar con la fuerza pública para proceder a la demolición. Incluso el propietario instaló dos camiones para impedir el acceso de la retroexcavadora, aunque con poco éxito: la operación se llevó a cabo igual.
Casas de lujo en la playa
Lo que ocurre en Pupuya se repite en otros sectores de la comuna. En Chorrillo existen por lo menos una docena de viviendas de lujo, incluso una de ellas cuenta con un helipuerto.
El problema es que están en la primera línea de la playa, a pocos metros de una duna que hace de barrera natural contra marejadas y tsunamis.
Según pescadores que se dedican a la recolección de algas y mariscos en el sector, estas construcciones comenzaron a intervenir en las dunas, lo que podría provocar un desastre en caso de una amenaza natural.
“Tuvimos olas de 10 metros para el tsunami del 2010, ahora tenemos marejadas más frecuentes y las dunas nos protegen. Ahora el borde costero está invadido por un boom inmobiliario de gente con un poder adquisitivo tremendo”, dice Cecilia, una de las integrantes del Sindicato de Pescadores de Chorrillo.
El alcalde de Navidad, Yanko Blumen, explicó que estas viviendas impiden el acceso al mar para muchos pescadores, que ahora deben recorrer kilómetros con sus productos.
“El Estado de Chile tiene que hacerse parte también. Tiene que fiscalizar porque nuestros pescadores no tienen acceso. Esta es un área de riesgo, consagrada en el Plano Regulador como área rural. Para poder regularizar tienen que tener estudios de mitigación, que no los tienen; y además la mayoría no cuenta con permisos de construcción”, asegura Blumen.
El problema se repetiría en otra comuna de la misma región, Pichilemu, ciudad famosa por sus olas, pero también por sus construcciones en la primera línea de la playa.
De acuerdo con el alcalde, Cristián Pozo, un 60% de las casas que están en pleno borde costero no cuenta con permisos de edificación. Algunas de estas viviendas cuentan con órdenes de demolición desde el año 2020, pero no se han ejecutoriado. “Si es necesario demolerlas, lo vamos a hacer”, indicó el edil.