Diversos economistas afirmaron que la Ley de Presupuesto 2023 aprobada por el Senado no contempla un ajuste, y que la reducción prevista en el déficit fiscal será, mayormente, a través de una mayor recaudación y un recorte en los subsidios.
El proyecto aprobado el miércoles por la noche por la Cámara alta tiene como puntos centrales la previsión de un gasto global de casi $29 billones, un déficit fiscal de 1,9% y una pauta inflacionaria de 60%.
Del mismo modo, estima un crecimiento del 2% en 2023 para el Producto Bruto Interno (PBI), tras una expansión proyectada del 4% anual para el cierre de este año.
"En general no se puede hablar de Presupuesto de ajuste. Principalmente estamos hablando de incremento de gasto real y de reducción del déficit por medio de mayores ingresos y menos subsidios", afirmó Martín Burgos, economista con master en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París (EHESS), en diálogo con Télam.
"En general no se puede hablar de Presupuesto de ajuste. Principalmente estamos hablando de incremento de gasto real y de reducción del déficit por medio de mayores ingresos y menos subsidios"
Respecto de los subsidios, precisó que habrá "un 22% de reducción en transporte y 29% en luz", con un incremento en los fondos destinados a consumo de gas que, no obstante, será "menor al incremento de costos".
Burgos valoró que, a diferencia de 2021, "se haya votado el presupuesto" en el Congreso.
"Es un gran avance y una responsabilidad institucional, sobre todo de la oposición, y eso hay que mencionarlo como algo importante", aseveró.
Consultado sobre las metas macroeconómicas que prevé "la ley de leyes", Burgos indicó que hay un consenso sobre que habrá un menor crecimiento y que "va a ser difícil que sea como el de este año".
Sobre la inflación, consideró que "depende mucho de lo que pase de acá a las vacaciones", y agregó: "Si se logra controlarla yo creo que hay posibilidades de ir reduciéndola, no sé si al 60% que es un indicativo".
En la misma línea para Martín Epstein, economista del Centro de Economía Política (CEPA), "el Presupuesto no es de ajuste" pero "tampoco es expansivo".
"Es un Presupuesto en sintonía con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y diría que es razonable con la meta de reducir el déficit fiscal planteando un proceso de desaceleración inflacionaria razonable", explicó a Télam.
Según Epstein, "el esquema de quita de subsidios" representa una novedad respecto del anterior Presupuesto presentado en 2021.
No obstante, consideró que pudo haber sido más "ambicioso" en cuanto a la recaudación.
"Es un Presupuesto en sintonía con lo acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y diría que es razonable con la meta de reducir el déficit fiscal planteando un proceso de desaceleración inflacionaria razonable"
"Hay una serie de rubros donde se podría haber incrementado la recaudación como el tema del Impuesto a las Ganancias al Poder Judicial, que hubiese permitido un Presupuesto más expansivo con el gasto", señaló refiriéndose a la iniciativa que fue rechazada por la oposición en el tratamiento de la ley en la Cámara de Diputados.
Sin embargo, al igual que Burgos, Epstein valoró el acompañamiento de la oposición al proyecto enviado por el ministro de Economía, Sergio Massa.
"El año pasado hubo una movida política de dejar al Gobierno sin Presupuesto, cosa que hubiera sido peligrosa si se repetía en esta instancia. Los mismos argumentos que la oposición usó el año pasado los podría haber utilizado en esta ocasión y, sin embargo, no lo hizo porque primó la racionalidad", aseveró el economista del CEPA.
El interrogante, sin embargo, quedará en la forma de financiamiento del déficit y en la efectiva asignación de partidas.
"Creo que el Gobierno intentará lograr financiamiento en el mercado local sino va a tener que emitir, que es lo que no quiere hacer", opinó y agregó: "Hay que ver como juega el año electoral en la asignación de partidas y si hay margen para expandir el gasto".
Indicó que en las proyecciones y en la composición del gasto "hay una mayor participación de la inversión que del consumo en la demanda agregada".
"Hay una búsqueda de fomentar la inversión y sobre todo las exportaciones", señaló Epstein.
Si bien para el economista "es ambiciosa" la meta de inflación del 60% anual, consideró que es una buena idea "trazar un camino hacia ese número".
"El Gobierno tiene que esperar una inflación menor (a la de este año) porque si no se produce eso, existe el riesgo de estancarse o de una espiralización hacia arriba", afirmó.
En tanto, de acuerdo con el economista e investigador Alfredo Schclarek Curutchet, "el Presupuesto plantea reducir el déficit fiscal en 0,6 puntos porcentuales del PBI, lo cual es un ajuste fiscal pero no es enorme, sino que es parte de la idea incluida en el acuerdo con el FMI de ir reduciendo parcialmente el déficit".
"Creo que hay cierto consenso de que es necesario en esta situación de ir reduciéndolo y en ese sentido no me parece mal. Aparte considera un cierto crecimiento así que parte de esa reducción va a ir vía aumento de la recaudación por crecimiento", indicó a esta agencia.
En ese marco, Curutchet se mostró escéptico sobre la meta inflacionaria, y opinó que es necesaria una "visión más amplia" para reducir el aumento de precios y no "exclusivamente monetarista".
"Me da la impresión de que si el Gobierno cree que simplemente por reducir el déficit, y por ende, el financiamiento por emisión, va a bajar la inflación; será difícil que baje al 4% mensual. Hace falta un poco más", explicó.
Evitar el atraso del tipo de cambio y la concentración en el año de los incrementos de precios de la nafta son claves para Curutchet con el objetivo de evitar aumentos del más del 4% mensual.
"Es importante generar una mayor coordinación hacia la baja de los precios logrando un acompañamiento de los gremios con paritarias al 60% y, en todo caso, aplicar clausulas gatillo para que los trabajadores no sigan perdiendo poder adquisitivo", sintetizó.