Ante la caída de los precios a nivel mundial se logró cortar con las especulaciones apocalípticas realizadas desde el comienzo de la ofensiva de la Federación de Rusia a Ucrania, ocurrida el 24 de febrero último, que en un comienzo vaticinaba una etapa de hambruna en la mayoría de los países.
Si bien se produjo un alza en los mercados de referencia como el de Chicago durante marzo pasado, el reciente acuerdo sellado en Naciones Unidas para que las exportaciones de granos ucranianos salgan del puerto de Odessa con destino al continente europeo, africano y asiático ha sido un éxito que explica, en parte, el descenso en las cotizaciones a los niveles anteriores al estallido de la guerra.
Las granjas de Rusia también han logrado un alto grado de productividad. En declaraciones a la publicación The Economist, Charles Robertson de Renaissance Capital, señaló que "los comerciantes de cereales estaban sobreexcitados”, agrupando erróneamente la interrupción a largo plazo del suministro de petróleo y gas y la interrupción prolongada menos plausible del suministro de alimentos.
"Las existencias mundiales de trigo eran extremadamente altas, lo que nos indicaba que la relación entre las existencias y los precios se había roto o... que la especulación se había adelantado", dijo.
Los detalles
Los datos de las cotizaciones enseñan que el viernes 19 de agosto los futuros de trigo en Chicago, para entrega en diciembre, cayeron a US$ 7,70 por bushel, muy por debajo de los $12,79 que alcanzaron tres meses antes, y regresaron a su nivel en febrero, a los días previos a la invasión a Ucrania.
Mientras tanto, el aceite de palma, que se encuentra en cientos de productos de la industria alimenticia, desde helados hasta fideos instantáneos, ha vuelto a retroceder no sólo a su precio anterior a la guerra, sino también por debajo de lo anotado en las pizarras a comienzos de febrero.
¿Qué pasa en Argentina?
La nueva administración económica encabezada por el ministro Sergio Massa realizará este miércoles una reunión de urgencia con los integrantes de la industria de alimentos para analizar la situación. Si bien la inflación de agosto comenzó a desacelerarse levemente las mediciones privadas referidas a los alimentos observan un incremento cercano al 7% en los supermercados.
La consultora LCG midió en los últimos 30 días aumentos en promedio al 6,6% y remarcaciones al alza de 1,93% durante la tercera semana del mes de agosto.
Al mismo tiempo, para el resto del mundo, la FAO enseña indicadores que muestran una corrección opuesta a lo que sucede en Argentina con precios de alimentos que comienzan a desinflarse y a normalizarse con respecto a los que se anotaban en julio de 2021.
La FAO precisó que en julio el indicador disminuyó un 8,6% con respecto a junio de 2022, para ubicarse en 140,9 puntos. El retroceso marcó la quinta caída mensual consecutiva desde que alcanzó máximos históricos a principios de año. No obstante, la baja registrada en la canasta de productos alimenticios básicos todavía es un 13,1% superior a la de julio de 2021.
Según el economista jefe de la FAO, Máximo Torero, el descenso de los precios de la comida es positivo, especialmente después del encarecimiento observado en marzo, que afectó principalmente a las familias más pobres en todos los países. "Sin embargo persisten muchas incertidumbres, incluidos los altos precios de los fertilizantes, que pueden afectar las perspectivas de producción futura y los medios de subsistencia de los agricultores", explicó el economista.
Uno de los productos que permitieron la disminución del índice fue el aceite vegetal, cuyo precio retrocedió un 19,2% de junio a julio, para llegar a su marca mínima en diez meses.|