No es ni de cerca una historia de ficción, sino de hechos tristemente reales. “Extremadamente cruel, malvado y perverso”, es el filme con el que Netflix reflejó los aberrantes delitos cometidos por Ted Bundy, el femicida más conocido de la historia de Estados Unidos y en el que Zac Efron fue el elegido para reencarnarlo.
¿Quién fue Ted Bundy?
Nacido en Burlington, una localidad estadounidense situada en Vermont, el 24 de noviembre de 1946, Theodore Robert Cowell fue hijo de Eleanor Louise Cowell y de padre desconocido.
Fue criado por sus abuelos y durante casi toda su vida creyó que su madre era en realidad su hermana. Su abuelo era violento y maltrataba a su abuela, y esto provocó que el joven crezca en un entorno duro.
En 1950 se mudó junto con su madre a Washington, la cual un año más tarde contrajo matrimonio con John Bundy. Theodore Cowell fue adoptado por éste y recibió su apellido: de esta manera pasó a llamarse Theodore Budny.
Ted empezó desde la infancia a manifestar una personalidad retraída e infantil, con poco contacto social. Asimismo, mostraba síntomas de un comportamiento cruel.
En su época universitaria fue estudiante de Psicología. Era muy metódico y aplicado, pero fue en el campus donde conoció a la persona que lo desestabilizó para toda la vida. Allí se enamoró de Stephanie Brooks, cuya ruptura nunca llegó a superar. Luego de su separación, estuvo un tiempo sin ir al campus. Tiempo después, regresó a la Universidad de Washington para matricularse en Derecho.
Su modus operandi
El 4 de enero de 1974 cometió su primer delito. Bundy se coló en la habitación de la estudiante Joni Lenz, de 18 años, para golpearla con una palanca metálica, y después la violó. La joven sobrevivió, pero el ataque le dejó con una lesión cerebral permanente.
Casi un mes más tarde, repitió su 'modus operandi' con una estudiante de Piscología del mismo campus, Lynda Ann. Aquella vez la asesinó, se llevó el cuerpo y lo custodió durante un año entero, hasta que la Policía encontró sus restos en una zona montañosa.
Este suceso dio inicio a una cadena de asesinatos en el que desaparecieron numerosas estudiantes: Carol Valenzuela, Nancy Wilcox, Susan Rancourt, Donna Mason, Laura Aimee, Brenda Ball, Georgann Hawkins, Melissa Smith o Caryn Campbell entre muchas otras.
Con el tiempo, y viendo que tenía facilidad para manipular debido a su carisma que resultaba atractivo para muchas chicas, fue agarrando confianza y empezó a buscar víctimas durante el día, siendo usual que simulara tener un brazo roto para pedir ayuda para llevar cosas a su coche.
Cuando Bundy llegaba a su Volkswagen con la víctima elegida, las golpeaba con una barra y las metía adentro del vehículo para llevarlas a un lugar alejado para poder violarlas y matarlas.
"Era buen mozo, exitoso, las mujeres lo encontraban muy atractivo, lo que explica que varias de sus víctimas se fueran con él hacia su auto sin conocerlo", contó a la BBC Scott Bonn, criminólogo de la Universidad de Drew en Estados Unidos.
Siguiendo este mismo patrón, el asesino dejó víctimas a su paso por los estados de Utah, Oregón, Florida y Colorado. Buscaba jóvenes de 18 a 30 años. Se calcula que los crímenes se cometieron entre 1974 y 1978.
En 1975, la policía detuvo el coche de Bundy por una denuncia hecha de manera anónima. En el Volkswagen se encontraron elementos como palancas, esposas y cinta, todas cosas con la que inmovilizaba a sus víctimas. Debido a la evidencia recogida, Ted Bundy fue detenido inmediatamente.
En 1976 se inició el primero de los juicios a los que fue sometido. Sin embargo, el análisis del coche en que fue detenido permitió que se hallaran evidencia de la desaparición y asesinato de Melissa Smith y Caryn Campbel.
Las claras pruebas recogidas por las autoridades llevaron a Ted a un segundo juicio, ya con cargos de asesinato. Bundy decidió representarse a sí mismo como abogado, motivo por el que se le permitió visitar la biblioteca. Debido a esto, aprovechó la situación para escapar aunque fue atrapado seis días después.
Sin embargo, unos meses más tarde volvió a escaparse. Consiguió huir a Chicago y con una identidad falsa volvió a matar. En esta ocasión a Kimberly Leach, una niña de 12 años.
Finalmente fue detenido en Florida, después de que la matrícula de su coche fuera reconocida por las autoridades locales. Tras ser atrapado por segunda vez, fue juzgado en junio de 1979 por asesinato y sentenciado a pena de muerte.
A pesar de ser sentenciado a muerte, la ejecución de Ted tardó un tiempo en concretarse. Sus dotes como abogado fueron fundamentales para postergar la pena. En un intento desesperado por seguir con vida, finalmente confesó haber sido el autor de 34 femicidios. Finalmente fue ejecutado en la silla eléctrica el 24 de enero de 1989, en el condado Bradford, Florida.