Aunque las monarquías europeas caminan hacia una mayor transparencia, la familia real británica sigue beneficiándose de un mecanismo legal que, desde hace más de un siglo, le permite ocultar los testamentos de aquellos de sus miembros que no desean que sus últimas voluntades sean conocidas. Según cálculos del diario The Guardian, el valor de esa fortuna opaca de los Windsor asciende a más de 180 millones de libras (unos 211 millones de euros).
El cálculo que este periódico británico ha hecho público esta semana resulta de los testamentos de 33 familiares y antepasados de la reina Isabel II que quisieron ocultar sus últimos deseos, pero cuyo valor total sí se ha conocido. Entre ellos, su hermana, la princesa Margarita, quien al morir en 2022 dejó una herencia de lo que hoy equivaldría a unos 11 millones y medio de libras. También se selló el testamento del tío paterno de la reina Isabel II, el que fuera brevemente rey con el nombre de Eduardo VIII, quien dejó una herencia de solo unas 75.000 libras.
La palma se la lleva el marido de una de las nietas de la reina Victoria e hija de Eduardo VII, el duque de Fife, fallecido en 1912 con una fortuna de casi 80 millones de libras.
Desde 1911 la justicia británica permite a los miembros familia real británica sellar sus testamentos e impedir que, en contra de lo que sucede con el resto de británicos, sean publicados. Eso ha permitido durante décadas que los Windsor oculten qué tipos de bienes dejaron al morir y cómo los distribuyeron entre sus familiares, amigos o empleados.
También permanecían en secreto, hasta hace poco, las decisiones judiciales que así lo permiten. En septiembre del año pasado, sí se publicó la del juez de familia que determinó que el testamento del duque de Edimburgo debía permanecer en secreto. El juez argumentó en su resolución que “La cantidad de publicidad y de conjeturas que la publicación [del testamento del marido de la reina Isabel II] podría llegar a atraer sería inmensa y del todo contraria al objetivo de mantener la dignidad de la soberana y de los miembros cercanos de su familia”.
Ahora, este tipo de decisiones vuelve a estar en el punto de mira por el caso que el diario The Guardian llevará mañana a los tribunales. El periódico británico ha tomado acciones legales contra la decisión del juez que decidió mantener en secreto el testamento del duque de Edimburgo, ya que la sesión que celebró para ello se hizo a puerta cerrada, sin que los medios de comunicación pudieran conocer los argumentos que daban los abogados del antiguo consorte.
La primera vez que se llevó a cabo este procedimiento fue tras la muerte del príncipe Francisco de Teck, hermano pequeño de la reina María, abuela de la actual monarca, en 1910. El príncipe tuvo varias amantes y se pensaba que había tenido un hijo fuera del matrimonio a quien habría querido beneficiar en su testamento, de manera que su hermana decidió mantenerlo en secreto.|