En el marco de la visita del presidente boliviano, Luis Arce, con una agenda que tenía la provisión del gas a nuestro país como prioridad, también se firmó un Memorándum de Entendimiento de Cooperación en torno al desarrollo del litio. Ahora, las partes se comprometen a “coordinar esfuerzos” para promover el intercambio y transferencia de conocimientos científicos y tecnológicos.
La importancia del mineral deriva, en buena medida, del papel que juega como insumo clave de las baterías de ion de litio que se utilizan para la electromovilidad y la acumulación de energías renovables. Es un elemento crítico en la actual transición global hacia una economía menos dependiente de combustibles fósiles.
En 2021 el litio representó el 6,2% de las exportaciones mineras en Argentina, que alcanzaron los US$ 3300 millones con el oro y la plata como principales productos.
Bolivia es el país con mayores recursos identificados de litio en el mundo con 21 millones de toneladas, por encima de los 19 millones de toneladas de Argentina y los 9,8 millones de toneladas de Chile. Por fuera de la región, los países que tienen el mineral son China y Australia.
La participación de los países del “triángulo del litio” que concentran el 58% de este recurso a nivel global, en términos de producción de compuestos de litio es muy inferior, aunque también tienen un papel relevante a nivel mundial. Actualmente, Argentina es el cuarto productor mundial de litio, aunque va en ascenso.
La voz de un especialista
“Hoy Argentina tiene dos operaciones en Catamarca y Jujuy, y otra en construcción en esa misma provincia que va a ser la más grande del país y eso va a posicionar a la Argentina como el tercer productor mundial. Argentina tiene el potencial para convertirse en el principal productor porque están dadas las condiciones pero no podemos pensar eso en el corto plazo sino recién en un tiempo de 10 a 15 años y dependiendo también cómo se desarrollen los recursos en otros países”, cuenta Víctor Delbuono, investigador del Área de Recursos Naturales de Fundar, centro de estudios dedicado al estudio, la investigación y el diseño de políticas públicas con foco en el desarrollo de una Argentina sustentable e inclusiva.
Según el exdirector de Economía Minera en la Secretaría de Minería Nacional, el acuerdo entre Bolivia y Argentina “es un paso importante para la integración regional, dentro de las agendas de ambos países se encuentra el desarrollo de esta industria, con estrategias distintas como ha sido la estrategia de nacionalización de Bolivia de una empresa estatal. Esta estrategia ha presentado avances en la investigación y en la formación de recursos humanos e investigadores”.
En este sentido, sostiene que “Argentina puede tender un puente para la cooperación regional integral en el Triángulo, dado que las relaciones diplomáticas entre Bolivia y Chile han sido históricamente poco amistosas”.
El modelo de explotación en Argentina se encuentra entre el modelo de gobernanza estatal boliviano, donde es el Estado el que lidera el proceso a través de una empresa pública, y el modelo chileno donde el sector privado asume la función productiva. “En Argentina participan empresas de los estados provinciales, que son quienes tienen mediante diferentes convenios de exploración o explotación”, señala el magíster en energía por la Universidad de Buenos Aires. En el sistema federal argentino la titularidad del dominio de los recursos naturales corresponde a las provincias.
Desde Fundar sostienen que tanto Chile y, sobre todo, Bolivia, implementaron estrategias tendientes a mejorar la captación de renta por parte del Estado y a localizar actividades productivas relacionadas con el procesamiento del litio. Mientras que en nuestro país hay un marco normativo poco favorable al desarrollo de políticas productivas, visiones encontradas sobre la estrategia correcta, y falta de coordinación entre provincias y niveles de gobierno.
“Todo ello ha resultado en que las políticas implementadas en nuestro país persigan objetivos fragmentados. Adicionalmente, las políticas para promover eslabonamientos productivos y el desarrollo de capacidades tecnológicas fueron comparativamente más débiles y contaron con menores recursos”, afirman en su último informe sobre el tema.
En ese sentido, plantean que llevar adelante una agenda estratégica en relación con el litio en la Argentina “resulta imprescindible superar las tensiones entre las visiones extractivista e industrialista sobre el recurso, de modo de construir una alternativa que aspire, al mismo tiempo, a aumentar el volumen de producción y a promover el desarrollo de capacidades tecnológicas y productivas”. “El proceso de construcción de esa agenda debe ser abierto, incorporando en su definición a los actores productivos, al sistema de ciencia y técnica, a las comunidades que habitan en las zonas aledañas al recurso y a organizaciones de la sociedad civil que trabajen sobre aspectos ambientales”, concluyen.
¿Cómo es el proceso de extracción?
Es una industria compleja, no es extraer la salmuera. A diferencia del gas, que está disponible cuando uno desarrolla la inversión y lo puede extraer, el litio requiere toda una industria para producir derivados a partir de la salmuera, derivados que después se van a utilizar en los componentes de las baterías y otras industrias que también requieren ese mineral. “No es fácil producir derivados de litio, lleva muchos años”, explica Delbuono.|