Era 11 de marzo y pocos días habían pasado de la ronda de sanciones acordadas por Estados Unidos y los países del G-7. Siete bancos de Rusia habían sido sacados del sistema de pagos internacionales (Swift) y la mitad de las reservas del Banco Central de Rusia habían sido congeladas, unos 330 mil millones de dólares.
“De hecho, la intención explícita de Occidente fue provocar corridas bancarias y colapsar el sistema financiera ruso desde adentro”, escribió el portal Zero Hedge, dedicado al mundo financiero, en una nota sobre el riesgo de esta sanción.
En tanto que, Goldman Sachs publicó un informe que sostenía que la caída de la producción petrolera de Rusia podría ser la mayor interrupción de los flujos petroleros desde la guerra del Golfo en 1990.
Más de una semana después, el 24 de marzo, la bolsa de Moscú reabrió sin que el mercado de valores colapsara, ni se produjese ningún evento financiero. Un fondo de inversión del Banco Central ruso, incluso, compró las acciones de las empresas en problemas por las ventas de inversionistas deseosos de salir de Rusia.
Mientras el rublo, la moneda rusa, se revalorizó al pasar de 110 a 98 por dólar, gracias al anuncio de Vladimir Putin sobre los pagos de gas de Europa en rublos. “Está claro que ya no tiene sentido entregar nuestras mercancías a la UE, a Estados Unidos, y recibir dólares, a cambio euros y otras monedas", dijo.
¿Qué pasó?
Estados Unidos y los países del G-7 han conversado sobre prohibir la venta de oro por parte del Banco Central ruso. El departamento del Tesoro aclaró que cualquier compra del oro ruso sería sancionada por estar dentro del esquema de restricciones contra la autoridad monetaria de Moscú.
Se estima que el Banco Central tiene 144 mil millones de dólares de reservas en oro. Pero otro ha sido el refugio de Rusia para capear el temporal; sus ventas constantes y sonantes de petróleo y gas.
“Después del impacto inicial de las sanciones, las condiciones financieras se endurecieron debido a la caída del rublo y la renta variable. Pero la mitad de eso ahora se ha deshecho, no porque las sanciones no funcionen, sino porque las entradas de divisas fuertes de las exportaciones de energía son una escapatoria para Putin”, afirmó Robin Brooks, economista en jefe del Instituto de Finanzas Internacionales y quien sostiene, sin embargo, que las sanciones implicarán una caída de la economía rusa.
Contra los pronósticos, Rusia mantuvo sus exportaciones petroleras en 8 millones de barriles diarios según Energy Intelligence. Desde el inicio de la guerra en Ucrania, Europa pagó a Rusia un total de 550 millones de dólares al día en importaciones de petróleo (más de cinco millones de barriles diarios). Unos 200 mil millones al año, según el banco Standard Chartered.
Se importaron 5,1 millones de barriles diarios de petróleo y productos derivados del petróleo de Rusia por mar. La mayor parte se destinó a las refinerías de los Países Bajos para su posterior distribución, según Financial Times.
Un millón más llegaron a través del oleoducto Druzhba (Amistad) desde Almetyevsk en el centro de Rusia hasta las refinerías en Bielorrusia, Polonia, Alemania, Eslovaquia, República Checa y Hungría. Todos bajo contratos a largo plazo.
Los otros dos millones de barriles se vendieron con descuentos de 30 dólares a empresas que comercian materias primas, como Glencore o Tranfigura, que los almacenaron en alta mar. Otros tanto a compañías petroleras de la India y a privados chinos que los ubicaron también depósitos en alta mar, lejos del escrutinio internacional para evitar las sanciones, informó Bloomberg.
Ni Sberbank, ni al Gazprombank, los bancos que procesan los pagos por gas y petróleo a Europa, han sido sancionados. Más de la mitad del crudo de Rusia va hacia Europa y un 40% del gas del Viejo Continente viaja en gaseoductos y buques desde Moscú, según la BBC.
Por ahora, además, la mayor interrupción de las exportaciones rusas podría ser por los daños de una tormenta en las terminales marítimas del Consorcio del Oleoducto del Caspio por donde salen buques, desde el Mar Negro hacia Kazajistán. Un millón menos de barriles por día.
Alemania, uno de los principales compradores, anunció que intentará reducir la dependencia para 2024, gracias a un plan de impulso a energías alternativas. Los críticos dijeron que será imposible de aplicar.
Mientras tanto, la Unión Europea firmó un acuerdo con Joe Biden para que Estados Unidos le venda 15 mil millones de metros cúbicos de gas. El número está lejos de ser el necesario; Rusia vende a Europa al año 164 mil millones. “Es un comienzo, pero relativamente pequeño", según Jonathan Stern, investigador del Instituto de Estudios Energéticos de Oxford.
“La nueva estrategia energética, esbozada por la Comisión Europea a principios de este mes, tiene como objetivo reemplazar 101.500 millones de metros cúbicos de gas ruso en 2022 aprovechando fuentes de suministro alternativas, construyendo energías renovables y aumentando la seguridad energética. También busca asegurar 50 mil millones de metros cúbicos en gas natural licuado de nuevos proveedores”, escribió Bloomberg.
El mercado de valores de Rusia no ha colapsado, aunque los grandes jugadores, como Goldman Sachs y otros bancos de inversión, se retiran de forma lenta y gradual por miedo a ser alcanzados por Sanciones. Las reservas en oro de Rusia están las bóvedas del Banco Central de Rusia, según informó las autoridades monetarias.
"Para resistir una crisis geopolítica, se necesitan reservas que no puedan verse afectadas por las sanciones de los estados occidentales. Por lo tanto, el Banco de Rusia en los últimos años ha aumentado la participación del oro y el yuan chino a casi la mitad de las reservas, previendo que una crisis geopolítica, como esta, pudiera suceder”, dijo el banco en un comunicado.
Mientras, China recomendó a sus empresas en Rusia que "ocupen el vacío" dejado por empresas extranjeras, a través de su embajador en Moscú, Zhang Hanhui. Algunas compañías chinas consideran invertir en petroleras y energéticas como Gazprom y Rosneft.
Joe Biden, por supuesto, amenaza son sanciones a Beijing si apoya a Moscú en medio de su “invasión a Ucrania”.
Aunque para Javier Blas, experto en energía, Europa y Estados Unidos financian de alguna manera a Rusia, aún sin quererlo, con subsidios a los combustibles. De Francia hasta Alemania, pasando por California, se aprueban recortes de impuestos a la gasolina o fondos directo a los consumidores para que el costo de cargar combustible en un auto sea menor.
“Los recortes de impuestos a los combustibles son esencialmente un subsidio para Vladimir Putin y perjudican el esfuerzo por poner fin a la guerra en Ucrania. Piénselo: si el petróleo se vuelve más asequible, el consumo aumenta. Cuanto mayor sea la demanda de petróleo, mayores serán también los precios del petróleo, y más dinero gana el Kremlin. Esos petrodólares adicionales pueden destinarse a matar a más ucranianos”, según Blas.
Al parecer, la mejor forma de eliminar los ingresos de Rusia es disminuir de forma drástica el consumo energético de la población y la industria. Un tipo de recesión que los gobiernos de Europa y Estados Unidos no están dispuestos a enfrentar en años electorales.|