Para describir la “crisis energética” que expuso el Secretario de Energía, ayer, en la carta dirigida al Ministro de Economía, Martín Guzmán, donde advierte sobre la falta de fondos para pagar gas, gasoil y otros combustibles, algunos analistas se remontan a las privatizaciones de los 90` y a la imposibilidad de atraer inversiones.
En pocas horas recibió los fondos de Guzmán, pero la nota mostró el riesgo de no tener energía en invierno, una situación que se agrava por la crisis mundial que está provocando la invasión de Rusia a Ucrania, que elevó el precio de commodities, entre ellos, petróleo y gas natural, pero que se profundiza por la delicada situación financiera que atraviesa la Argentina, prácticamente sin reservas.
Mientras en el mundo la energía aumentaba su precio por la pandemia, que generó mayor demanda y escasez, en los últimos 2 años, en Argentina, la tarifa eléctrica aumentó el 9 % y la de gas 6 %; pese a esto, la inflación acumulada rondó el 90 %. Cuando el Gobierno se dispuso a negociar un aumento, en uno de los ítems que más tuvo que pelear con el FMI, por el impacto de los subsidios energéticos en la generación de déficit fiscal, el laberinto se encorajinó un poco más.
Antes que estalle la guerra en Ucrania, desde el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE) destacaban que “la crisis energética global en medio de la pandemia implica que la energía se volvió mucho más cara. El gas, que se importa para la producción de electricidad, subió 150% y presionará sobre las flojas reservas del Banco Central”.
Además, “el cambio climático traerá eventos más adversos, con olas de calor que demanden mayor consumo y sequías que compliquen la generación hidroeléctrica, una de las formas más económicas de producir energía” Y, como tercer factor la transición energética hacia energías más limpias que “también traerá mayores costos a la hora de generar energía”.
Lo anterior evidencia que la situación de guerra no hizo más que profundizar una situación límite que se plantea cada invierno cuando la Argentina tiene que desembolsar divisas para comprar gas natural, para producir cerca del 30 % de la energía que consume y no llega a producir en el país.
“Está estimado que vamos a necesitar 4.000 millones de dólares para importar el gas faltante para desarrollar una situación de normalidad en los hogares y en la actividad industrial y comercial”, indicó Luis Bolomo, Consultor y Especialista en Energía, y planteó que “hay que ver de dónde van a salir esos dólares”.
En ese sentido, el analista se refirió al planteó que hizo el secretario Martínez al reclamar que se le están enviando 60.000 millones de pesos, de los 380.000 millones que se necesitan. “¿Cuál es la razón por la cual le enviaron este importe? Porque no se puede seguir emitiendo y, además, con emisión no se compran dólares”.
Luego de destrabar los desembolsos para afrontar el pago de embarques de energía que llegan en marzo, la Argentina deberá adquirir más gas durante los meses siguientes, hasta julio, seguramente, según las temperaturas en las cuales se desarrolle el invierno.
Y estas nuevas compras deberán realizarse en un contexto de alta volatilidad de precios y mayor demanda ya que muchos países optaron por dejar de comprarle gas natural a Rusia, como acción castigo para que ceses en los bombardeos. “El precio no está fijado, dependerá de lo que pase con la guerra y los precios a nivel internacional”, aclaró Bolomo.
Para dar cuenta de la situación el especialista recordó las situaciones críticas que vivió el área Metropolitana a fin de año, por los cortes de suministro, y dijo que “todo el sistema de distribución es muy precario en Argentina, pero mucho más precario es cómo estamos produciendo, no en cuanto a la calidad del equipamiento de producción sino a los recursos necesarios para producir”.
En el caso de Vaca Muerta que tiene un enorme potencial para la obtención de gas (308 TCF) y cuenta con importantísimos recursos de petróleo que alcanzan los 16,2 miles de millones de barriles, lo que significa multiplicar por diez las actuales reservas de la Argentina, Bolomo indicó que necesita 15.000 millones de dólares anuales de inversión, mientras que las empresas que están en la “joya energética” destinan tan sólo unos 5.000 millones al año.
“Por eso –aclaró – el avance de la explotación de Vaca Muerta está, aproximadamente, a un tercio de lo que realmente necesitaría”.
Por último, el consultor apuntó a la importancia de trazar planes de largo plazo y estimó que “si durante los últimos 10 años hubiésemos hecho la acción necesaria –además de cubrir la demanda interna-, hoy seríamos proveedores de gas al mundo”. “Pero bueno, no se pudo, no se quiso o no se supo”, concluyó el experto.
En lo inmediato, la cartera de Economía cubrió el pedido de fondos para Energía y, de esta forma, logró garantizar la importación de gas, GNL y gasoil; además fuentes oficiales confirmaron que se acordó con Hacienda la planificación financiera para marzo, que garantiza el funcionamiento del sistema energético en su conjunto.
En lo sucesivo, y con las revisiones trimestrales de los técnicos del FMI, que auditarán las cuentas de la Argentina para que pueda alcanzar una de las metas principales, reducir el déficit fiscal, el horizonte energético se vuelve dudoso. Tan sólo en 2021, con una partida de 11.000 millones de dólares, los subsidios representaron cerca del 2,4% del gasto del Estado.|