Incluso antes que circule la “letra chica” del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sectores vinculados a la economía real aseguraban que el entendimiento es sumamente necesario, pero no suficiente. “No va a resolver todos los problemas de la economía argentina”, planteaban empresarios y gremialistas, en línea con lo que expusieron, este martes, en el Congreso, ante Diputados de la Nación.
La interna que desató la negociación para alcanzar con los votos mostró el peso del FMI, y sus recetas, tanto en la economía como en la política del país, pero también que no es la panacea para muchas de las tensiones que pesan en el escenario local. La riña democrática concluyó con la ausencia de dos exponentes de las coaliciones enfrentadas, Máximo Kirchner (FdT) y Fernando Iglesias (JxC), que marcaron una radicalización en las propias alas del oficialismo y la mayoría opositora.
El posible escenario de recuperación económica, a partir de la mayor previsibilidad que trae el plan de desendeudamiento, estará condicionado por las fuerzas de la política; pero no sólo pesará la “natural” oposición de la izquierda, los “libertarios” y Juntos por el Cambio (JxC) con sus matices, sino por los “halcones” del Frente de Todos.
Múltiples tensiones
La crisis entre Ucrania y Rusia, países que proveen más de un cuarto de las exportaciones mundiales de trigo y grandes volúmenes de maíz, cebada y aceite vegetal, especialmente de girasol, tiene un impacto directo en la economía argentina por el peso del valor de los commodities que el país exporta tanto en las liquidaciones de divisas como el precio interno que presiona el precio de los alimentos.
Mientras el acopio de granos aumenta en el mundo, a partir de la “economía de guerra” que desató Rusia, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) redujo sus proyecciones respecto de las exportaciones mundiales de trigo y advirtió que la invasión comandada por Vladimir Putin a Ucrania “incrementó significativamente la incertidumbre en la oferta y la demanda de la agricultura”.
En su reporte mensual, la entidad recortó su proyección de exportaciones mundiales de trigo para la campaña 2021/2022 en 3,6 millones de toneladas hasta 203,1 millones.
En el caso de las exportaciones argentinas, se estiman incrementos en las cantidades de trigo por 2,47 millones de toneladas; y una caída en las de maíz (1,60 millones) y soja (2,45 millones).
La agencia gubernamental recortó las exportaciones estimadas para Ucrania en 4 millones de toneladas (hasta 20 millones) debido a las disrupciones en el Mar Negro y para Rusia en 3 millones (hasta 32 millones) a causa de los problemas en el transporte por las sanciones económicas y el propio conflicto.
No obstante, dichas caídas se muestran “parcialmente compensadas” por los incrementos en las exportaciones de Australia e India.
Asimismo, el USDA advirtió que la suba en los precios podría afectar a la demanda, resultando en menores importaciones de trigo en la Unión Europea y en países como Egipto y Turquía.
Los inventarios mundiales de trigo aumentaron ligeramente en 3,3 millones de toneladas gracias a una cosecha récord de 36,3 millones de toneladas en Australia, según los datos del USDA.
Respecto al maíz, la producción mundial fue revisada al alza en 1,5 millones de toneladas a 1.498 millones con incrementos en la producción de India y Rusia, y caídas en la Argentina y Sudáfrica.
Por su parte, el intercambio mundial de soja fue reducido en 6,4 millones de toneladas hasta 158,6 millones, y su producción en 10,1 millones a causa de la sequía en Sudamérica que afectó a las exportaciones.
En el caso de la Argentina, la previsión de la producción de soja fue reducida en 1,5 millones de toneladas hasta 43,5 millones; lo cual implica un total de 2,7 millones de toneladas menos respecto de la campaña 2020/2021.
Del mismo modo, la producción de maíz fue recortada en 1 millón de toneladas hasta 53 millones debido al menor rinde, aunque, de todas formas, continúa ubicándose 1,5 millones por encima de la campaña anterior.
Por su parte, las estimaciones para la producción de trigo se mantuvieron sin modificaciones en 20,5 millones de toneladas, un incremento de 2,9 millones frente al período anterior.
A nivel local las perspectivas, atadas a una fuerte incertidumbre, están divididas entre quienes dan por hecho una reducción en torno al 25 % de la cosecha por los efectos de la sequía, a lo que se suman los daños que generaron los incendios en sectores productivos de Corrientes -producción forestal, ganadera, citrícola, yerbatera y arrocera-, que no se compensaría con el alza de precios internacionales. Por otro lado, en el marco de Expoagro, que transcurrió en un clima de bonanza, se anunció que el agro podría aportar a la recaudación fiscal US$ 16.000 millones, con exportaciones por más de US$ 40.000 millones.
“La disminución de las cantidades producidas tendrá consecuencias negativas sobre los volúmenes de molienda y exportaciones de granos y subproductos de Argentina. No obstante, los niveles récord de precios internacionales que estamos registrando permitirían compensar la disminución de la producción y resultar en una nueva contribución récord del sector a los principales agregados económicos”, describió Agustín Tejeda economista jefe de YPF Agro.
En las últimas horas, Ucrania confirmó que suspenderá la exportación de granos y se prevé mayor alza de los cereales en el mercado internacional. La incertidumbre en los precios internacionales está generando “faltantes” y “fuertes subas” de precios en aceites, harinas y derivados, según advierten desde los supermercados. Mientras el ministro de Desarrollo Productivo avisó que “hay que reforzar el fideicomiso o tomar otras medidas”, el secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, busca herramientas para “desacoplar” los precios locales de los internacionales y los productores agropecuarios rechazan de forma anticipada más retenciones.
La cuerda por la que camina el presidente Alberto Fernández buscando equilibrio, tiene tantas y tan complejas variables que cuesta pensar un escenario de prosperidad mientras halcones sobrevuelan de izquierda a derecha, y fuerzan las decisiones que pesan sobre la macro y la microeconomía. No se trata del éxito de una gestión de Gobierno, de cara a una posible relección, sino de la posibilidad de aprovechar el “viento de cola” –relativo porque se da en un contexto bélico sin fecha de cese– para expandir la economía y evitar el default en cada una de las revisiones que el FMI realizará sobre las cuentas públicas por los próximos 30 meses. |