La comprobación de datos como herramienta de desinformación en el conflicto ucraniano – Negocios & Política
 

Guerra psicológica |La comprobación de datos como herramienta de desinformación en el conflicto ucraniano

El caso de los falsos chequeos rusos sobre supuestas desinformaciones ucranianas expone uno de los aspectos centrales de las fake news: generar desconfianza absoluta. Además, la libertad de expresión es puesta a prueba en medio de la activa censura ejercida por los gobiernos occidentales, ruso y las plataformas.
Adrián Machado
Actualidad
Adrián Machado
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El sitio ProPublica, especializada en periodismo de investigación, junto a profesionales del Media Forensics Hub de la Universidad de Clemson identificaron más de una docena de videos cuya intención es desmentir falsificaciones ucranianas aparentemente inexistentes.

Pasemos en limpio, el hallazgo de esta investigación es una supuesta nueva campaña que esparce fake news y desinforma, pero la disfraza de comprobación de hechos. De hecho, existen organizaciones, sitios periodísticos, de investigación, que destinan espacio exclusivamente a analizar y chequear imágenes, videos y discursos que hayan alcanzado cierta notoriedad o hecho viral en redes sociales y/o medios tradicionales. 

El fact checking está afianzado como rama del periodismo, tuvo preponderancia durante la pandemia y continúa en ascenso desde que comenzó la guerra entre Rusia y Ucrania. Es de esta centralidad que se aprovechan los falsos chequeos de hechos inexistentes para difundir fake news. Han llegado hasta la tv estatal y a cuentas oficiales del gobierno ruso en Twitter, por ejemplo. Además, circulan por canales prorrusos en Telegram.

Falsa bandera

Un ejemplo difundido por los investigadores de ProPublica y la Universidad de Clemson señala que el 3 de marzo un funcionario de la región separatista de Donetsk tuiteó un video del que afirmaba que revelaba “cómo se hacen las falsificaciones ucranianas”. El clip mostraba dos grabaciones yuxtapuestas de una gran explosión en una zona urbana. Los subtítulos en ruso afirmaban que uno de los videos había sido difundido por propagandistas ucranianos que decían que lo que se veía era un ataque con misiles rusos en Kharkiv, la segunda ciudad más grande del país.

Pero, como explican los subtítulos del segundo vídeo, las imágenes exhibían en realidad la explosión de un depósito de armas en la misma zona en 2017. La idea que subyace a esta presentación es que no se debe confiar en imágenes que muestren supuestos ataques de misiles rusos, puesto que probablemente sean mentiras difundidas por los ucranianos. 

La investigación indica que no hay evidencia concluyente que demuestre la circulación efectiva de ese video en el que se afirma que la explosión fue gracias a un ataque con misiles rusos.

Según uno de los autores del estudio, Patrick Warren, “la razón por la que es tan eficaz es porque no hay que convencer a nadie de que es verdad. Basta con hacer que la gente no esté segura en qué debe confiar”. Y agregó: “En cierto sentido, están convenciendo al espectador de que sería posible que una oficina de propaganda ucraniana hiciera este tipo de cosas”.

El escenario de guerra es terreno fértil para todo tipo de operaciones de prensa, desinformación, propaganda y fake news. Los medios de comunicación occidentales así como el gobierno ucraniano han hecho lo suyo también en dicho apartado (en este artículo hemos problematizado la cuestión). Pero el artilugio de los falsos chequeos rusos es novedoso.

“Es la primera vez que veo lo que podría llamar una operación de desinformación de bandera falsa”, continúa el profesor Warren. “Es como si los rusos se hicieran pasar por ucranianos difundiendo desinformación”, sentencia. 

Uno de los objetivos centrales de esta estrategia de desinformación, afirma la investigación de ProPublica y la Universidad de Clemson, es elevar la confianza y aprobación del pueblo ruso sobre la campaña militar. Los contratiempos y resistencias serían una invención de los ucranianos.

Metodología

Los videos no tienen un autor claro, ni provienen de una sola fuente. Aparecieron por primera vez días después de la invasión rusa. El primer vídeo que vio Warren afirmaba que se había eliminado una bandera ucraniana de unas viejas imágenes de un vehículo militar y se había sustituido por una Z, una insignia ahora icónica pintada en los vehículos rusos que participaron en la invasión. Pero cuando buscó ejemplos de personas que compartieran las imágenes engañosas con el logotipo de la Z, no encontró nada.

“He estado siguiendo [las imágenes y los videos de la guerra] con bastante atención en los feeds de Telegram, y nunca había visto el video que decían que era un video de propaganda, en ningún sitio”, dijo. “Así que empecé a indagar un poco más”.

De esta manera, arribó a otros videos falsos de chequeo de datos. Uno de ellos pretendía desmentir imágenes falsas de explosiones en Kiev, mientras que otros intentaban revelar que los ucranianos estaban difundiendo videos antiguos de explosiones no relacionadas y los etiquetaban erróneamente como recientes. Algunos de los clips procuran desmentir los esfuerzos de los ucranianos por etiquetar falsamente vehículos militares como pertenecientes al ejército ruso.

“Está muy claro que esto va dirigido al público de habla rusa. Intentan hacer creer a la gente que cuando se ve material militar ruso destruido, hay que sospechar de ello”, explicó el investigador.

Como hemos mencionado, la circulación de videos e imágenes antiguas de vehículos militares y explosiones con afirmaciones falsas o engañosas relacionadas con la guerra circulan desde el inicio de la misma. Pero en los videos analizados por Warren, la desinformación supuestamente creada por Ucrania no parece haber circulado antes de las desmentidas rusas.

La investigación citada intentó buscar los videos engañosos en las distintas redes sociales y buscadores, sin éxito alguno. El examen de los metadatos de dos de los videos analizados arrojó la siguiente conclusión: quien haya creado los mismos solamente duplicó las imágenes originales para crear la supuesta falsificación ucraniana. Es decir, el archivo fue utilizado dos veces: una para mostrar el metraje original y otra para expresar falsamente que circulaba como desinformación ucraniana. Luego se añadieron distintos subtítulos y elementos visuales para diferenciar las versiones.

Joan Donovan, directora de investigación del Shorenstein Center on Media, Politics and Public Policy de Harvard, calificó los videos de “guerra informativa de bajo nivel”. Dijo que no es necesario que se difundan ampliamente en las redes sociales para que sean eficaces, ya que su existencia puede ser citada por los principales medios de comunicación rusos como prueba de la campaña de desinformación virtual de Ucrania.

“Funciona en conjunto con la televisión estatal en el sentido de que se puede poner algo como esto online y luego repetirlo en la televisión como si fuera un ejemplo de lo que está sucediendo en Internet”, dijo.

Los videos falsos se han difundido principalmente en canales de Telegram en ruso. En los últimos días han pasado a otros idiomas y plataformas. Uno de ellos es objeto de un hilo de Reddit en el que se debate la veracidad de las imágenes. En Twitter, están siendo difundidos por personas que apoyan a Rusia, y que los presentan como ejemplos de desinformación ucraniana.

Guerra sin cuartel

Las plataformas digitales, sus redes y apps stores son una extensión del campo de batalla militar. El derecho a la información y la libertad de expresión tienen una dura prueba en este contexto. 

Ejemplo de lo anterior es el permiso especial que otorgó Meta para difundir discursos violentos y de odio contra Rusia y sus soldados a los usuarios de Instagram y Facebook. Esta revelación fue efectuada por Reuters y confirmada por voceros de la empresa: “como resultado de la invasión rusa a Ucrania se permitirán algunas expresiones políticas que en condiciones normales violarían las reglas de uso”, afirmaron. Además, la compañía admitirá publicaciones cuyo contenido incite al asesinato de los presidentes de Rusia y Bielorrusia, especialmente en dichos países, así como en Ucrania y Polonia.

La contraofensiva del gobierno de Putin fue catalogar como “organización extremista” a Meta y prohibir sus productos en territorio ruso. Twitter también había sufrido represalias gubernamentales previamente.

Por otra parte, la activa censura a los canales Sputnik y Russia Today (RT) se extiende por distintas partes del mundo. Las acciones llegaron hasta YouTube, donde se borraron todos los contenidos de ambas agencias noticiosas rusas

Un dato que ilustra la situación y oficia como disparador de una serie de preguntas sobre libertad de expresión, regulaciones, decisores de políticas de comunicación, es el que atañe a RT y Latinoamérica. El canal de RT en español es el sitio más popular en cuanto a noticias para los usuarios latinoamericanos de YouTube. Ahora, ven cercenada esta opción por un conflicto en el que nada tienen que ver.

Uno de los objetivos principales de la desinformación no es hacer desconfiar de una narrativa en particular, sino de todas. Es generar duda sobre toda cuestión.  |

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