El equilibrista Guzmán, entre las fauces del kirchnerismo y las oscuras aguas del Fondo – Negocios & Política
 

La política que viene |El equilibrista Guzmán, entre las fauces del kirchnerismo y las oscuras aguas del Fondo

El economista que hace contrapeso entre dos mundos. Uno de los funcionarios con mejor imagen del oficialismo. Su futuro y el del presidente, ligados por los hilos que manejan los dueños del Frente de Todos. ¿Proyecto para 2023?
Federico García
Análisis
Federico García
Análisis

Sentado en la mesa de negociaciones con los históricos verdugos de la Argentina, Martín Guzmán quizás nunca llegó a imaginar que su principal obstáculo estaría en el frente interno, mientras el tabú del default pasea como un fantasma por las escalinatas del Palacio de Hacienda y amenaza con salir a la calle para volver a inundar la realidad de los argentinos.

Balanceándose entre dos mundos, por un lado, las recias caras del staff del FMI y, por el otro, los duros achaques de los dueños del Frente de Todos, logró “el mejor de los acuerdos posibles”, según se afianzan en decir desde el albertismo, si es que a esta altura existe tal cosa en la coalición de gobierno.

Pero sin dudas, y sin militancia alguna, mucho menos en el peronismo, el equilibrista salió –o está saliendo– airoso de semejantes presiones y, con las cosas en manos del Congreso Nacional, podrá ahora respirar un poco de vientos de futuro.

Más allá de la imagen

¿Pensará Guzmán, con el horizonte a sus pies, pasar a la acción política como candidato? Es una de las preguntas que propios y ajenos se hacen de cara al no tan lejano 2023, para cuando se deben dirimir las candidaturas para reemplazar a Alberto Fernández.

Lo cierto es que, mientras las encuestas muestran que, en general, la imagen negativa supera a la positiva entre las principales caras del oficialismo, el equilibrista es, junto al ministro de Ciencia y Tecnología, Daniel Filmus, quien goza de la mejor recepción en la consideración de un electorado posible.

Sin embargo, es sabido que no basta con ser una cara bonita, ni mucho menos un erudito, para llegar al Sillón de Rivadavia, sino, por sobre todas las cosas, gozar de una estructura política contenedora, algo de lo que Guzmán carece.

Ni siquiera es factible decir, hoy por hoy, que ostente el apoyo incondicional del peso más pesado del díscolo rompecabezas peronista, Cristina Fernández de Kirchner, quien le apuntó directamente en su carta del 17 de septiembre de 2021, en la que lo acusó de subejecutar el presupuesto del gasto social durante la pandemia.

En otras palabras, responsabilizó al ministro Guzmán por llevar adelante un ajuste encubierto. Pero la tormenta pasó y, tras reunirse en la casa de la vicepresidenta, sellaron la paz y, por ahora, reina entre ellos una tensa calma.

Contrapeso

Si algo mantuvo y mantiene todavía a Guzmán como ministro de Economía es la banca del presidente Alberto Fernández, quien en 2019 lo fue a buscar a Nueva York cuando trabajaba de investigador en la Universidad de Columbia, bajo el ala del Premio Nobel Joseph Stiglitz.

La ex promesa del tenis platense ingresó al radar del peronismo luego de una serie de charlas en el Instituto Gestar, un think-tank frecuentado por pesos pesados del Justicialismo, pero fue Sergio Chodos, el representante argentino ante el FMI, el que intervino para que el nombre del economista llegara a oídos del jefe de Estado luego de ser electo.

A partir de allí, el presidente depositó en el equilibrista el futuro de la deuda y, por ello, el de su propio gobierno, con lo cual sellaron una alianza que se hizo aún más fuerte tras el anuncio de entendimiento con el FMI, el mismo que fue interpretado con desconfianza desde el kirchnerismo. Con esa reacción, quedó confirmado que el entonces joven de 37 años nunca fue recibido con el ala abierta por los pingüinos, que no dejaron pasar oportunidad para erosionar su cargo.

Muestra de ello fue un episodio que tuvo lugar en abril de 2021 y que significó varias notas en los principales diarios. En aquel momento, en medio de una discusión sobre la política energética, Guzmán casi termina eyectado del Ministerio de Economía cuando buscó desplazar al camporista Federico Basualdo.

Finalmente, todos permanecieron en sus sillas, pero el acróbata entendió que, en la política partidaria, los propios imponen límites, sobre todo, si entre ellos se encuentra un gigante como CFK

Las diferencias quedaron todavía más expresas cuando La Cámpora, de la mano de la renuncia de su líder Máximo a la jefatura de bloque y, ahora, con su voto en contra del proyecto de acuerdo por la deuda, terminó por retirarle la venia a la gestión Guzmán. 

En ese escenario, el hilo cose el porvenir del profesor de la Universidad de La Plata al de su par de la UBA y la portadora de la aguja no es otra que la vicepresidenta.

Sobre esa cuerda, el equilibrista deberá cruzar de un lado a otro sin caerse y, usando el pragmatismo político como contrapeso, sortear las internas al tiempo que sostiene las buenas mieles con el Fondo. Sólo así estará asegurado el éxito de su gestión de gobierno y sus posibilidades de aspirar a las urnas, siquiera como compañero de fórmula de un Alberto 2. Para un deportista como él, la caída no es una opción.  |

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