Estados Unidos y la Unión Europea sacaron del sistema de pagos internacionales a los siete bancos más importantes de Rusia; VTB, el segundo mayor del país, Ban Otkritie, Novikombank, Promsvyazbank, Rossiya Bank y Soccombank. Pero no a Sberbank, ni al Gazprombank, por donde se tramitan pagos europeos por importaciones de gas y petróleo ruso.
Por las sanciones, Moscú tiene el problema de vender, al menos, dos millones de barriles de crudo por día debido al temor de los compradores de ser sancionados, según el experto energético Javier Blass.
Sin embargo, la sanción más grande fue la efectuada contra el Banco Central de Rusia al confiscarle la mitad de sus reservas de 630 mil millones de dólares. Estos activos, distribuidos en Europa, permitían que Vladimir Putin tuviera un salvavidas financiero para estabilizar la economía de su país ante cualquier evento en el mercado. La medida fue ordenada, en conjunto, por los países del G-7 y la Unión Europea.
De hecho, algunos analistas explicaron que la medida socavó la capacidad de Rusia para enfrentar una corrida bancaria del rublo, que se despreció de 83 a 110 por dólar, y recapitalizar las instituciones financieras en crisis.
“De hecho, fue la intención explícita de Occidente de provocar corridas bancarias y colapsar el sistema financiera ruso desde adentro”, escribió el portal Zero Hedge, dedicado al mundo financiero, en una nota sobre el riesgo de esta sanción.
El euro y la libra esterlina representan el 50% de sus tenencias, en países como Francia, Alemania, Japón, Gran Bretaña, Estados Unidos, Canadá y Australia.
¿Pero las medidas pusieron en riesgo el patrón dólar en el largo plazo? se preguntaron los analistas de mercados financieros.
Mike Dolan, analista financiero de Reuters, se preguntó si la confiscación de las reservas, como parte de una guerra económica, puede llevar a los bancos centrales de países, involucrados en potenciales conflictos con Estados Unidos y Europa, a replantearse en qué divisas, y lugares depositan sus reservas.
Un interrogante más que válido para países como China, por ejemplo, quien hoy tiene un total 3 billones de dólares en bonos de tesoro. Mientras que su moneda, el yuan, representa el 2,7% de las reservas mundiales.
Barry Eichengreen, experto en gestión de reservas mundiales, considera que los imperativos detrás del almacenamiento de reservas se relacionan con tener un cofre para intervenir o estabilizar los mercados internos, actuar contra shocks externos o crisis de balanza de pagos. “Si los países consideran que la gestión de divisas es menos útil y disponible, entonces aceptarán que es inevitable que sus tipos de cambio se muevan. En este caso, necesitarán fortalecer sus sistemas financieros y economías contra las perturbaciones relacionadas con el tipo de cambio, por ejemplo, disuadiendo a sus empresas de pedir prestado en moneda extranjera”, explicó.
“Una de las consecuencias es que algunos mercados emergentes piensen más seriamente en reformar y abrir sus mercados internos para liberalizarlos y alejarlos del sistema financiero centrado en Estados Unidos”, opinó Jim O´Neill, ex economista de Goldman Sachs.
La opinión más disonante fue la de Zoltan Pozsar, ex miembro de la Reserva Federal de Estados Unidos y actual experto del Credit Suisse, quien dijo que las sanciones pueden haber desencadenado una serie de movimientos que conduzcan a la desaparición del dólar como moneda de reserva.
“Al confiscarse las reservas de Rusia, se ha enviado un mensaje a todos los países de que no pueden contar con que sus reservas sean suyas en caso de tensión”, sostuvo. En su opinión, esto alentará a los bancos centrales a diversificarse más allá del dólar o anclar sus reservas en activos menos susceptibles a la influencia de los gobiernos de Estados Unidos o Europa.
Para sostener este punto de vista, Pozsar recordó que “la mayoría de las reservas en divisas hoy son formas de dinero de alguien, es decir, pasivos de alguien”. Lo que significa que un banco central extranjero tiene sus reservas en forma de deuda soberana de un país, depósitos en bancos centrales extranjeros o instituciones financieras occidentales. “Son formas de dinero interno que usted no controla. Alguien te lo debe y puede ser dinero sancionado”, expresó.
Esto puede llevar a que algunos países acumulen sus reservas en oro, en sus propios depósitos, como una forma de protegerlas. De hecho, Pozsar recordó en un informe que Rusia hoy tiene más reservas en oro que dinero en bancos centrales extranjeros. “Moscú podría anclar su rublo al oro”, remarcó.
Para Brent Donnelly, ex estratega del Citigroup, en un sistema financiero cooperativo tiene sentido el comercio global y la acumulación de reservas de divisas. “Pero en un juego competitivo, donde tus tenencias de divisas son emitidas por tu adversario, el comercio global y acumulación de divisas tiene menos sentido”, agregó.
Una reflexión que aplica también en el caso de China y sus tensiones con Washington. “Antes de tomar Taiwán, Beijing hará que sea una prioridad no necesitar dólares. Es un punto de inflexión en la historia monetaria”, pronóstico Dylan Grice, ex estratega de Societé Generale. |
* Bruno Sgarzini, periodista y analista internacional.