Latinoamérica es considerada una región cargada de desigualdades y donde la brecha digital entre mujeres y hombres está arraigada, un aspecto de la región que ONU Mujeres Uruguay quiere exterminar a través de distintos programas.
“En Latinoamérica identificamos cuatro nudos estructurales de la desigualdad: la violencia y todos los patrones culturales machistas, la división sexual del trabajo, la baja participación política de las mujeres en los ámbitos de decisión y la falta de empoderamiento económico de las mujeres”, dice la directora de Programas de ONU Mujeres Uruguay, Magdalena Furtado.
Según detalla, este último punto es sumamente preocupante, por lo que es necesario poner el foco en las STEM, ya que hay “una subrepresentación clarísima” de mujeres en un área en la que, para 2050, “el 75 % de los puestos de trabajo” van a necesitar habilidades de ese tipo.
“Eso muestra que, si no revertimos esta brecha, las mujeres van a seguir quedando atrás en este contexto”, enfatiza.
Cambiar el paradigma
A partir del informe “Las mujeres en Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas (STEM) en América Latina y El Caribe” (2020), liderado desde ONU Mujeres en Uruguay, se logró sistematizar las políticas desarrolladas.
Según detalla el análisis, si bien América Latina y el Caribe ha alcanzado la paridad en proporción de hombres y mujeres investigadores (con un 45 % de mujeres), la segregación horizontal y vertical “continúa siendo elevada”, pues las investigadoras están subrepresentadas en los niveles más altos de las carreras.
Asimismo, en la región la proporción de mujeres trabajando en ingeniería y tecnología es menor que la de hombres y detalla que en 2017 había 36 % de investigadoras en Uruguay, 26 % en Colombia y 24 % en Costa Rica.
Por otra parte, menos del 20 % de los miembros de la Red Interamericana de Academias de Ciencias son mujeres y solo el 27,8 % de las patentes desarrolladas en la región incluyen al menos una mujer inventora.
Para Furtado, es necesario “cambiar el paradigma” si quiere revertirse la brecha y entender que “las intervenciones tienen que ser a lo largo del ciclo de vida de las personas”, pues no alcanza con apuntar a edades o grupos de mujeres.
“Si bien algunos países avanzaron más rápido que otros, hay muchísimo para hacer en toda la región y es el camino, la clave, para el empoderamiento económico de las mujeres. Las brechas se van a ampliar si no actuamos y revertimos ahora para el cierre de la subrepresentación que hay de mujeres en STEM”, asegura.
Un efecto embudo
Uno de los países que ha hecho mejor las tareas en pos de la paridad en STEM, según rescata Furtado, es Costa Rica, que ha apostado a políticas que impulsen y favorezcan la transformación.
Su ministra de Ciencia, Tecnología y Telecomunicaciones, Paola Vega Castillo, sostiene que todavía hay “brechas importantes” en el mundo y que, en relación a las STEM, hay menor participación de mujeres cuando se avanza en jerarquía.
“Es un efecto embudo”, subraya y dice que, en cada etapa de la vida profesional, las mujeres se enfrentan a nuevos obstáculos para avanzar, mientras que el sistema se ha acomodado para facilitar la participación masculina.
Entre las barreras cotidianas, Vega destaca la falta de recursos, el analfabetismo digital, los prejuicios hacia las mujeres científicas, su inseguridad a la hora de habitar espacios y un mercado laboral que “muchas veces” no está dispuesto a recibirlas.
“No es obligación de las mujeres ser super-mujeres, supermamás, super-amas de casa, superprofesionales, presidentas de la empresa... Nadie puede con todo. Las personas que aparentan hacer todo eso tienen una serie de condiciones, asistentes y grupos de apoyo”, señala.
Si bien opina que hay muchas iniciativas que ayudan, para la ministra el problema es que son “gotitas de agua en el desierto” y generar un cambio digital precisa alfabetización digital, aulas científicas dentro de los colegios que permitan el desarrollo en STEM y perder el miedo “a las acciones afirmativas”.
“¿Por qué no va a haber becas específicamente para mujeres? Dentro de las instituciones públicas debería haber políticas para fomentar la equidad de género. Es algo importante, necesario; de lo contrario la sociedad evolucionaría tan lento que perderíamos mucho tiempo”, apunta.
Punto de inflexión
Según Furtado, ONU Mujeres es “optimista” sobre la posibilidad de achicar esta brecha, aunque subraya que hay que provocar una aceleración en el cambio. “En este tema, al ritmo de cambio que vamos, vamos a lograr paridad en STEM para el año 2100. Por eso generamos conocimiento para mostrar la realidad”, reafirma.
Para la experta, una mejor ciencia “precisa más mujeres” y señala que hay “un punto de inflexión” debido a que los países “se están dando cuenta” del aporte de las mujeres.
“Aprovechar este 'boom' de la igualdad de género, estas ganas de avanzar hacia equipos paritarios y no tener esta subrepresentación que hipoteca a mitad de la población. Lo que más queremos es cambiar este ritmo de avance que muchas veces es demasiado lento”, concluye. |
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