Deuda, emisión, inflación, el circulo vicioso que aumenta la incertidumbre – Negocios & Política
 

La semana económica |Deuda, emisión, inflación, el circulo vicioso que aumenta la incertidumbre

Aunque en el cierre de 2021, aun golpeado por la pandemia, los números de la actividad económica arrojan un balance positivo, la falla de otras variables asfixian la capacidad de gestión del Gobierno. Guzmán logró reducir el déficit primario por encima de las expectativas, la balanza comercial cerró en positivo y la industria creció 15%, sin embargo, el “blue” voló a $219 y aun no hay acuerdo con el FMI. ¿Por qué no mejoran las expectativas?
Ana Belén Ehuletche
Análisis
Ana Belén Ehuletche
Análisis

Dejando atrás las restricciones a la circulación que fueron aplicadas en el inicio de la pandemia del Covid-19, en 2021, la economía argentina logró crecer 10%, lejos también del pronóstico que realizaron, en general, las consultoras privadas el FMI y la CEPAL. 

En el orden de la inversión real en Argentina, según estimaciones privadas en noviembre creció 13,1% anual medido en términos de volumen físico –sin contar el efecto de la inflación–; mientras que en el acumulando de los once meses del año tuvo un crecimiento de 22,9%, lo que se traduce en 6.927 millones de dólares mensuales en el estudio de Orlando Ferreres

Luego de confirmar la acumulación de inflación que todos esperaban que, efectivamente, superó los 50 puntos entre enero y diciembre de 2021, esta semana el Indec comunicó un dato que sí sorprendió a quienes viven de realizar estimaciones, pero no impactó con el mismo ímpetu que logra el índice de Precios al Consumidor, o la Canasta básica que mostró que para no caer bajo la línea de pobreza una familia tipo necesita ingresos por encima de los 76.000 pesos.

Se trata del déficit, una variable que no tiene tanta popularidad como otras de la economía y, sin embargo, resulta determinante, mucho más hoy en el contexto de negociación con el Fondo Monetario Internacional, ya que se ha convertido en el punto de desencuentro entre el organismo internacional y el Gobierno de Alberto Fernández

Contra todos los pronósticos, el déficit fiscal ­–que surge cuando el Estado gasta más plata de la que recauda por impuestos– fue 33% más chico que el pautado en el presupuesto oficial. El rojo primario se colocó en torno al 3% del PIB y el financiero –que incluye los intereses de la deuda nacional– en 4,5%. La pauta primaria era del 4,5% y 6%, respectivamente.

Aunque parezca algo lejano y que afecta solo al establishment, el déficit fiscal tiene un impacto directo en la economía de cada persona y resulta que, en 54 de los últimos 60 años, quienes gobernaron la Argentina, lo hicieron con déficit. Pero lo catastrófico no es tener desajustes entre ingresos y egresos, muchos países del mundo, entre ellos Estados Unidos, conviven de forma saludable con esta situación.

El dilema es cómo se financia: si se aumentan los impuestos se golpea el bolsillo de los contribuyentes, sobre todo si no se aplica una política progresiva; si se emite moneda oficial sin reserva, se aumenta el volumen de dinero en circulación, lo que –según distintas teorías– es la madre de la inflación; la última opción es recurrir al endeudamiento local, regional o internacional, pero –claramente– a la Argentina que tomó 44.000 millones de dólares en la gestión de Mauricio Macri, ya nadie le puede prestar.  

El organismo internacional que accedió al otorgamiento del crédito con compromisos que incluyen desembolsos de 20.000 millones de dólares en 2022 y 2023 –tras los pagos de intereses que se vienen efectuando desde 2019–, para reestructurar la deuda, propone reducir el déficit a cero para 2024 mientras que el Gobierno espera alcanzar el equilibrio fiscal en 2027, a tono con el crecimiento de la actividad económica.

La necesidad de lograr un acuerdo con el FMI hace que la economía financiera tensione la real y que las certezas que logró mostrar el Gobierno en 2021 se diluyan en la espiral de incertidumbres que genera la escalada –otra vez–, del dólar libre que voló de 156 pesos a 219 pesos entre el 21 de enero de 2021 y la misma fecha de 2022, lo que muestra una devaluación de la moneda local de 40% en 12 meses.

La otra cara de esta tensión en “los mercados” es la inflación (50,9%), la que se buscó bajar con las distintas versiones de congelamiento de precios, pero, hasta ahora no resultó; la muestra del fracaso es la consistente pérdida del poder adquisitivo que se aceleró con la pandemia.

Al comparar el nivel de ingreso de los argentinos, en dólares, el economista Nery Persichini, mostró que hoy, el sueldo promedio bruto es de 461 dólares, y se coloca en el mismo rango que en 2003, un período crítico tras la salida de la convertibilidad. Los ingresos alcanzaron u pico en noviembre de 2017 (1689 dólares), pero desde entonces comenzaron a decrecer. 

La inflación estructural (47,6% en 2018; 53,8% en 2019) sólo bajó en 2020 a 36,1% con una economía detenida volvió a creer con la reactivación. En este escenario, los analistas debaten respecto al ajuste, aquel que pide el Fondo para nivelar la diferencia (el déficit) entre ingresos y egresos.

En ese sentido se plantea que el telón que corre detrás de ese 33% por debajo de las previsiones deficitarias, con un 50 por ciento de inflación, es el ajuste: el efectivo que inyectó el Gobierno en los bolsillos de los argentinos con subsidios en las tarifas, en el precio del combustible, bonos, paritarias y asignaciones rápidamente perdió su valor. 

Lo que viene

¿Más ajuste? Por las próximas horas, probablemente antes del pago de 731 millones de dólares agendado para la última semana de febrero, se deberá resolver este dilema que es el punto de inflexión donde se trabó la negociación entre el FMI con los representantes que envió la Argentina a Washington para reestructurar el crédito más grande que se entregó desde que existe el organismo.

En las últimas horas los datos que muestran el comportamiento de la balanza comercial indicaron un superávit de 14.750 millones de dólares. El informe sobre Intercambio Comercial Argentino (ICA) destaca un saldo positivo 17% superior al de 2020. Las exportaciones crecieron 42%, cerrando 2021 en 77.934 millones de dólares, lo que representa la mejor cifra desde 2012, mientras las importaciones, aumentaron 49% con 63.184 millones de dólares.

Luego de tres años de fuerte contracción –en 2018 y 2019 por la crisis macroeconómica y en 2020 por el impacto de la pandemia y la crisis global–, la UIA informó un crecimiento heterogéneo por tamaño y sector, de 16,6% en la producción industrial, que supone 6,4%, al comparar con 2019, entre enero y octubre. Pese a que reclaman reducir costos tributarios, laborales y logísticos y un “dólar oficial competitivo”, no sólo más alto sino, básicamente, sin brecha para operar con mayor previsibilidad –según explican–, los industriales esperan cerrar el año con una suba de alrededor del 15%, según un informe recientemente publicado por el Centro de Estudio de la UIA (CEU). 

Al repasar los principales datos de la economía parecería que la Argentina comienza a “transitar el sendero del crecimiento” del que Guzmán le habla al FMI, sin embargo, la falta de confianza por parte de los mercados tira abajo las proyecciones y ponen en duda la existencia de un plan que permita pagar la deuda externa y sostener el rumbo efectuando las correcciones básicas en el modelo para reducir las profundas desigualdades.  |

    Vínculo copiado al portapapeles.

    3/9

    Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipisicing elit.

    Ant Sig