Los testeos son el gran punto débil de la Argentina y según expertos debería ser la principal estrategia que encare el país para contener el coronavirus y evitar la suba de contagios junto con la vacunación.
"Testear, testear y testear", es una frase que marcó la postura de Eduardo López, infectólogo del Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez y asesor del Gobierno y el principal precursor de la idea de que en la Argentina “nunca se testeó lo suficiente" y de que es hora de testeos serológicos a gran escala.
La idea es que así se pueda conocer el nivel de inmunidad con la que cuentan las poblaciones de cada ciudad y cuánto tiempo mantienen sus niveles de protección las vacunas.
La propuesta, planteada en el Multidisciplinary Digital Publishing Institute (MPDI), una plataforma de acceso abierto de artículos científicos, fue para que la leyeran los jefes de estado de América Latina. Allí, junto a cuatro expertos en microbiología, salud pública, farmacología e infectología de Brasil, Chile, Colombia y México remarcaron que, “las pruebas serológicas se perfilan como una herramienta epidemiológica importante para evaluar la respuesta inmune desencadenada por la infección y la vacunación, así como la duración de la respuesta inmune”.
Para obtener una muestra y corroborar la cantidad de anticuerpos que presentamos, solo se necesita una pequeña muestra de sangre, un pinchazo en la yema del dedo. “El manejo adecuado de la información es vital para la planificación, implementación y monitoreo de los planes de vacunación contra Covid-19 y las políticas de respuesta a la pandemia”, sigue el texto.
En Argentina, durante las últimas semanas, los casos volvieron a dispararse. De 2000 a 3000 diarios infectados con la variante Delta, marcando la cancha con la tercera ola. Gracias a la vacunación en gran escala, los efectos se han reducido, se han minimizado las internaciones y muertes por Covid.
“Los test sirven tanto para diagnóstico como para saber la cantidad de individuos que se enfermaron con clínica o sin clínica (con síntomas o no, registrados o no). También para saber si se generaron anticuerpos después de la vacuna y de las combinaciones de vacunas. O si son necesarias dar terceras dosis", enumera el experto.
Para Elena Obieta, médica infectóloga y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI), "la serología serviría con fines de investigación epidemiológica". Pero, advierte, no como reemplazo de los escasos hisopados. "Porque una persona vacunada puede tener serología negativa (ausencia de anticuerpos), no está establecido cuál es el punto de corte para medir anticuerpos. Además, nadie va a medir anticuerpos anti-RBD, la punta de las espigas del coronavirus y que representa la llave de entrada del virus a las células. Y tiene importancia la inmunidad celular. Hay que testear más hisopando", insiste.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) siempre resaltaron el valor de las pruebas serológicas para propósitos de monitoreo e investigación. "Pero no hay consenso sobre el uso de las pruebas serológicas para entender la robustez y durabilidad de la respuesta inmune, sobre todo después de la vacunación", cerraron.|