Todo indica que este año, en la Cámara de Diputados se debatirán cuestiones mucho más profundas que las partidas presupuestarias para las provincias. Las diferencias que marcó la vicepresidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner con el ministro de Economía, Martín Guzmán, son indicio de un debate que correrá por detrás.
El Gobierno presentó el Proyecto de Ley de Presupuesto nacional para el próximo año, la ‘ley de leyes’ que da la pauta de qué espera el oficialismo que suceda con la macroeconomía y qué política fiscal implementará, tanto en aspectos tributarios, gasto y financiamiento público.
Una lectura rápida permite prever debates en tres ejes centrales: el lugar qué se le asignará al gasto social y su incidencia en el déficit previsto según las contrapartidas que se puedan sumar y la posibilidad de revisar algún punto del sistema impositivo; también se estima un recorte en subsidios, lo que permite pensar un incremento de tarifas que requerirá el diseño de una política de aplicación estratégica; por último, la inflación, que a la luz de los últimos objetivos planteados parece difícil de alcanzar.
En el Proyecto, el Gobierno espera que la recuperación de la actividad continúe a buen ritmo. De acuerdo con la visión que se plasmó en el documento formal, el PBI crecería 8% en 2021 y 4% en 2022. “Así, el Producto recuperaría el año próximo toda la caída que causó la pandemia, y se ubicaría 1,2% por arriba del de 2019”, señala un informe de Ecolatina y aclara que “evaluando al ingreso por habitante, todavía habría camino por recorrer, ya que el PBI per cápita seguiría casi 2% por debajo del de aquel año. Esta previsión, que resulta algo optimista en comparación con nuestras proyecciones, vendría acompañada de una mejoría del salario real y el nivel de empleo”.
Respecto a las variables nominales, el oficialismo espera que el tipo de cambio finalice este año en ARS 102,4 (+24% i.a.). “Este número era el postulado en el Presupuesto 2021 y se mantuvo, a pesar de que la inflación fue significativamente mayor a la prevista, dejando como resultado un retraso cambiario más veloz al propuesto (de casi 15%)”, apuntan desde la consultora especializada en Economía y Empresas. “En cambio –advierte-, la evolución de los precios sí muestra una corrección al alza, ya que la pauta original del 29% fue cambiada por una expectativa de 45% a diciembre: en otras palabras, la apreciación real que finalmente se prevé para este año no estaba contemplada el año pasado”.
Para el próximo año, se prevé que la inflación alcance 33%, desacelerándose 12 puntos porcentuales respecto de la previsión oficial. “Esa meta de inflación supone una variación mensual promedio de precios del 2,4%. Es decir, se adoptó el supuesto de que la inflación se mantendría ligeramente por debajo de la registrada en agosto último, que fue del 2,5%”, analizó Víctor Beker, director del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano y explicó que “se trata de un objetivo bastante ambicioso si se tiene en cuenta que sólo bajo la cuarentena las variaciones mensuales de precios se mantuvieron por debajo del 3%”.
El economista sostiene, además, que el valor registrado en agosto es el menor desde el mismo mes del 2020 y que parece difícil que pueda mantenerse en el futuro, sobre todo en el marco del plan de “poner plata en el bolsillo de la gente” que el Gobierno aceleró tras la derrota en las PASO. “La monetización de los DEG aportados al gobierno argentino por el FMI y los incrementos salariales, de jubilaciones y pensiones, así como de otros rubros del gasto público, implicarán un fuerte aumento en la circulación monetaria y consiguientes presiones inflacionarias”, observó.
“Para que la previsión presupuestaria se cumpliera, se requeriría de un plan integral anti-inflacionario para 2022, que coordinara medidas monetarias, cambiarias y de política de ingresos, lo que, por ahora, no se avizora”, señaló.
Además, técnicamente se estima que el dólar treparía 28%, alcanzando un precio de ARS 131,1 a fin de año. En este sentido, desde Ecolatina, plantean un interrogante: qué sucederá con el dólar si los precios vuelven a descender más lentamente de lo previsto o, peor aún, si hubiera un salto inflacionario inesperado. “Esta cuestión toma relevancia si se considera que nuestras proyecciones -al igual que las de la mayoría de analistas- se ubican por encima de dicha pauta”, señalan.
Por último, el Gobierno espera que, luego del fuerte salto de 2021, las exportaciones e importaciones continúen creciendo moderadamente. De esta forma, el superávit comercial se mantendría elevado y las ventas al exterior serían récord el año próximo.
Con un foco optimista, el Presupuesto oficial se apoya en una macroeconómica de crecimiento real con desinflación, que permite anticipar una reducción gradual del déficit. Dentro de las certezas, desde Ecolatina, apuntan que se busca dar prioridad a la obra pública, contener el gasto corriente no relacionado con la finalidad social y reducir el peso de la emisión monetaria en el mix del financiamiento y, entre las dudas, aseguran que aún queda explicitar el impacto de la negociación con el FMI y el Club de París, y detalles acerca de la política tarifaria.
Equiparar partidas
En nuestro país, el presupuesto nacional sigue la política de etiquetar los gastos que ayudan a disminuir las brechas de género estructurales. Esta práctica, explican desde Ecofeminita, busca identificar y marcar con la sigla PPG: Presupuesto con Perspectiva de Género, ciertas acciones que desde la Administración Pública se llevan a cabo para disminuir la desigualdad de género, como el gasto en Prestaciones Previsionales por Moratoria (la mal llamada “jubilación para las amas de casa”) que ejecuta la ANSES.
El Presupuesto 2022 que busca "recuperar un sendero de crecimiento y desarrollo económico sostenido con inclusión y perspectiva de género", prevé un aumento del PPG en 60% (nominal), un 3,4% del PBI estimado. ANSES concentra el 76%, principalmente a través de la Moratoria Previsional, AUH y AUE, le sigue Desarrollo Social en Tarjeta AlimentAR y Potenciar Trabajo, con un 20%. Además, se incluyen políticas educativas, como el mejoramiento edilicio de jardines (2%).
Entre los puntos del proyecto, Micaela Fernández Erlauer, economista de Ecofeminita, destaca que el programa de Fortalecimiento de la infraestructura social, del cuidado y sanitaria, del Ministerio de Obras Públicas, cuenta con $13.901 millones, lo que representa 0,6% del gasto etiquetado. “El desarrollo de infraestructura de cuidados es urgente y se necesitan más políticas que atiendan las deficiencias en los servicios públicos de cuidados ya que su falta, dado que las mujeres realizan el triple de trabajo doméstico no remunerado que los varones, recae en ellas”, dice.
Desde la organización feminista e independiente describen que el Presupuesto 2022, “al estar focalizado el apoyo en la obra pública”, que genera empleo principalmente para varones, “se relegan los sectores feminizados, como Salud y Educación cuya proporción aumenta 1 p.p en relación a 2021 si sumamos Seguridad social y otros sectores del cuidado”.
Por eso, a través de su cuenta de Twitter anunciaron que continuarán “levantando la bandera de la necesidad de un Sistema Integral de Cuidados que tiene el compromiso presidencial de ser presentado este año aunque en el #Presupuesto2022 no aparece mención al respecto”.|