El contrapunto a los dionisíacos Mick Jagger, Keith Richards, Brian Jones (QEPD) y Ron Wood. El de la vida familiar. El de los gustos jazzeros. El sesionista integrado. El que promovía en el resto de la banda. El que incluso tomando un taco para jugar al snooker, tal como lo pude observar en el backstage de su visita en 1998 cuando nos dejaron pasar a algunos periodistas sólo a “mirar” de cerca, parecía estar consumando un juego aparte.
En ese posgrado particular entre sus dedos y la madera barnizada de los palillos, Charlie Watts tuvo destreza, eficacia y humildad para ser el pulso de la banda de rock más grande del mundo.
1) Walking the Dog (The Rolling Stones, 1964)
Un ataque de batería inédito para la época, para un pícaro número de R&B original de Rufus Thomas. Desde Led Zeppelin hasta Aerosmith (que también grabaron el tema), todos los futuros ases del hard rock tomaron en cuenta hasta dónde se podía amplificar y redoblar los aciertos genuinos de la música negra. Y Charlie lo lleva como quien contiene el hipo.
2) Get off of My Cloud:
Uno de los grandes hits del grupo que encabezó las listas de los Estados Unidos y de Reino Unido. Su letra habla de la necesidad de estar solo y del rechazo a las expectativas sociales.
3) Sympathy For The Devil:
Un sonido diferente que abre con percusiones a un ritmo de samba, al que se van añadiendo las congas y las maracas. Considerada por la crítica musical como una de las mejores grabaciones de la banda y una de las mejores de la historia del rock.
4) Start Me Up:
Una de las canciones más interpretadas por el grupo en directo y la que inauguró la década de los 80 para la banda. De estilo reggae-rock ingresó en el Top 10 en Reino Unido.
5) Melody (Black and Blue, 1976)
En la anarquía de mafia blanca que rodea el álbum, el tecladista Billy Preston deja colar su influencia hasta convencer a los Stones de grabar algo parecido a una canción de jazz. Si prestan atención exageradamente, hasta se puede escuchar a Charlie relamiéndose entre los compases en este recreo entre tanto rock y funk. Y lo hace de la manera en la que siempre lo recordaremos: como un espíritu vigente en una silueta que se esmera en pasar inadvertida. La cualidad de los dioses.|