Yanina Latorre, se fue de vacaciones a Miami, Estados Unidos, cuando los casos de coronavirus aumentaban sin parar en Argentina. Cuando quiso regresar, la segunda ola de COVID-19 había estallado, y en el intento de frenar las muertes, en medio de la campaña de vacunación y con la aparición de la variante Delta en Estados Unidos y Europa, el Gobierno Nacional fijó restricciones a los turistas argentinos que se encontraban afuera del país. Una de ellas era la cuarentena obligatoria en hoteles. La otra era bajar el cupo de ingreso de argentinos al país.
Repleta de furia, gritaba barbaridades desde su cuenta de Instagram. Entre la indignación y los gustos partidarios, la esposa de Diego Latorre insultaba al presidente Alberto Fernández y a todo su gobierno por las medidas sanitarias que había tomado para evitar el ingreso de una nueva variante del virus, que es mucho más contagiosa.
Latorre viajó a Miami el 7 de junio con su marido, con sus hijos Dieguito y Lola (que durante la cuarentena de 2020 solía asistir a fiestas clandestinas), y su madre Dora. El objetivo del viaje era vacunarse en Miami, tal como había hecho con su madre durante el verano, y que generó polémica y críticas desde Argentina.
Cuando la panelista se enteró del aislamiento obligatorio tras su vuelta, se indignó y lanzó una catarata de insultos contra el presidente: “A un hotel o a un aguantadero a hacer la cuarentena no voy a ir. Hace algo, macho, porque lo que estás haciendo es al revés”. Y agregó, desde su realidad paralela: “Todo el mundo está mejorando, está abriendo, acá hay una vida. Vienen a Miami, la gente usa barbijo, están vacunando, hisopados, pero no es lo que estamos viviendo en Buenos Aires, la psicosis de la gente, no digo lo de los casos. Acá hay una vida normal, a nosotros nos tienen como ganado”.
Además contó: “Un amigo vio argentinos llorando y desesperados en el aeropuerto de Miami deseando poder regresar a la Argentina, ¿se puede tener a la gente así? Como si fuera poco, ahora se viene el huracán, ¿vieron? Mi mamá está cag... hasta las patas. Me mandaron quinientos mil mails del gobierno de Miami, del municipio, del edificio, de la mar en coche. Parece que el lunes nos roza el huracán”.
Pero como si fuera poco, se quejó de los festejos en el Obelisco después de que la Selección Argentina obtuviera la Copa América y escribió en Twitter: “Se puede frenar ese festejo de la misma manera en la que te mandan cuatro gendarmes a ver a mi marido y a todo el mundo que vuelve de afuera”. Y agregó: “¿Alguien me podría explicar por qué la gente se puede juntar a festejar en el Obelisco y los argentinos que están fuera del país no pueden volver? ¡Gracias! (...) Albertico, ¿en el Obelisco no te contagiás? ¿Serías tan amable de explicarme? Porque no lo entiendo. Besos. Y dejanos volver”.
Más adelante, en un tono un tanto discriminador, Latorre habló sobre las supuestas formas de contagio de coronavirus que ella veía: “El problema no somos los que volvemos de viaje y tenemos la cultura suficiente como para entender que hay que quedarnos en casa siete días. El problema son los piquetes, las manifestaciones, en los lugares más humildes que la gente toma mate y lo comparte. Es la verdad”.
Finalmente, pudo regresar a la Argentina, sola, ya que sus hijos, tal como lo habían planeado, se quedaron en Estados Unidos. Primero subió unas historias de Instagram cuando el avión aterrizó en Ezeiza: “Estoy arriba del avión. De a poco va saliendo todo. Está lleno de gente y todos son un amor. Se armó un quilombo divino”.
Después, continuó con sus publicaciones en el aeropuerto, donde se realizan los test para determinar si algún pasajero está contagiado. Por supuesto, lo hizo con críticas y cierta sorna: “Los presos esperando el hisopado, te van llamando por el altoparlante y te dicen el resultado. ¿Si damos positivos qué hacen? ¿Te fajan? Digo, pobre el que dé positivo acá delante de todos”, contó y agregó que ella dio negativo.
El conductor de LAM, Ángel de Brito, tuiteó la noticia de la vuelta de su panelista. “Ya está volviendo a Buenos Aires, @yanilatorre. Después del aislamiento vuelve a Los ángeles de la mañana”, escribió el sábado el periodista.
Cuando salió del Ezeiza, Latorre subió otro video a Instagram, por supuesto enojada por tener que pasar una semana aislada en su hogar, ya que es la única medida efectiva para saber si una persona se contagió o no de COVID-19: “Bueno, listo, soy libre... Ah no, cuarentena en casa”.
Una vez en su casa de un country en Pilar, Latorre se reencontró con su marido. Pero no tuvo tiempo para el amor, directamente siguió con la publicación de videos: “Estoy en casa Albertico, logré llegar, amor”. Y agregó: “Igual estoy cansada, me voy a tomar unos mates y cuando me levante me voy a seguir quejando con Albertico, porque con la excusita de la pandemia no estás gobernando”.
Por otro lado, se quejó por todas las medidas sanitarias tomadas en Argentina: “Es un Gobierno que tiene la excusita de la pandemia para echarle la culpa a todo y no hacer un carajo. Solamente pandemia. Hay un país, hay gente y se está fundiendo todo”. Y dijo: “El aeropuerto estaba vacío. Piensen que de ahí viven las aerolíneas, los restaurantes, los bares, las agencias de viaje, los hoteles, el turismo y así todo. ¡Chicos, hay que reactivar!”.
Y completó: “Capítulo aparte lo que se quejaba la gente: del hisopado y de la guita que iba a tener que gastar. Había una chica de Estados Unidos que estaba acá y no entendía por qué tenía que pagar, y por qué los siete días confinados. Claro, la chica viene de un mundo donde la gente vive normal, donde la gente vive”.
Por supuesto, no dejó pasar la oportunidad de criticar al actual gobierno: “Con la excusita de la pandemia se va todo a la mierda. Después buscan generar resentimiento hacia quienes, mal que mal, tratamos de vivir”. Y como hacían los anti-cuarentena en las marchas de 2020, lanzó: “¡No pueden coartar las libertades individuales porque hicieron todo mal, Albertico! No es que vuelvo y me voy a callar. Por mí, critíquenme, háganme carpetazos, metan en mi boca cosas que no dije. ¡No me voy a callar! Tengo derecho a quejarme y opinar”. |