"Todavía un poco precipitado hablar de una cuarta ola, pero va a depender de muchos factores como las variantes que entren" a Bolivia, manifestó el médico español Víctor Quesada que asesora a la Dirección de Epidemiología del Ministerio de Salud boliviano. El especialista mencionó que Bolivia está "en fase de desescalada" del tercer pico de contagios con una reducción de algo más de un 20 por ciento de transmisiones, una cifra que se refleja en la disminución de ocupación de camas en hospitales e incluso de unidades de terapia intensiva.
Entidades como el Colegio Médico de Bolivia han advertido de que la población no debe bajar la guardia puesto consideran de que el ingreso a una cuarta ola está latente principalmente con variantes como la delta.
Incluso, los responsables sanitarios de Cochabamba, una de las regiones más golpeadas del país durante la tercera ola, han estimado de que un cuarto episodio de contagios podría llegar en septiembre según una valoración de los últimos dos picos. El Colegio Médico de Bolivia advirtió en la víspera sobre la tendencia de que las olas son de menos duración pero con mayor número de contagios como la segunda que se extendió cuatro meses, entre diciembre y marzo, y la tercera de al menos dos meses.
Sobre esto, Quesada dijo de que "todo va a depender" de las nuevas variantes de la covid-19, mucho más transmisibles, el porcentaje de población vacunada junto al "ritmo de vacunación" y el "comportamiento social de la población" en torno a las medidas de bioseguridad, algo que resaltó es lo "más importante".
El Ministerio de Salud de Bolivia confirmó que las variantes gamma (de Brasil) y alfa (del Reino Unido) fueron identificadas durante la tercera ola que todavía afronta el país. Justamente, durante este pico se ha notado que el virus ha actuado con mayor rigor en la población más joven e inclusive niños, algo que puede deberse a que la inmunización ha centrado más en ancianos, apuntó el epidemiólogo español.
Si bien "no hay evidencias científicas" de que las nuevas variantes sean más letales será necesario de que entidades nacionales y regionales se planteen medidas "más restrictivas" para prevenir nuevos brotes según un balance entre "economía y salud", señaló Quesada.
Bolivia inició la vacunación a fines de enero con los médicos en primera línea, luego siguió con enfermos crónicos y ancianos hasta extender la inmunización a mayores de 30 años la semana pasada. A pesar de que el Gobierno boliviano firmó a finales de diciembre y mediados de enero contratos para la dotación de 5,2 millones de vacunas Sputnik V y 5 millones de AstraZeneca, esto no se ha cumplido por la demanda mundial de dosis.
Hasta la pasada semana, Bolivia recibió 4 millones de vacunas de las que la mayoría son del tipo Sinopharm fabricada en China, mientras que en una menor parte corresponden a Sputnik V además de AstraZeneca y Pfizer, estas dos últimas mediante el mecanismo Covax de las Naciones Unidas.
La preocupación por las segundas dosis de Sputnik V y ArstraZeneca ha comenzado a ser mayor en la medida en que el plazo límite para la aplicación de la dosis definitiva se acerca, lo que podría hacer que quienes hayan recibido esas vacunas deban iniciar la inmunización de nuevo. El presidente boliviano, Luis Arce, proyectó inicialmente que la conclusión de la vacunación a mayores de 18 años debía culminar en octubre llegando a unos 7,5 millones de los más de 11 millones de habitantes que tiene el país. Hasta el momento se han aplicado 1.857.751 de las primeras dosis y 691.652 de la segunda.|