Brasil superó las 500 mil muertes por coronavirus, mientras se esperaba la llegada de una tercer ola, según expertos, fagocitada por la oposición del gobierno de Jair Bolsonaro al uso de tapabocas y al distanciamiento social. La novedad llegó en un sábado en el que se generalizaron las protestas por la política sanitaria del gobierno federal.
En el balance del viernes se había contabilizado 500.800 fallecidos por coronavirus positivos desde el inicio de la pandemia, con un total de 17.883.750 contagios desde el inicio del brote. "500 mil vidas perdidas por la pandemia que afecta a nuestro Brasil y al mundo", tuiteó el ministro de Salud, Marcelo Queiroga, sin precisar el balance de las últimas 24 horas.
De esa manera, Brasil se suma a Estados Unidos como los únicos países en llegar a los 500 mil muertos por Covid-19. Los expertos locales se alarman con la llegada de una tercera ola de la mano de los meses invernales.
"La tercera ola está llegando, los cambios empiezan a verse en las curvas de casos y decesos. La vacunación, que podría cambiar las cosas, avanza despacio y no hay señales de medidas de restricción de desplazamientos, al contrario", alertó a la agencia AFP la epidemióloga Ethel Maciel, de la Universidad Federal de Espírito Santo (Ufes).
Mientras se conocía la nueva marca de fallecidos, centenares de miles de manifestantes en decenas de ciudades salieron a pedir la renuncia del presidente Bolsonaro al acusarlo de cometer un "genocidio sanitario".
El mandatario no acusó recibo de las protestas y publicó un video homenajeando a los policías que persiguen a un asesino serial en los montes de Brasilia. "Brasil no se merece a Bolsonaro, hay que sacarlo por juicio político o por elecciones, lo que sea posible", expresó el excandidato presidencial del opositor Partido de los Trabajadores (PT) Fernando Haddad, que acudió a la protesta organizada en la populosa San Pablo.
Bolsonaro es investigado por una comisión del Senado por su gestión y sus omisiones durante la pandemia. No obstante, el pasado jueves, lanzó dos consignas resistidas por la ciencia: el no uso de tapabocas por parte de los vacunados y ex pacientes de Covid-19, y la idea de que como él ya tuvo coronavirus, no necesita ponerse la vacuna.
Actualmente, el 11 por ciento de los brasileños está inmunizado con dos dosis, luego que en 2020 el Gobierno desistiera de contratar vacunas y, en cambio, apostara por el uso de un remedio contra la malaria llamado cloroquina que se transformó en la bandera del bolsonarismo, aunque nunca mostró resultados científicos.
Bolsonaro se opone a las medidas de confinamiento, en nombre de su impacto económico negativo y de la libertad de desplazamiento. También cuestiona la eficacia de las vacunas y la utilidad de las máscaras, promueve medicamentos sin eficacia comprobada contra el Covid e insta a vivir prácticamente como si nada pasara, porque "todos nos vamos a morir un día".
"Mientras yo sea presidente (…), vamos a luchar para que los ciudadanos tengan armas y no estén obligados a usar máscaras", dijo el mandatario de ultraderecha el jueves, en su programa semanal en vivo en las redes sociales.
La postura negacionista de Bolsonaro tuvo directa incidencia en la celebración en el país de la Copa América de fútbol, luego que desistiera Colombia, por su difícil situación social, y la Argentina, por el recrudecimiento de la segunda ola de contagios de coronavirus semanas atrás, coyunturas que parecen acumularse en Brasil.|