Según un informe de la Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE), junto a la consultora Kantar, en 2020 hubo casi 1,3 millones de personas que empezaron a comprar a través de internet, un aumento en comparación a 2019. En paralelo al aumento en el uso del canal online para realizar las compras y contratar servicios, también hubo un incremento en los delitos informáticos y de estafas online.
"En estas fechas aparecen muchas promociones truchas o resulta que no es una marca o puedes ver una oferta a precio que es súper barato. Como uno deja los datos de la tarjeta ponemos énfasis en verificar el origen de estos sitios, porque una vez que ellos tienen la información se hacen con tu identidad y podrían clonar tu medio de pago", indica Pablo Lima, sales director de VU Security, compañía de ciberseguridad enfocada en prevención de fraude.
Durante 2021 hubo un aumento del smishing o fraude vía mensaje de texto. Pero también del sim swapping o suplantación del número telefónico celular de la víctima. Mediante el vishing o estafas telefónicas, los delincuentes envían solicitudes del código de verificación de aplicaciones móviles para captar el Whatsapp de la víctima.
Delitos informáticos
Las estafas pueden tener diferentes formas, pero, en todos los casos, se trata de estrategias con las que los delincuentes atraen la atención de usuarios para hacerse de datos personales y robarles el dinero digital, realizar consumos con sus tarjetas o pedir préstamos de rápido otorgamiento.
Los expertos alertan que el phishing tradicional ha vuelto a ser protagonista: los estafadores envían mails a los clientes para que ingresen a sitios falsos que copian la estética de una entidad bancaria para que sus víctimas brinden información sensible.
"El ataque principal es el phising que es un proceso fraudulento de la rama de la ingeniería social cuyo objetivo es adquirir información sensible como nombres de usuario, claves o datos de cuentas o tarjetas de crédito, a través de una comunicación electrónica, fingiendo ser una entidad de confianza, tal como un banco o una entidad gubernamental", advierte Lima.
Según datos de la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI) el fraude y estafa en cuentas bancarias, como el robo de claves de acceso a home banking o de datos de tarjetas de crédito, fue uno de los delitos que más creció el año pasado al pasar de 22 casos denunciados en 2019 a 641 en 2020.
Esta cifra representa un incremento de casi el 3.000% tras el vuelco masivo de usuarios a canales digitales durante la pandemia. En este contexto, es necesario estar muy pendiente de situaciones atípicas y saber responder para evitar caer en la trampa.
Cómo evitar trampas
- Comprar a través de sitios oficiales o tiendas online de reconocidos negocios comerciales.
- Realizar la compra a través de una conexión segura y tratar de evitar las redes de Wi Fi públicas y las conexiones abiertas de bares o restaurantes, por ejemplo.
- Acceder al sitio de interés desde un buscador o tipeando la URL.
- Evitar comprar a través de links que lleguen en SMS, redes sociales, WhatsApp o por mail.
- Nunca ingresar los datos de la tarjeta dos veces, ante fallas en el pago, hasta que no estar seguros de que no se haya realizado un cargo en la tarjeta.
- Reconocer que los procesos de pagos pueden demorar hasta un minuto; durante ese tiempo no darle “refrescar” al navegador.
- Emplear contraseñas fuertes mezclando mayúsculas, minúsculas y números. Tienen que ser fáciles de recordar, pero difíciles de adivinar por otras personas.
- Evitar entregar los datos completos de la tarjeta a desconocidos.
- Desconfiar de los precios demasiado bajos y comprobar la posibilidad de devolución, ya que la existencia de esta política es una señal de confianza. En caso contrario, no es aconsejable realizar la compra.
- Tomarse un minuto antes de tomar cualquier decisión. Quienes realizan este tipo de estafas apelan a las emociones, descuidos y urgencias.|