Tras una nueva jornada de bombardeos israelíes sobre la Franja de Gaza, que terminó con al menos una casa familiar destruida y seis muertos, la presión internacional para alcanzar una tregua entre Israel y el movimiento palestino Hamas se multiplicó hoy y se sumó un llamado estadounidense un poco más contundente, aunque no suficiente para convencer a su aliado.
Luego de diez días de ataques contra y desde Gaza y de más de 240 muertos, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ejerció su mayor presión pública sobre su aliado Israel para que detenga su ofensiva, al decir que esperaba una "significativa desescalada" "para encaminar un alto el fuego".
"El presidente expresó al primer ministro que espera una significativa desescalada para encaminar un cese al fuego", informó la Casa Blanca, luego de que Biden hablara por teléfono con el premier israelí Benjamin Netanyahu.
Sin embargo, unas horas después y pese a que el diario Haaretz informó que dirigente de Hamas pronosticaban una tregua en unos días, Netanyahu ratificó su posición, hasta ahora inamovible. "Estamos determinados a continuar con esta operación (militar) hasta que su objetivo sea alcanzado", sostuvo en un comunicado, citado por la cadena CNN.
El objetivo establecido por el Gobierno israelí es "destruir las capacidades militares presentes y futuras de Hamas de atacar" a su país, principalmente con el lanzamiento de cohetes contra el sur y el centro del territorio, según informaron voceros militares y civiles a la prensa internacional en los últimos días.
Más temprano, citaron a funcionarios que pidieron no ser identificadas, dijeron que Estados Unidos había alentado en privado a Israel a reducir sus ataques en Gaza, pese a haber bloqueado declaraciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto el fuego inmediato.
Los funcionarios dijeron creer que, gracias a esas gestiones, se evitó una invasión israelí por tierra de Gaza, y explicaron que el Gobierno de Biden había decidido que la mejor opción era presionar primero a Israel a puerta cerrada en vez de hacer un llamado público o apoyar la resolución correspondiente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Pero finalmente la presión -moderada- de Biden se hizo pública luego que Francia anunciara formalmente un borrador de resolución que acordó con Egipto y Jordania para que el Consejo de Seguridad de la ONU exija un alto al fuego, una demanda que no se ha podido alcanzar hasta ahora por la negativa de Estados Unidos, uno de los cinco países con poder de veto en el órgano.
Como un gesto hacia su también aliado, Francia no presentó la resolución para una votación porque eso implicaría dejar expuesto al Gobierno de Biden y forzarlo a vetar una demanda de paz que la mayoría en el consejo parece apoyar.
El canciller francés, Jean-Yves Le Drian, se mostró convencido de que se llegará pronto a una votación, reconoció que siguen las negociaciones con Estados Unidos y aclaró: "Aún falta", según la cadena de noticias Al Jazeera.
Egipto también están trabajando tras bastidores para detener las hostilidades, y aunque no ha hecho progresos con Israel, confía en que la presión internacional, incluyendo planes para votar una resolución vinculante, no una declaración, en el Consejo de Seguridad, lo obligará a sentarse a negociar, informó hoy el diario egipcio Al Ahram.
Las hostilidades comenzaron el 10 de mayo cuando Hamas, que gobierna en Gaza, disparó cohetes hacia el sur y el centro de Israel en apoyo a protestas de los palestinos contra restricciones adoptadas por el Gobierno de Netanyahu para el acceso a lugares santos islámicos y por la amenaza de evacuación de decenas de familias palestinas en favor de colonos judíos.
Israel respondió con una ofensiva aérea y de artillería contra la Franja de Gaza, una estrecha franja de territorio con costa al mar Mediterráneo donde viven 2 millones de palestinos que no pueden huir a ninguna parte porque la región está bloqueada por tierra, mar y aire por Israel y por Egipto desde 2007.
Desde entonces, al menos 227 palestinos murieron en cientos de ataques, 64 de ellos niños y 38 mujeres, y 1.620 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no especifica qué víctimas son civiles y cuáles combatientes.
Mientras se intensifican los combates, los insumos médicos, el combustible y el agua comienzan a escasear en Gaza. Unos 58.000 residentes del enclave huyeron de sus casas. En paralelo, 12 personas, entre ellas un chico y un soldado, murieron en Israel por disparos de más de 3.700 cohetes desde Gaza, y 333 resultaron heridos.
En los bombardeos de la jornada, Israel destruyó la casa de una familia de 40 miembros en la sureña localidad de Khan Younis, luego de avisar a sus ocupantes cinco minutos antes del ataque para que pudieran salir. Residentes escarbaban hoy entre los escombros en busca de pertenencias, informó la agencia de noticias palestina Ma'an.
El Ejército israelí dijo que atacó blancos de grupos armados en Khan Younis y en la cercana Rafah, con 52 bombardeos que alcanzaron 40 túneles subterráneos. El Ministerio de Salud de Gaza dijo que una mujer murió y otras ocho personas fueron heridas en esos ataques.
La radio de Hamas, Al Aqsa, dijo que uno de sus periodistas murió anoche en un bombardeo en Ciudad de Gaza. Entre las seis personas muertas en el territorio hubo dos que fallecieron por el impacto en su departamento de un misil de advertencia, dijo el Ministerio de Salud local.
En Cisjordania, otro territorio palestino ocupado por Israel desde 1967, el Gobierno del presidente palestino Mahmud Abbas, rival de Hamas, acusó a las fuerzas militares israelíes de matar a una menor palestina cerca de la ciudad de Hebrón, en una nueva jornada violenta que ya suma alrededor de 20 muertos desde el inicio de la escalada contra Gaza.|