La polémica entrevista en televisión con Oprah Winfrey solo era el principio. El príncipe Harry ha vuelto a hablar sin tapujos de su pasado royal en una nueva entrevista que posiblemente va a enfadar mucho a la Familia Real. Sobre todo por el mal lugar en el que deja a la institución con las reflexiones que hace en torno a lo tóxica que era su vida en palacio y lo mucho que eso afectaba a su existencia.
Ha ocurrido durante una charla con el popular podcast Armchair Expert, al que ha acudido como invitado para promocionar su nueva serie documental en Apple Tv+ y, de paso, contar algunas historias inéditas de su biografía que explican muy bien por qué decidió dejarlo todo para irse a vivir a Estados Unidos con Meghan Markle y su hijo Archie.
“La primera vez que Meghan y yo quedamos para que pasara unos días conmigo en Londres, decidimos encontrarnos en un supermercado. Allí fingimos no conocernos de nada mientras nos mandábamos mensajes de texto desde diferentes pasillos”, revela el todavía duque de Sussex sobre aquel tiempo feliz en el que nadie, excepto ellos, sabía que estaban en una relación.
“Yo iba más o menos de incógnito, con una gorra de beisbol puesta y mirando al suelo intentando que nadie me reconociera. ¡Es alucinante la cantidad de chicles pegados que ves cuando bajas la cabeza! Pero la gente no paraba de mirarme raro y algunos incluso se acercaban a mí para decirme hola”, asegura dejando claro que, para alguien como él, es imposible pasar desapercibido por mucho que lo intente.
Es precisamente eso, lo de ser parte de un puñado de miembros de la realeza observados por millones de personas constantemente, lo que llevó al príncipe a resumir su situación como “una mezcla entre protagonizar el Show de Truman y vivir en un zoológico”. Algo que le llevó a pensar varias veces abandonar la Familia Real mucho antes de que Meghan entrara en su vida.
“¿De verdad esa iba a ser mi vida? ¿Sonreír y aguantar lo que me echen? Cuando tenía poco más de 20 años ya sabía que no quería estar en esa posición. No quería hacer eso. Sobre todo siendo consciente del daño que aquella presión hizo a mi madre. ¿Cómo iba a asentarme y a tener una esposa y una familia sabiendo que la historia volvería a repetirse”, se lamenta.
“El problema es que yo si sabía lo que ocurría detrás de la cortina. He visto cómo es ese modelo de negocio, cómo funcionan las cosas allí, y simplemente no quiero formar parte de ese mundo”, se justifica. Eso sí, no fue hasta que Meghan le animó ir a terapia que no se atrevió a dar el paso para escapar de la vida que le habían adjudicado desde que nació.
“Me sirvió para sacar la cabeza del suelo y reconocer que si estaba en una posición de privilegio, lo que tenía que hacer era dejar de quejarme. Dejar de pensar que quería hacer algo diferente con mi vida para simplemente hacerlo”, afirma. Y así fue: pensara lo que pensaran el resto de royals, renunció a todo y se fue. Y no parece estar nada arrepentido de haber tomado esa decisión.
“Al vivir en California puedo levantar la cabeza del suelo y sentirme diferente. El peso que llevaba sobre mis hombros ha caído. También el de Meghan. Ahora puedo caminar sintiéndome un poco más libre. Puedo incluso llevar a Archie a dar un paseo en la parte trasera de mi bicicleta”, señala. Lo que no sabemos es si se habrá parado a pensar en cómo de diferente sería esta nueva vida tan fantástica si no viniera de donde viene.|