La excusa de organismo que conduce Marco Lavagna es que su antecesor, Jorge Todesca, usaba para medir el IPC una canasta de consumo armada con los datos de la última Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares disponible, la de 2004/2005, la cual es obsoleta porque las recomendaciones internacionales establecen que estas canastas deben actualizarse cada diez años.
En el INDEC afirman que esta canasta es absolutamente irreal - incluía, por ejemplo, el alquiler de un DVD dentro del capítulo Entretenimiento del índice, pero no media el costo de Netflix o Spotify - y que la postergación de las mediciones oficiales (como por ejemplo el Censo 2020) hace necesaria actualización urgente.
Pero en el mercado no confían en que las razones sean solo de orden estadístico y creen que detrás de este cambio propuesto por el equipo de Lavagna se esconde una “dolarización” del IPC. Afirman en el mercado que eso se debe que si el INDEC toma la encuesta nacional de gasto de los hogares (ENGHO)- la última fue realizada en 2017- incorporando los servicios de streaming-digitales (Netflix, Spotify, Amazon Prime Video y demás) todos servicios que están dolarizados y poseen una carga impositiva actual de 43% (8% impuesto PAIS+35% Percepción Ganancias), es virtualmente dolarizar el IPC.
La explicación que dan es que dentro de la canasta que se usaría para armar el IPC Netflix, la ponderación estimada de estos servicios en el índice es entre 10 y 15% del total, y de esta manera se estaría reduciendo el item “Alimentos y Bebidas” del 36% a aproximadamente 20%. Eso haría que el IPC se dolarice más y que se reduzca el peso de los alimentos - lo que más subió en el año- haciendo que la inflación oficial reduzca su marcha. La intención de Lavagna parece contradecir en principio las órdenes del Presidente y del ministro Guzmán de desdolarizar y pesificar la economía.
Las dudas entre los economistas son muchos. Fabián Medina, economista de la UBA, afirma que “generalmente un cambio de metodología tarda cerca de 4 años: un año para elaborar la ENGHO y relevarla, un año más para ver los resultados, uno más para para generar las nuevas canastas del IPC y el último para implementarlo y calzarlo con el índice anterior para que no haya distorsiones. Debería estar listo para 2025 y no para el 2023 como busca el INDEC”.
Es por esta razón que muchos en el mercado piensa que los cambios en el IPC están dirigidos a calmar la fiebre inflacionario más que en hacer un cambio metodológico y recuerden a que uno los argumentos que esgrimió en su momento Guillermo Moreno para la intervención del Indec y la modificación del IPC era que la metodología utilizada contemplaba gastos distorsivos de la inflación doméstica como los viajes al Caribe.
La desconfianza, en tanto, domina el mercado. Ejemplo de esto es la cotización de los PR13, que ajustan por inflación a través del CER, los cuales cayeron casi 2% desde el anuncio del INDEC y que antes de las palabras de Lavagna eran los más exitosos del mes.
Una muestra que la confianza, en el mercado financiero, suele ser el bien más escaso. Pero en lo del PR13 no es lo peor: los bonos T2X2, TX24 y TX26, todos papeles que ajustan por CER, cayeron un 16%, 15% y 18% respectivamente desde principios de año, a pesar que en el mercado creen que la inflación superará el 35% anual de mínima este año. Claro efecto de la poca credibilidad que tiene la nueva metodología de Lavagna entre inversores.|