El designado ministro brasileño de Salud, Marcelo Queiroga, admitió la necesidad de aplicar medidas de distanciamiento social para contener la pandemia de coronavirus en el país, que atraviesa el "peor colapso sanitario y hospitalario de su historia" a raíz de la segunda ola del brote, según informó el laboratorio federal Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz).
"Conseguiremos reducir las muertes (...) con políticas de distanciamiento social que permitan disminuir la circulación del virus y mejorando la capacidad de nuestros servicios hospitalarios", dijo Queiroga, nombrado el lunes por el presidente Jair Bolsonaro como el cuarto titular de la cartera sanitaria desde el inicio de la pandemia.
El también cardiólogo, de 55 años, instó en una conferencia de prensa junto al todavía ministro de Salud, Eduardo Pazuello, a la "unión de todos los brasileños" para frenar a la Covid-19, que ya dejó más de 282.000 muertos en el país sudamericano, el segundo más enlutado en el mundo.
"No sirve de nada recomendar el uso de barbijos si la gente no es capaz de adherir a ese tipo de medida sencilla (...) El Gobierno recomienda, por ejemplo, reducir las aglomeraciones fútiles y la gente sigue haciendo fiestas los fines de semana, contribuyendo a la circulación del virus", opinó.
Si bien estas recomendaciones son corrientes en un planeta confrontado desde hace un año a la crisis sanitaria, son una novedad en el Gobierno de Bolsonaro, quien ha repudiado las cuarentenas, a las que llamó "estado de sitio" recientemente.
Hasta ahora, el mandatario ultraderechista ha mantenido una discurso escéptico sobre la gravedad de la enfermedad, promovió aglomeraciones, rechazó el uso de tapabocas y cuestionó incluso la eficacia de las vacunas.
No obstante, esta actitud empieza a tener un costo político y el mandatario, que aspira a ser reelecto en 2022, ha sufrido una fuerte baja en su popularidad, con un 54% de rechazo a su manejo de la crisis sanitaria, indicó hoy una encuesta de Datafolha publicada por el diario Folha de Sao Paulo.
Según el sondeo, un 43% de los brasileños considera a Bolsonaro como "el principal culpable" de la situación actual, frente a un 17% que la achaca a los gobernadores, defensores de las medidas de confinamiento.
Ante este contexto, Queiroga afirmó que podrá hacer cambios en la política federal contra el coronavirus.
"El presidente nos dio autonomía y haremos los ajustes que correspondan en el momento adecuado", dijo el futuro ministro, quien destacó: "Creemos en la investigación, en la ciencia", sin mencionar los tratamientos con medicamentos sin eficacia comprobada contra la Covid-19 promovidos por Bolsonaro.
Brasil tuvo ayer el récord de 2.841 muertes diarias y acumula 282.127 decesos y 11,6 millones de casos, mientras casi todo su territorio está al borde de la saturación hospitalaria.
Epicentro mundial de la pandemia en marzo, según los científicos de la Fiocruz del Ministerio de Salud, más 24 de los 26 estados tienen más de 80% de ocupación hospitalaria y el estado de Río de Grande do Sul, fronterizo con la Argentina, ya fue superado en todas sus posibilidades, con 100%.
Quince estados tienen tasas superiores al 90% de ocupación de camas UTI para pacientes con Covid-19, dice el informe divulgado anoche por los científicos del más importante centro laboratorial oficial, responsable de producir a partir de este mes las vacunas de AstraZeneca.
"Se trata del mayor colapso sanitario y hospitalario de la historia de Brasil", dice el comunicado del laboratorio Fiocruz.
Los únicos dos estados que no llegaron a la situación de colapso son el amazónico Roraima y Río de Janeiro, con menos del 80% de ocupación de UTI.
Estos números son promedios de cada estado, que, por su parte, tienen fila de espera en varias regiones y fallecidos sin encontrar camas de UTI, como en el estado de San Pablo, el más poblado y desarrollado del país, donde al menos 88 pacientes de Covid-19 murieron a la espera de una cama de terapia intensiva, consignó el diario O Estado de Sao Paulo.
Los científicos del instituto oficial recomiendan restricciones como las que están aplicando la mayoría de los estados y municipios para reducir la ocupación de camas, además del uso de mascarillas, medidas de distanciamiento físico y aceleración de la vacunación.
También piden suspender las clases presenciales en todo el país y prohibir actividades como shows, cultos religiosos y deportivos, e imponer toque de queda de 20 a 6 y los fines de semana, con cierre de playas y parques.
Un reclamo similar hizo la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que alertó hoy sobre la evolución de la pandemia en Brasil y destacó la necesidad de liderazgo para frenar el avance de la enfermedad.
"La situación en Brasil es una advertencia de que mantener este virus bajo control requiere una atención continua por parte de las autoridades de salud pública y de los líderes para proteger a las personas y los sistemas de salud del impacto devastador de este virus", dijo en rueda de prensa la directora de la OPS, Carissa Etienne, según reportó la agencia de noticias AFP.
Etienne dijo que el gigante sudamericano registra actualmente el mayor número de nuevos contagios en la región de las Américas.|