"Hay que apoyar a Guzman". El mensaje de Eduardo Fracchia - director del IAE Business School, la escuela de negocios de la Universidad Austral, centro de estudios asistido por el Opus Dei- parece ser el consenso de los fiscalistas que pedían un ajuste para el próximo año. Sin embargo, el apoyo de los "ortodoxos" en materia económica no es de los "expansivos" del ala política del gobierno, que a esta altura ya desconfían de las metas propuestas en el Presupuesto 2021.
Lo que mas enoja a los gremios - en especial estatales- es que dudan que el próximo año la inflación se mantenga en el 29%, como señala Guzmán, si la economía crece 5,5 por ciento del PBI y el déficit se mantiene en 4,5 por ciento. Mucho menos creíble les es la meta de un dólar promedio de $102,4, el cual saben que se moverá hacia arriba y con el se llevará puestas la inflación y las paritarias.
En rigor, en la CGT ni el mas optimistas cree que si este año la inflación que cierra en casi 37%, en los próximos cuatro año no será fácil bajar la inflación a un dígito. Afirman que las políticas de control de precios del gobierno actual no sirvieron y comparten con los "ortodoxos" en que las expectativas de inflación para 2021 son del 50%.
En el otro rincón los "expansivos" (que creen que hay que recomponer salarios y jubilaciones primero y luego preocuparse por el déficit fiscal) . Los expansivos afirman que si bien las posibilidades de crecer a "tasas chinas" el año que viene son ciertas, si la pandemia no desparece rápido (en el primer semestre) podría darse un escenario de un crecimiento muy leve de la actividad económica y pérdida de poder adquisitivo de los salarios, y de acuerdo a la nueva formula de jubilaciones, de los haberes jubilatorios. En ese contexto, las salutaciones por un "ajuste" de Guzman que hace la ortodoxia económica, les enciende todas las alertas. Esta semana ya empezaron a enviarse Telegram y llamadas telefónicas desde la centrales obreras al ala política del gobierno preocupados por un posible ajuste en el primer semestre.
"Alberto Fernández se enfrenta a un panorama de estanflación que hace pensar en un 2021 mediocre con alguna chance de
revertir el deterioro y donde la negociación de la deuda con el FMI es central para recuperar confianza", afirma Fracchia en su informe de la Universidad Austral, quien agrega "los aumentos salariales que desea el kirchnerismo aspiran a que la participación de la remuneración del trabajo en el PIB aumente. Esto hoy suena utópico por el ajuste que encara Guzmán." Un verdadero "sinceramiento" - como denominaban el ajuste durante el macrismo- que no le caerá nada bien a las bases sindicales y mucho menos al kirchnerismo mas duro, que reclama hace meses políticas expansivas y mas ingresos para los sectores mas dañados por la pandemia. Y que el FMI quede en segundo plano. En el kirchnerismo muchos recuerdan a sus interlocutores la frases de Néstor Kirchner de "los muertos no pagan". Apotegma que parece por estas horas repetirse mucho entre albertistas y cristinistas.