Existe un mito que dice que Juan Domingo Perón siempre ponía el guiño para ir hacia la izquierda pero siempre doblaba a la derecha. Y esto es lo que parece que comienza a hacer el gobierno de Alberto Fernandez con la anuencia de buena parte del peronismo y del Fondo Monetario Internacional.
Un simple repaso del Presupuesto que ya debería haber sido aprobado pero el "olvido" de 18 planillas y la lapicera de la presidencia de la Cámara de Diputados parece haber retrasado, demuestra que el 2021 se propone con una política de ajuste mucho más parecida a lo que podrían haber propuesto señores ligados a las empresas que aquellos que provienen del campo de la nocacional y popular,
La ortodoxia se hizo presente en la ley que enmarca el derrotero del Gobierno en lo que se refiere a los ingresos pero, principalmente, a los egresos. Y los dichos del ministro de Economía, Martín Guzmán, así lo explican.
"No es momento para un cuarto Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) se despachó el ministro y dejó a la mitad del Gobierno "comiéndose la curva". Guzmán volvió a señalar que hay que cuidar el déficit fiscal y que no pueden seguir emitiendo pesos y el ala "dura" del Frente de Todos.
Si se observa no sólo que no hay fondos en el Presupuesto para el IFE, sino que el programa para las empresas ATP también desaparece y se transforma en un crédito que, aunque tenga tasa subsidiada, no deja de ser una nueva deuda.
Otro punto que muestra este giro a la ortodoxia económica es que en lo que se refiere a los subsidios para las tarifas, en el caso del transporte de pasajeros en el interior el Ejecutivo sólo agregó 10.000 millones y cuando los diputados reclamaron más, cerró la puerta.
En lo referente a las tarifas de los servicios sucede algo similar. La ley establece un fondo para subsidios de tarifas que es exactamente el mismo que para este año. Es decir, las boletas de luz y de gas llegarán como mínimo con un aumento que acompañe la inflación.
A este combo se le suma el ajuste de las jubilaciones y de las pensiones y programas como por ejemplo la Asignación Universal por Hijo que, según la norma que enviará en estos días la titular de la ANSES, Fernanda Raverta, sólo ajustan por los índices de salarios y recaudación. La presión de Guzmán hizo que se dejara al índice de inflación fuera de la fórmula. Otra vez, cuidando el déficit.
"Hay muchos que no lo entienden. Guzmán salió de la Universidad de Columbia, heterodoxo no es. Que esté corrido un poquito, no mucho, del mainstream es otra cosa. No entiendo a lo que esperaban otra cosa", explica un economista que sigue de cerca los pasos del discípulo del premio Nobel, Joseph Stiglitz, el economista preferido de Cristina Fernández de Kirchner.
Tanto es así el ajuste que se propone llevar adelante que en privado, en las diferentes reuniones que mantiene con empresarios y con los emisarios del Fondo Monetario, Guzmán muestra otros números a los que están en el presupuesto y augura un mayor ajuste fiscal. Sólo para este año señala una mejora en el déficit del 0,6 por ciento y para el año que viene señala que el déficit no será de 4,5% del PBI como dice el presupuesto sino de 3,8%.
La pregunta es cómo se hará semejante recorte teniendo que la estimación para este año es que las cuentas tendrán un rojo de 7%. La respuesta es bastante simple si se tiene en cuenta que todo el gasto en programas y ayudas relacionadas al covid 19 significa 4 puntos de ese siete por ciento. Y quedó bastante claro en los dichos del gobierno y lo que escribió en el presupuesto: el 1 de enero se acaba la pandemia.