"Nosotros tenemos que ganar las elecciones. No podemos sacar leyes de ajuste. Así que hay que darles un aumento fuerte a los jubilados antes de fin de año para que el empalme con la nueva fórmula no les saque nada del bolsillo". Martin Guzmán escuchaba paciente, fiel a su estilo casi rayano en el budismo zen. La Reunión que lo tuvo de anfitrión en el Palacio de Hacienda, se hizo el lunes por la noche, menos de 24 horas antes que el discípulo de Stiglitz se reuniera con los emisarios del Fondo Monetario Internacional en el país.
Sergio Massa, Máximo Kirchner, Marcelo Casaretto y otros diputados del Frente de Todo explicaban algunas de las razones políticas que hacían inviable un ajuste. "Tienen razón, Martin" afirmó el Jefe de Gabinete, Santiago Cafiero.
Lo cierto es que Guzmán explicó otra vez lo que muchos deberán defender en el recinto de Diputados: que la nueva fórmula de movilidad enviada al congreso por el Poder Ejecutivo busca recuperar la misma evolución de los haberes que alcanzaron los jubilados en los 9 años entre 2009 y 2017, cuando aumentaron el poder de compra un 26 por ciento. Que el Gobierno Nacional garantizó durante su gestión aumentos por decreto, sumados a tres bonos extraordinarios, lo que permitió que las prestaciones mínimas recuperaran un 5,4 por ciento su poder adquisitivo y que si a eso se le suman otras medidas complementarias que ayudaron al bolsillo de los jubilados, como el congelamiento de tarifas públicas y los medicamentos gratis, con una suba fuerte de las jubilaciones en el próximo decreto de aumento de diciembre (lo que denominan "empalme") el año que viene, con una economía creciendo a más del 5% y la recaudación en aumento, los jubilados saldrán ganadores.
Sin embargo, muchos en el FDT desconfían que la ausencia de la "cláusula gatillo por inflación" en el nuevo cálculo jubilatorio, el cual se hace sumando en un 50% la evolución de los salarios y en otro 50% los recursos tributarios y la evolución de los beneficios de la ANSES es un pedido del FMI para que en caso que la Argentina tenga un 10% más de inflación de lo que figura en el Presupuesto 2021 -que prevé un crecimiento del 5,5% del Producto Bruto Interno, una inflación del 29 % y un dólar en torno a los $ 102,4 para el año que viene- la situación de los jubilados y pensionados no sea otra vez la de perdida de sus haberes.
En ese contexto, la visita de las espadas del gobierno en el Congreso no fue casual y fue leída en el Palacio de Haciendo como una "marcada de cancha". La misión oficial del FMI ya escucho de los equipos técnicos argentinos las razones por las que un ajuste a los jubilados vía "desempalme inflacionario" durante el año 2020 no sería viable, ya que los jubilados ganaron frente a suspendida Ley 27.426 aplicada en la última administración de Mauricio Macri, donde perdieron casi un 20 por ciento de capacidad de compra con respecto a la inflación.
En el Palacio de Hacienda ya están conociendo de primera mano que las necesidades de la política no siguen las racionalidades de la economía. Y que, pese a las sonrisas de Martin Guzmán y el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos hacia la delegación del FMI que encabeza la directora adjunta del departamento del Hemisferio Occidental, Julie Kozack; el jefe de la misión del FMI para Argentina, Luis Cubeddu y el representante residente del FMI en Argentina, Trevor Alleyne, acaso muchas discusiones empiecen a darse a "cara de perro". Muecas naturales en los conflictos de intereses, que por ahora los barbijos ocultan.